Por Ursula Asta *
“Hace tres o cuatro años, estaba viendo por los noticieros esas famosas cámaras en Nordelta. (…) Habían robado la cartera a una señora que iba en una cuatro por cuatro (…). Mientras mostraban las imágenes estaban los periodistas hablando con la mujer que decía ´qué barbaridad´ (…).Y resulta que el marido de esa mujer era cliente mío. Claro, está mal que le roben la cartera, pero el marido y ella pueden robar fortunas que no pasa nada”, contó Hernán Arbizu, ex vicepresidente de la banca privada JP Morgan Argentina, en una entrevista en Radio Gráfica FM 89.3.
Durante las últimas semanas salieron a la luz conocidos nombres y apellidos de compañías investigadas por presuntas maniobras de fuga de capitales. Entre ellas, General Electric S.A., Malteria Pampa S.A., Monte Verde S.A. y Procter & Gamble. Las operaciones son diversas. Incluyen sobrefacturación de importaciones, subfacturación de exportaciones y la manipulación de precios de transferencia. Los objetivos, la elusión o evasión de las cargas impositivas y el traslado de capitales al exterior.
Luego, se dio a conocer que 4040 sujetos tienen cuentas en Ginebra, Suiza, de las cuales sólo 39 fueron declaradas. Estos datos referidos a empresarios, banqueros, políticos, jueces e incluso futbolistas, corresponden al año 2006 y podrían significar una deuda con el fisco de más de 61.000 millones de pesos.
Pero, aunque nunca sobreabunda, se ha dicho mucho sobre quienes fugan capitales. Firmas multinacionales, grupos locales de diversa índole y sectores de ingresos medios y altos. Ahora bien, ¿Quiénes son esos actores, eslabones fundamentales podría decirse, que permiten y facilitan éstas maniobras?
Sobre el caso de las cuentas en Suiza, la AFIP denunció el banco HSBC y a sus directivos por evasión fiscal y asociación ilícita. Es decir, esos bonos, acciones y depósitos que implican 3.000 millones de dólares, fueron realizados a través de ese banco.
En ese sentido, vale ajustar la atención en la ecuación arrojada. Un banco (HSBC), en sólo un año (2006) y en un solo lugar (Ginebra, Suiza), representan nada más y nada menos que 3.000 millones de dólares fugados de la Argentina.
De todas maneras, no quedan afuera abogados, contadores, apoderados y economistas. Eslabones que asesoran y posibilitan tanto el montaje de redes societarias, como la minimización del pago impositivo y la invisibilización de los dueños de esos fondos, quienes buscan, claro está, permanecer en secreto.
Una reciente publicación del centro de investigación Cefid-Ar, cuya autora es Magdalena Rua, identifica quiénes son los facilitadores de la fuga de capitales y analiza cuáles son sus modos de acción: “Participan del circuito de esta clase de operaciones: las grandes firmas internacionales de auditoría y consultoría (…), otros estudios contables (…), bancos internacionales y bancos locales, estudios jurídicos, agentes inmobiliarios, otras entidades de servicios financieros (…), departamentos contables, impositivos y jurídicos internos de empresas argentinas y multinacionales, y especialistas independientes…”.
En ese sentido, el trabajo explica que mientras las grandes firmas contables e impositivas diseñan la planificación fiscal internacional de todo un grupo económico determinado, los bancos internacionales tienden los canales de transferencia de capitales y administran las inversiones. A su vez, estudios jurídicos crean las estructuras necesarias para poner en marcha estos esquemas y defender ante tribunales si así fuera necesario.
Una participación no menor tienen las guaridas fiscales. Estos espacios “proveen regímenes tributarios preferenciales (bajas o nulas tasas) y sistemas de secretismo financiero y fiscal, logrando constituirse en `depositarios´ de las riquezas de los ricos globales y en el “canal de paso” de gran parte de las operaciones”.
