Tras el incendio en el taller clandestino de flores en el que fallecieron dos niños, se puso en foco la existencia de estos establecimientos ilegales. Enrique Martínez, coordinador del Instituto para la Producción Popular del Movimiento Evita, analizó el tema en Punto de Partida.
Explicó que “el costo de producción de indumentaria es bajo en todo el mundo porque se trata de una actividad para la cual puede ser entrenado el personal con bastante rapidez. La diferencia entre el costo y el precio de venta es gigantesca”. En esa línea señaló que “las grandes marcas hacen uso del trabajo esclavo”.
Dadas estas circunstancias “se genera toda una gama de intereses por mantener esa situación” que va “desde el que explota en esos talleres hasta las grandes marcas”.
En diálogo con Lucas Molinari, consideró que “el modo de controlar esto es aplicar reglamentación muy potente a las cabezas visibles, que son las grandes marcas, de modo que se obligue a que demuestren que en toda su cadena de producción no utilizan trabajo esclavo”.
“Si hubiera espacios de bajo costo, buena exhibición y distribución, en los cuales las pequeñas unidades productivas se pudieran vincular con los consumidores, el problema comenzaría a tener solución”, proyectó Martínez.
El ex presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial hizo mención a quienes tienen la jurisdicción para monitorear estas situaciones. Estando al frente del INTI, le presentó un protocolo de procedimiento “al ministro de trabajo Carlos Tomada para que convocara a las grandes marcas y eso no se hizo”. Enfatizó que “si la Ciudad de Buenos Aires no actúa, el gobierno Nacional tiene elementos como para no hacerse el distraído”.
Basado en datos de un informe realizado por la fundación La Alameda sobre trabajo clandestino, Martínez reflejó que “30.000 talleres implican aproximadamente 300.000 trabajadores, es una suma enorme que supera a toda la industria automotriz”.
“No podemos seguir imaginando que nos vamos a enterar de esto solo cuando muera un chico”, disparó.
Por último se refirió al trabajo no registrado, matriz de las problemáticas relacionadas con talleres clandestinos. Expresó que “tiene que ver con la dificultad de dar autonomía a las pequeñas unidades productivas y encuadrarlas en una legislación laboral sana que persiga la mejora de la calidad de vida. Es algo que debe ser escuchado y resuelto”.
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