En primer lugar, quería agradecer a la Universidad Nacional de Misiones, a la Universidad Nacional de Villa María y su Instituto de Extensión, a los Polos y Nodos Audiovisuales y a la Red de Comunicadores del Mercosur por habernos invitado a participar en esta construcción colectiva y agradecer particularmente a todos los que trabajaron tan intensamente para que el Pucará en Posadas fuera posible.
El Pucará 4 Audiovisual en Posadas, Misiones, realizado los días 16 y 17 de mayo de 2014 fue exitoso por la participación multifacética de comunicadores, periodistas, académicos, dirigentes políticos, de Argentina y de países de la Patria Grande, pero sobre todo porque se logró colocar en el centro de los debates la construcción del sujeto político.
La dimensión política del Pucará 4 se puso en evidencia desde la propia inauguración en la Legislatura provincial, donde nuestros compañeros no sólo pudieron hablar sino que le dieron el marco y los objetivos del debate que se desarrollarían durante el encuentro.
Por primera vez se realizó el Pucará del Mercosur con la participación de delegaciones de Voces Paraguay, de la Dirección General de Educación de la República Oriental del Uruguay, de Brasil y del Foro Social Alternativo del Estado Plurinacional de Bolivia. Expresaron un salto de calidad en la integración regional, resultado de un proceso de cambios en nuestra Región. También, aportaron a un debate llano sobre las fronteras que aún están en nuestra imaginación y que obstaculizan la integración de nuestros pueblos.
Como todos los debates cobran sentido en el contexto, en esta coyuntura era imprescindible vincular las demandas del sector de la comunicación audiovisual y gráfica con la política: no es posible construir todo lo que falta, legalidad, sostenibilidad, calidad de producción y otra inserción en las audiencias, al margen, si no en contra del proyecto de liberación. Porque es este proyecto, después de tanta tempestad, que nos reubicó en el lugar en que estamos.
Dicho en otras palabras, no luchamos sólo para que nuestros medios tengan legalidad y sostenibilidad económica, sino para ser más eficaces y sobrepasar los límites del proyecto político iniciado hace 11 años en el terreno de la comunicación. No lamentamos no tener legalidad ni recursos económicos para dignificar a los trabajadores de nuestros medios, si no es para ser humildes continuadores -en la etapa del capitalismo financiero y las tecnologías de la información- de Señales, los Cuadernos de Forja, la “tiza y el carbón de la Resistencia”, el Diario de la CGT de los Argentinos y la Agencia ANCLA, entre otras experiencias de la comunicación popular.
Como se ve continuamos el largo debate de los medios de comunicación masivos para qué y cómo, que el fragor de la lucha cotidiana a veces nos hace perder de vista. Donde se van abriendo paso dos perspectivas de los medios alterativos de comunicación: si medios propios para confrontar con aquellos que dominan en el terreno de la comunicación, con una consolidación en este tiempo impulsados por la etapa, pero con un gesto más moral, de imperativo ético de la resistencia más que político.
O medios de comunicación, que no prescinden de la labor personal, sino que la revalorizan en tanto apuestan a proyectos de conjunto, que se conciben como herramientas de información, de arte y de cultura como partes inescindibles de una estrategia y un proyecto político, que aportan desde la comunicación masiva a construir otra hegemonía. Una disputa por un país industrializado, con distribución de la riqueza y por otro sentido del impuesto por los dueños de la comunicación y de la historia, desde el momento de comprender que “son los dueños de todas las otras cosas”.
Vale la pena aclarar que la experiencia nos indica que eso no se realiza desde una sola visión y una trayectoria homogénea y unitaria, que a final de cuenta no tiene mucha relevancia si se comparte el lugar común desde dónde mirar las cosas y si se actúa políticamente articulados.
El Pucará volvió a exponer todo lo construido en estos años, con todas las dificultades del caso, lento proceso de legalización de los medios e insignificante distribución de la pauta publicitaria oficial, y también la garra popular de armar proyectos de comunicación guiados por las enseñanzas jauretcheanas, de la necesidad de confrontar con medios propios a la cultura colonizadora fabricante de zonceras, condición de la dominación.
