Bueno. Es tiempo de charlar un rato. Y aunque el texto resulte breve, mate de por medio vamos a intentar abordar asuntos variados, habitualmente segmentados y conceptualmente difuminados.
ARGENTINA. De menor a mayor. Entre aquél primer tiempo temeroso, pletórico de defensores que tornaron inofensivo al equipo a este partido ante el difícil Nigeria, la evolución resultó evidente.
Los aspectos notables son de abajo hacia arriba, Romero, algo de Garay y un poco de Rojo, ratos de Gago, el primer tiempo de Di María ante los africanos y muy especialmente Messi, determinante en los tres cotejos.
Pero también el juego combinado del último partido, cuando pese a las dificultades de algunos de sus compañeros, Messi pudo hilvanar varios encuentros atractivos a partir del mediocampo. Ante Bosnia e Irán, la selección albiceleste careció de espacios, halló rivales cerrados y muy convencidos de su anhelo de cerrarse. Ante Nigeria hubo espacios y el combinado alzó su volumen de juego. Jugó.
Entre las dificultades se cuentan la falta de escalonamiento defensivo, las dificultades de Zavaleta y Fernández para hacerse de sus zonas, y la parsimonia del halagado Mascherano.
Gago está mejor que el nuevo ídolo del mediocampo, porque al menos intenta traspasar líneas cerradas a través de pases en profundidad, evitando la segura y rentable lateralización sin compromisos ni inventiva. Ojalá mejore Mascherano, porque tiene con qué.
Otras preocupaciones las constituyen los desempeños de Agüero, especialmente -¿bajón físico o espiritual, dadas las circunstancias? e Higauain. Messi no ha tenido en derredor las esperadas compañías ideales, pero se las apañó igual para brillar.
Resultó saludable el ingreso de Ricky Alvarez, técnicamente dotado y listo para acompasar el ritmo en momentos de victoria. Guarda en su arsenal un potencial ofensivo que no desplegó. También, el de Lavezzi, que al igual que Palacio muestra voluntad y criterio.
Si no se resuelven algunos dilemas defensivos, la selección nacional puede atravesar dificultades. Paradójicamente, con filosofías muy diferentes, los períodos de Sabella y Maradona tienen el mismo talón de Aquiles.
Con estrellas aún a media máquina, la Argentina mostró su juego. Y lo mostró en creciente, partido a partido.
MUNDIAL. Estamos observando uno de los mejores mundiales de las décadas recientes. En técnica, capacidad de concreción, variedad de estilos. Algunos puntos son notables, empezando por Colombia y Holanda.
También resaltan Francia, Alemania, Brasil, Costa Rica –la sorpresa que refresca-. En menor medida, pero con elementos, Mexico, Chile, Suiza y (único en su género) el siempre asombroso Uruguay.
Una digresión: la sanción a Luis Suárez puede resultar excesiva, pero su irresponsabilidad merece equipararse a la de Zinedine Zidane en la clásica final Italia – Francia. A pesar de los elogios recibidos por Maradona, ambos hicieron exactamente lo contrario a su enseñanza directa: en vez de ponerse el equipo al hombro y jugar mejor que nunca, canalizaron sus broncas en la agresión directa, perjudicando a sus formaciones.
Las salidas del campeón España –tendrá que ratificar su estilo para volver a protagonizar- e Italia –deberá retomar el esquema defensivo para aprovechar sus virtudes- no dan cuenta de decadencia futbolera general sino de ascenso de otras fuerzas menos promocionadas.
En cuanto a Inglaterra, está ante un dilema: dejó buena imagen y perdió. Le tocó una zona dura, donde entró a tallar la víctima prefijada (Costa Rica), desequilibrando los planes. Si los piratas insisten en esta tendencia, van a crecer. Si evalúan el Mundial 2014 como un desastre –van por ese camino- volverán a fracasar.
Brasil emerge con rarezas. Cuando Neymar toma la batuta, vuelve a ser su historia. Cuando recala en los famosos defensores que venían a enseñar marcaje al planeta, decae. Es absurdo que Scolari no haya intentado contar con Ronaldinho aunque más no fuera 20 minutos por partido, para abrir esquemas compartimentados. Pero insistimos: cuando Neymar toma la batuta, vuelve a ser Brasil.
Los arbitrajes son variados, aunque con tendencia positiva. Ostensiblemente las dudas más importantes se configuran, como en todos todos los mundiales, alrededor de Brasil. La verdeamarilla es sospechosa de beneficios anclados en tendencias comerciales, desde hace muchos mundiales.
PÚBLICO. Es fácil diferenciar las parcelas de tribunas que resultan pobladas por futboleros de las que arraciman turistas divertidos. Cuando Italia estaba siendo eliminado por los orientales, por caso, los tanos sufrían y apenas prestaban atención a las cámaras que los proyectaban al mundo. En otros partidos, mientras se comían goleadas sin parangón, podía verse salames pintarrajeados y sonrientes saltando alegremente y señalando las pantallas.
