Benjamín Navarro, economista, integrante del Grupo de Economistas del Bicentenario habló con Abramos la Boca sobre el proyecto de ley de blanqueo de capitales enviado por el gobierno nacional al Congreso.
El proyecto de exteriorización de capitales que ya está siendo debatido en el Senado de la Nación, apunta a reactivar el mercado inmobiliario y la industria de la construcción, que se han visto afectadas por la restricción para la compra de divisas extranjeras dispuesta por el gobierno a partir de 2012. El régimen de administración y acceso a las divisas extranjeras frenó la fuga de capitales que, según datos del Banco Central de la República Argentina, durante el año 2011 registró una pérdida de reservas de 18.602 millones de dólares.
En diálogo con Mauro Cavallin, Alicia Lado y Ariel Weinman, Navarro reflexionó por qué las propiedades siguen valuadas en dólares, aún cuando los insumos que se utilizan están valuadas en pesos, al indicar que “no sólo concebimos (una casa) como el lugar para vivir sino como una reserva de valor. Como consecuencia de las devaluaciones que hemos tenido en los últimos cincuenta años no confiamos en nuestra moneda como reserva de valor”, destacó.
Los argentinos con capacidad de ahorro “se han refugiado en los ladrillos como reserva de valor. Por eso las casas están en dólares, no por otro motivo”, indicó.
El proyecto de blanqueo abrió un amplio debate entre especialistas y no especialistas. Los medios de comunicación ligados al sector concentrado de los exportadores de productos primarios y al capital financiero afirman que el proyecto es un reconocimiento de parte del gobierno al crecimiento del mercado del dólar “negro” o ilegal. En otras palabras, “se le torció el brazo al kirchnerismo”, afirman desde los medios dominantes.
Sin embargo, esos sectores presionaban por una fuerte devaluación del peso del orden del 30 al 40%, que fue descartada de plano por la presidenta Cristina Fernández esta semana, quien explicó que hubiera significado una transferencia de renta en detrimento de las franjas de ingresos fijos y para beneficio de los sectores concentrados de la economía.
Navarro desmintió que el blanqueo premie a los evasores y perjudique a las personas que cumplen con la ley. Una persona física o jurídica “que pueda justificar de dónde proviene su dinero puede acceder a otros instrumentos financieros que generan una mayor rentabilidad, como el Boden 2017, que rinde un 11% anual”, argumentó el economista.
“Quienes no puedan justificar sus ahorros sólo podrán comprar el Baade (Bono de Ahorro para el Desarrollo Económico) que rinde un 4% anual. Es una oportunidad para el que quiera blanquear el dinero, pero no es verdad que se lo premie”, destacó.
El Certificado de Depósitos para Inversión (Cedin), otro de los instrumentos previstos por el proyecto de ley, “es un medio de pago como un pagaré o un cheque que rápidamente se transforma en dinero, por eso tiene mucha liquidez y no genera rentabilidad”, explicó Navarro.
En cambio, el Baade es un bono del estado donde la persona física o jurídica coloca una cantidad de dinero en divisa extranjera por un plazo de tres años. En ese lapso el dinero queda inmovilizado. De aprobarse el proyecto del Ejecutivo, “el depositante recibirá un interés del 4% anual en dólares, que se liquidará semestralmente a razón de una tasa del 2%”, aclaró.
Desde ya que el proyecto del gobierno prevé restricciones y sólo podrán entrar al blanqueo aquellas personas jurídicas y físicas que no estén imputadas ni querelladas en delitos previstos por la ley penal tributaria y puedan comprobar que el dinero ingresado no es producto de actividades ilícitas como el lavado de dinero, prostitución, trata de personas.
Los ahorristas que tengan dinero no declarado ante la Administración Federal de Ingresos Públicos “van a tener un incentivo para ingresar al Cedin”, analizó Navarro. En la medida que genere confianza en la sociedad “es probable que se transforme en un instrumento de ahorro en dólares que pueda influenciar a los que operan hoy en el mercado del dólar ilegal”, especuló. Sería una consecuencia indirecta de la medida, porque el objetivo fundamental “es generar liquidez en el sistema inmobiliario y aceitar de nuevo la correa de la construcción”, afirmó.
Los economistas del establishment sostienen que estas medidas apuntan sólo a ingresar dólares a la economía argentina, pero Navarro confrontó esta perspectiva al expresar que el balance de divisas para el Banco Central será “neutro, porque los dólares que ingresan y generan un papel llamado Cedin, en el futuro van a ser retirados con ese mismo papel”, subrayó.
Por último, para desmentir una posible falta de respaldo a los dólares que las personas, que se incluyan en el blanqueo, depositen en las entidades bancarias, Navarro dijo que las divisas extranjeras que entren al circuito económico por el Cedin “el Banco Central los tendrá encajados en un 100%», es decir, “el Banco Central no los podrá tocar, porque el Cedin es un medio de pago, como un cheque”, concluyó.
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