marzo 16, 2025

Los malditos

Los malditos

malditosAlrededor del reclamo salarial docente son varias las aristas que abren el debate. Muchos compañeros, desde el campo popular, terminan por infectarse de un discurso moral mediático que solo discute la superficialidad del asunto. En los últimos tiempos resulta fácil caerle por izquierda a los gremios docentes y generalizar la demanda de racionalidad.

En este conflicto poco se habla de la responsabilidad del Estado. Así como se critica la “ trotskización” de los gremios docentes se puede caer, sin dificultad, en la gorilización a través de la crítica excesiva. Es demasiado fácil hablar desde el púlpito de la moral popular. Sin embrago no podemos caer en el discurso del triunfalismo demagógico para analizar un conflicto de estas características.

El primer error conceptual es creer que la media, el paro que lleva once días, es una huelga contra el gobierno nacional. Su política en términos educacionales no es cuestionada por parte de los gremios. El segundo es presuponer que el cierre de las paritarias es una resolución eficaz y pertinente para dar por terminado el conflicto. Cerrar la negociación de éste modo muestra la prepotencia del Estado de la provincia frente al legítimo reclamo de los trabajadores docentes. Otro error de apreciación analítica es creer que porque un gremio como la UOM cerró su paritaria por debajo de sus aspiraciones los demás gremios tienen que encolumnarse (léase disciplinarse) detrás de tal acuerdo. Esto implica ignorar las necesidades de cada ámbito. La UOM puede cerrar un acuerdo del 27 % porque el año pasado pudo mejorar las condiciones de su sueldo mínimo. Fue el gremio que mejor porcentaje sacó el año pasado. Lo cual le da cierto margen en esta negociación.

Con el aumento arbitrario de la gestión Scioli un docente de base ganará 4700 pesos. El salario mínimo es de 3600 pesos. ¿Se puede apreciar qué dicha cifra sea insuficiente para dichos trabajadores? Un apartado. Quienes hoy sostienen que las motivaciones del paro docente no son necesariamente salariales son los mismos que, hasta hace once días atrás, sostenían que el gobernador de la provincia era un neoliberal consumado.

¿Por qué se les exige a los trabajadores que resignen sus pretensiones salariales cuando las patronales socias económicas del gobierno no resignan parte de sus ganancias? Seguramente esta huelga docente no perjudicará al establishment financiero, de la misma manera que no es un atentado contra los sectores más vulnerables. En ambos casos quien debería llevar adelante una lucha estructural, primero, debería ser el gobierno, más allá de los logros de la última década.

Frente algunas cuestiones es necesario escuchar a los docentes que apoyan esta medida. Recomendamos la nota que se le hiciera a Lidia Fernández en La Señal Radio. Allí la militante docente explica que “esto es el estallido de algo que intentamos contener y buscarle una alternativa”. Esto quiere decir que hay un devenir en la discusión. Rastrear la génesis del conflicto puede resultar interesante y no menos complejo a la hora de romper con el sentido común de algunos análisis. En este contexto la pregunta que surge es: ¿Por qué desde el Gobierno se ha buscado estratégicamente empujar a los gremios amigos y adherentes a la política nacional a situaciones límites?

Por otro lado cabe romper con algunos mitos. Pensar que el sistema educativo, tal cual está pensado, es netamente un sistema inclusivo es faltar, de alguna manera, a la realidad. Los sectores vulnerables no se redimen por medio de la educación. Creer ello establece un condicionamiento de clase. Los sectores vulnerables necesitan profundización en la justicia social con políticas que no solo los contengan y enuncien sino que los movilicen socialmente. ¿Cuántos hijos de este sector llegan a la universidad pública? Pocos. Falta demasiado tanto en política como en materia pedagógica para sostener, en términos absolutos, que el sistema educativo es francamente inclusivo.

Durante mucho tiempo se le reclamó a los docentes que se identifiquen como trabajadores de la educación. Hoy son muchos los que han adquirido esta conciencia. De la misma manera que apoyan y sostienen políticas populares en las aulas. Sin embargo son estigmatizados, a partir de su metodología de lucha, como los malditos del año. Lo que pone sobre la mesa el conflicto docente es en primera instancia la dificultad ideológica que tiene el Gobierno provincial para comprender las problemáticas laborales. Después la insuficiencia del Ministerio de Trabajo nacional y provincial para solucionar conflictos. Por último, salteándonos unos cuantos puntos, la cuestión salarial. Que a pesar de años de promisoria recuperación adquisitiva aún no está zanjada.

Perón fue claro cuando reconoció que para los peronistas solo hay una clase de hombres: Los que trabajan. No solo es una de las 20 verdades peronistas, es una declaración de principios. Frente a la injusticia social el peronismo opta no por la inclusión social sino por la justicia social, no por la clase media o acomodada sino por los trabajadores. Lo demás es pura progresía.

(*) Gustavo Ramírez / Feos Sucios y MalasLa Señal Medios Radio Gráfica

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