Lo cierto es que en distancia con otros mundiales, todos los cotejos ofrecen tribunas pobladas, lo cual habla en beneficio de la organización y del espíritu futbolero que contagian los brasileños. Los estadios son maravillosos, obras de arquitectura destacables. Y el gran Brasil se da el gusto de concretar un Mundial con mucha oposición y pingues beneficios de múltiples valores.
MEDIOS. Los periodistas, excepcionalmente obedientes de líneas editoriales que sólo piensan en la destrucción del Unasur, están concretando papelones históricos ante las cámaras que deberían resguardarse para las futuras generaciones.
Personas mayores, tienen la ocasión de cubrir uno de los mejores mundiales de la historia y en lugar de aprovechar –como bien hizo Victor Hugo en aquél Mundial de Mexico- para dejar su huella, sólo piensan en la inmediatez de ser felicitados por Elisa Carrió.
Tal el caso de Bonadeo y sus amigos, que directamente se ofenden cuando alguien señala las virtudes técnicas del presente torneo, como si Colombia no mereciera destacarse. El caso de TyC Sports configura una situación semejante al del preso de “La Vida de Brian”. En lugar de gritar “Qué raza, los romanos”, lanzan “Qué raza los germanos” sin pudor.
Todo esto resulta orientado por la mezquindad de La Nación y Clarín. Incapaces de recluir su oposición al Proyecto Nacional y Popular en las secciones política y derivados, inficionan de negatividad las áreas deportivas hasta tornarlas burdas.
Así, un suplemento habitualmente bien llevado como Canchallena, ha derrapado en propaganda, transformando algunas discusiones sobre el funcionamiento del mediocampo en campañas para demostrar que el gobierno nacional está aislado del mundo.
En una de las transmisiones de TyC Sports, Macaya Marquez llegó a decir, refiriéndose a lo que él consideraba un bajo nivel del Mundial Brasil 2014: “Hay mucha gente que se está quejando”. No realizó aclaración alguna. Lo dijo, a esta altura de su partido, con enojo y convicción.
Ahora bien, el estiletazo que tal vez no pensábamos recibir provino de De Zurda, el cuasi gran programa realizado por Diego Armando Maradona y Victor Hugo Morales en TeleSur, ambos ya consagrados por su propio quehacer.
Maradona, que no termina de creerse lo enorme que es, denota una pequeñez notable. En medio de grandes presentaciones (Messi, Neymar, Benezema, Robben, James Rodriguez, Suarez), tras ofrecer algunos elogios, se adentra en evocaciones a destiempo de sus glorias. Y mientras algunos de los mejores jugadores del mundo desfilan en el Mundial, firma fotos con viejos goles.
Lo que es más: el querido Diego, jamás merecedor de las invectivas de Grondona, y por ósmosis el eximio relator oriental, se sumergen en críticas lapidarias a una Argentina a la cual ni siquiera le admiten haberse clasificado obteniendo tres victorias sobre tres partidos. Una pena: sobre todo porque ahora descubrimos a Morales como amante de un jogo bonito que nunca proclamó.
En cuanto a Fútbol para Todos, el balance es dispar. El grueso de los periodistas son tensionados por la costumbre de obedecer a sus antiguos patrones. Así, luchan con sus propias almas; entre decir lo que ven y mentir a favor de las corporaciones, resuelven adoptar un tono neutro matizado por el aliento a la Argentina como superador de las contradicciones.
(Han sido contratados para hablar desde un medio del Estado; les cuesta digerir la situación. No es fácil para ellos lanzarse a narrar verdades así como así. Hay que entenderlos: muchos llevan vidas enteras dedicadas a la falsificación, y rechazan instintivamente la libertad.)
EN SUMA. Como habíamos señalado tiempo atrás para escándalo de los que añoran sus tiempos juveniles, “se juega mejor”. Sabemos que esto es relativo y subjetivo. Pero nos asentamos en las dificultades que ofrece un deporte que hoy exige habilidad en velocidad extrema, lo que realza el talento sometido a presión.
Sin embargo, felizmente, nunca se sabe. Todo puede variar porque el fútbol es la dinámica de lo impensado. Veremos nuevos bajones y varios retrocesos. Atisbaremos otros estilos y, en un futuro cercano, disfrutaremos nuevas figuras.
Nunca hay que olvidar que el rebote en el palo suele salir para cualquier lado. Que los triunfos pueden ser efímeros. Y que el menos pintado, adquiere un conejo en el mercado negro y te pinta la cara.
* Por Gabriel Fernández – Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Grafica FM 89.3