El artista plástico Daniel Santoro visitó Radio Gráfica y brindó a una polémica entrevista en la que vertió sus opiniones acerca de las industrias culturales, la situación del arte en la etapa política actual, su relación con el peronismo y analizó su última producción.
En los tramos más punzantes de la extensa entrevista en Feos, Sucios y Malas, el artista aseguró que “siempre hay una batalla cultural y el kirchnerismo la ha planteado muy bien”, aunque señaló que “la batalla cultural también es un problema” cuando “hay pertenencias, atrincheramientos y zonas de fricción” que lo que hacen es “cercenar la posibilidad de circular con total libertad en el campo de la cultura y gozar en el campo del arte”. Ejemplificó con la lectura de Borges: “leer a Borges de manera políticamente crítica porque es gorila y leer como amigo a Marechal es un disparate, un efecto no deseado de la batalla cultural”.
En esa línea, Santoro reconoció que “hay enfrentamientos que son fundamentales”, tal es el caso de “la Ley de Medios, que es la pelea por la democratización de la palabra”, pero se preguntó “¿donde está la frontera que divide lo nacional y popular?” Argumentó entonces que cuando algo se hace para respetar un canon “está muy sujeto a un deber ser” que limita la creación, a lo que, irónicamente, respondió con un tajante “dejate de joder y gozá un poco”.
Consultado acerca del apoyo que los gobiernos kirchneristas dieron a la cultura, Santoro indicó que “en estos años hubo mucha ayuda en el terreno audiovisual”. También señaló positivamente “la apertura de algunos grandes museos”, aunque sostuvo que “hay un muro donde las políticas de estado tienen un límite” y deslizó una crítica acerca de la industria del papel que es muy sensible a la suba de precios, las importaciones y las ediciones en el extranjero, lo que puede generar una “catástrofe por el tema de la mano de obra” que emplea la industria editorial.
Respecto a la noción de industrias culturales, Santoro dijo que “desde la plástica uno las ve con desconfianza” porque “tienen que ver con un atorrante que curra repitiendo el mismo cuadro”. Indicó que “una cosa es la obra artística y otra cosa es la industria cultural” y agregó que “la obra no necesita para nada de la industria cultural” ya que ésta “a veces funciona como un veneno, porque contamina la idea misma del arte, su libertad”. Sobre los apoyos estatales, señaló que “hay algunos países con muchas facilidades pero la producción artística es muy pobre, como en Suecia o Noruega”, y concluyó que “si no está el artista, la industria no sirve de mucho”.
También se refirió a su relación con el peronismo: “Asumí en un momento una tarea de arqueología del peronismo, con una actitud de toma de distancia”. Y prosiguió diciendo que “después empecé a jugar, contrastando al peronismo con distintas épocas y epopeyas de la historia de la humanidad”. Para Santoro, “el peronismo es un instrumento de indagación para la búsqueda de una identidad que siempre es tan lábil y compleja”.
Finalmente analizó su último proyecto colectivo, conocido como “La ballena va llena”, una enorme y delirante metáfora marítima en donde “trabajamos la idea de extensión de la obra de arte” a la que le dimos “un giro político de crítica a la institución que determina que es y que no es una obra de arte”. De acuerdo a Santoro, la idea explícita es convertir a la “gente con ánimo migratorio” en “humanos-obras de arte” para ser “donados a los museos del primer mundo”. Según él, este proyecto se conecta con la “tragedia de Lampedusa” y el rechazo que provoca la idea de aceptar a millones de refugiados desnuda “la impostura del mundo del arte”. Esta obra, en formato documental, se proyectó en la última edición del BAFICI con gran aceptación por parte del público.
MI / GF / RG