Como se enuncia, la investigación hace referencia a distintos sujetos. Por un lado menciona a las “Big Four”, las cuatro más grandes firmas internacionales de consultoría y auditoría: KPMG International Cooperative (KPMG), Ernst & Young (EY), Deloitte y PricewaterhouseCoopers (PwC).
Estas empresas tienen oficinas en casi todo el mundo, incluida Argentina, y “son las encargadas de diseñar estructuras corporativas y esquemas impositivos complejos”, así como otras herramientas que “erosionan la base imponible en aquellos países que poseen elevadas y medianas tasas”. En el plano internacional, estas “Cuatro Grandes” ya se han hallado vinculadas a casos de elusión fiscal mediante la utilización de guaridas fiscales.
Por otro lado, existen otras firmas un poco más pequeñas, pero que también lideran el mercado de la consultoría. Asimismo, hay firmas jurídicas que brindan “servicios de asesoramiento impositivo integral (…), litigios impositivos, asesoramiento y atención de casos contenciosos en materia de tributación aduanera, controversias fiscales y litigio financiero internacional”.
También se concibe como “facilitadores” a departamentos impositivos y contables dentro de las empresas. Es decir, si bien las compañías contratan los servicios externos mencionados, “disponen (internamente) de una relevante estructura fiscal propia que determina gran parte de las decisiones de la materia”.
La banca privada es otro de los eslabones fundamentales. “Existe una matriz financiera internacional especialmente diseñada con la finalidad de resguardar fenomenales montos de capital por fuera de su ámbito originario y mantener en completa confidencialidad el origen y la titularidad de los fondos“, menciona Rua. Incluso, muchos de ellos, también “se han visto implicados en casos que involucran evasión fiscal y fuga de capitales, mediante la utilización de guaridas fiscales”.
Los paraísos fiscales (o guaridas), guardan estrechez con la operatoria llevada adelante por las grandes consultoras y por la banca privada. La investigación señala que “el caso más sorprendente resulta ser el de Islas Caimán, que con una población de alrededor de 53 mil habitantes tiene dentro de sus fronteras 234 bancos, lo que significa que hay una entidad bancaria cada 226 habitantes”.
En declaraciones realizadas en Radio Gráfica, el ex ejecutivo de la banca privada JP Morgan Chase, Hernán Arbizu, sostuvo que este tipo de servicio es ilícito: “Es tan ilícito que nosotros cuando veníamos a Argentina, cuando llegábamos a Ezeiza, si nos preguntaba alguien de aduana qué veníamos a hacer, decíamos cualquier cosa menos que veníamos a dar servicios de banca privada”. “Los empleados que eran de la unidad de negocios de servicios de banca privada (en JP Morgan), figuraban como empleados de sociedad de bolsa. Justamente para no demostrar la realidad”, agregó después.
Dentro de la investigación del Cefid-Ar supervisada por el economista Jorge Gaggero, también se identifica a las famosas “cuevas” como otro importante actor. Allí “recurren segmentos de mediano patrimonio” y “son una herramienta efectiva para muchas empresas locales que mantienen parte de sus operaciones en la informalidad y recurren a las mismas para cambiar cheques al día, que de otra manera debieran bancarizar y podrían dejarlas expuestas ante la AFIP”.
Por último, no es menor resaltar la cantidad de apadrinadores del ámbito periodístico y académico que actúan como defensores de esta “causa”. Dentro de este “grupo”, se hace mención al periodista del diario La Nación Facundo Sarrabayrouse, quien defendió a la empresa P&G luego de haber sido denunciada por la AFIP.
La investigación, denominada “Fuga de Capitales V. Los `facilitadores´ y sus modos de acción”, expresa que es justamente el deber de las autoridades fiscales, perseguir casos abusivos y efectuar un mayor control sobre ciertas operaciones al advertir que se han profundizado.
UA / GF / RG
(*) Feos Sucios Malas / Radio Gráfica