Los medios populares nutridos de los territorios, de las organizaciones libres del pueblo, afianzan el desafío de continuar aportando las ideas y los conceptos que puedan consolidar el bloque nacional-popular y ampliarlo, de poner en evidencia el conjunto de las relaciones sociales que aún mantienen franjas importantes de exclusión y desigualdad.
En estos suburbios del sur del mundo se sabe que las ideas y conceptos que movilizan a los pueblos no se importan desde fuera, no provienen desde el norte ni de mentes autoafirmadas como iluminadas. Los líderes, los caudillos, los conductores, llegaron a ser lo que fueron y lo que son porque fueron y son capaces de interpretar en cada momento histórico esas ideas y conceptos que antes aparecían dispersas, aisladas, desarticuladas en la mentalidad popular. Sin esas ideas y conceptos no puede haber un bloque nacional-popular que pueda ir por todo lo que falta.
El poder económico tiene conciencia de clase y ha seguido la tesis leninista de dar un paso atrás, ante la ley de servicios de comunicación audiovisual, para dar dos pasos adelante, al desplegar una férrea voluntad en todos los terrenos para impedir el despliegue de las voces y las imágenes nacionales y populares en los medios masivos.
El neoliberalismo no pasó en vano. Concentró la riqueza y arrojó un estallido en las subjetividades populares con la consecuente fragmentación social, que recién comienzan a recomponerse después de once años de gobierno popular.
En ese sentido, en el Pucará 4 se mostraron experiencias valiosas, construidas desde colectivos diversos, pero frente a los problemas acuciantes todavía prevalece la mentalidad de sector, de la singularidad, que en sí misma no está mal, pero que a veces quedan recluidas en una insularidad exacerbada que nos impide el momento de la proyección a lo universal, a la política.
Muchos medios expresaron impotencia, sobre todo en la Mesa de Sostenibilidad, por no poder resolver de modo inmediato problemas perentorios. Con la mejor voluntad se argumentó “que los medios comunitarios y populares no son sostenibles por sí mismos” con la fuerza de una verdad irrefutable. La experiencia efectiva de lo popular y la autogestión en esta etapa, en la comunicación y en otras áreas, desmiente esa afirmación.
Los medios populares son sostenibles para dar cauce a las demandas populares, a la creación del pueblo, para construir puestos de trabajo y dar batalla para la aprobación de una ley de comunicaciones. La sostenibilidad que falta es para dar la disputa por el sentido común.
Los debates en esta dirección condujeron a una reflexión sobre la necesidad de la articulación y la acción conjunta, comenzando a replantear el problema en otro lugar: el reclamo por resolver la adjudicación de licencias y de la distribución de la pauta publicitaria – demandas de toda justicia-, junto a la inserción de nuestros medios en el mercado publicitario privado, deben pasar del momento catárquico a la política práctica.
No está de más señalar que en ese momento catárquico hacemos prevalecer una visión un tanto idealista, de aquello que debería ser pero que nunca acontece, sin tener en cuenta las relaciones de poder, los intereses y las relaciones de fuerza. El poder económico ha resuelto hace bastante tiempo que quieren el monopolio absoluto de la producción de la información y la comunicación, y no están dispuestos a retroceder un ápice por motus propio en la conformación de las ideas, los conceptos y las representaciones. No quieren competir en nombre de la libertad de expresión. Además, no admiten competidores en el reparto del negocio de la comunicación, la torta publicitaria.
Entonces, los interrogantes se orientaron a qué tenemos que hacer y qué no estamos haciendo. Para construir la fuerza política necesaria, para que el estado implemente la ley de servicios de comunicación audiovisual y los medios populares accedan a los recursos tecnológicos y económicos necesarios para dar la disputa por la hegemonía en otro nivel de calidad. Y además podamos dignificar a los trabajadores de la comunicación popular con salarios dignos y derechos sociales.
Un párrafo especial para las Universidades Públicas que propician el debate, que aportan reflexión y método para comprender lo nuevo, que se abren a lo popular no desde el Olimpo de una razón superior, sino de igual a igual, porque como afirmara Jorge Taiana, aquel Ministro de Educación del gobierno popular en 1973 “no se trata de que las puertas de la Universidad se abran al pueblo, eso es una concesión. Es la Universidad del pueblo, es el pueblo en su Universidad”.
* Ariel Weinman – Panorama Federal / Radio Gráfica