junio 03, 2025

Saúl Macyszyn: «Yo aprendí de Evita a ser solidario»

Saúl Macyszyn: «Yo aprendí de Evita a ser solidario»

discapanchDiscapanch es mucho más que un local de comidas rápidas ubicado en el hall de la estación de trenes de retiro. Discapanch es la pancheria que lucha contra la discriminación laboral y emplea a personas con discapacidad. Surgió en 1998 por iniciativa de Saúl Macyszyn, un hombre que quedó discapacitado a los 10 años cuando perdió su brazo derecho luego de que un camión se lo llevara puesto. Él sabe más que nadie lo que cuesta conseguir trabajo en esas condiciones, por eso día tras día lucha para revertir esa situación y ayudar al que más lo necesita. Saúl dialogó con Abramos La Boca al respecto y confesó que aprendió de Evita a ser solidario.

El terrible accidente que sufrió Macyszyn de niño lo marcó para siempre. Fue un antes y un después, fue un volver a nacer. Es que cuando llegó al Hospital de San Isidro su vida se cruzó con la de Eva Duarte, quien se preocupó por la situación y, frente al consejo que le dieron los médicos, decidió derivarlo al Rawson para que lo atendiera el cirujano Ricardo Finochietto. “Con el auto de Mercante me llevaron. Así le quedo el tapizado, porque yo perdía sangre por todos lados, algo que estaba previsto”, recordó el hombre de 75 años.

Pasado un tiempo y con el alta prácticamente a la vuelta de la esquina, Saúl volvió a encontrarse con la madre de los descamisados, que estaba visitando a un agente de seguridad herido. “Cuando fue a ver al policía Finochietto le dijo ‘tengo al chico ese de San Isidro, ahí en la sala, esta a punto de recibir el alta’. Entonces ella se acercó y yo vi a un montón de gente que rodeaba a una dama. Parecía como una luz que me estaba encandilando. Me miró y me dijo ‘mirá Saúl vos no vas a poder ser obrero como tu papá. Vos vas a tener que estudiar y trabajar más con la cabeza que con los brazos, porque tenés un solo abracito, así que la fundación Eva Perón te va a becar todos los estudios’”, expresó el fundador de Discapanch. Y agregó: “Incluso cuando no pude caminar me mandó un trencito para que armara y pudiera estar entretenido”.

Con el transcurso de los años Macyszyn fue superando cada una de las dificultades que se le presentaron. Localizó objetivos, luchó por obtener lo que se proponía. Perdió el trabajo y puso una pancheria, padeció la discriminación y le abrió las puertas a sus pares. Ahora es presidente de la Fundación Microemprendimientos Solidarios, que brinda apoyo integral para aquellos que más lo necesitan, porque él entiende que donde hay una necesidad nace un derecho. “Pienso que Evita, desde el cielo, estará diciendo ‘valió la pena ayudar a ese pobre chico, de ese barrio tan humilde, que parecía un caso perdido’”.

EC / GF / RG

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