El debate sobre el Parque Lezama sigue presente en Radio Gráfica. Luego que Patricio Di Stéfano, subsecretario de Uso de Espacio Público de la Ciudad, declarara que el último acuerdo con las organizaciones barriales y la Comisión Nacional de Monumentos avaló el enrejamiento del Parque, llegó la respuesta.
Jaime Sorín, titular de la Comisión Nacional de Monumentos, entrevistado en Desde el Barrio, fue contundente: «Nosotros nos reunimos con los representantes del área y después, sin preguntar nada, licitaron las rejas. Nosotros nos enteramos el día que comenzaron a colocarlas. A partir de eso nos pidieron opinión. Para poder anular la licitación tendríamos que ir a la justicia, pero no estamos de acuerdo en judicializar el conflicto. Esto está en el aire. Será el gobierno de la Ciudad quién deberá decidir donde querrá rejas y negociarlo con las asambleas barriales. Mi opinión es que debe buscarse otro modo de seguridad. Con participación de la comunidad. De una forma menos agresiva. Cuando uno pone una reja plantea una desconfianza, la imposibilidad de defender el propio espacio pública. La reja es un elemento represivo, siquiera preventivo».
Consultado por Carlos Aira y Carla Pelliza, Sorín indicó que el enrejado es «casi una anécdota«, pues lo principal es el futuro del Parque y en especial de su anfiteatro: «en la primera década del Siglo XX, el mismo albergaba hasta seis mil personas y funcionó hasta los años treinta, cuando se puso una fuente. Luego se cerró la fuente y continuó el anfiteatro, que tiene usos múltiples. El gobierno porteño quiere cerrarlo y poner allí un rosedal. El primer punto que consensuamos con Espacio Público fue el mantenimiento del anfiteatro. El segundo punto, la obra de restauración de copones y esculturas, ya que las obras se estaban haciendo de mala manera, arruinando el patrimonio histórico. Recuperando las estatuas estaríamos recuperando el esplendor del Parque. El tercer punto tiene que ver con el yacimiento arqueológico del mismo. Muchísimas piezas se encuentran en el subsuelo. Se estuvo cabando con pico y pala, rompiendo cosas. Se llegó a un acuerdo para que trabaje allí el Instituto Nacional de Antropología. Cuarto punto fue aprobar una documentación general que no incluía el tema enrejado. Por eso nos sorprende tanto que se hayan licitado sin consultarnos».
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