Los trabajadores de la antigua empresa Sportech, fábrica recuperada y convertida en la Cooperativa 8 de enero, consiguieron el pasado viernes la entrega de las llaves de la planta y la cesión de la maquinaria, gracias a la activa participación de la CTA Autónoma y del gobierno municipal del partido de San Martín. Fernando Castillo, presidente de la cooperativa, relató en el aire de Radio Gráfica la historia de la recuperación.
En diálogo con Punto de Partida, Castillo explicó: “somos una empresa recuperada que en este contexto de neoliberalismo y retroceso para la sociedad argentina, dio la pelea con una particularidad. El sindicato del cual somos miembros, integrante de la CTA Autónoma, impulsó la ocupación de la fábrica. Practicamos la consigna ‘ocupar, resistir, producir’. Una vez que ocupás te pueden llevar preso en un desalojo. Los seis meses de toma, desde agosto hasta el viernes pasado, fueron la resistencia. Y después de cruzar el desierto ahora hay que atravesar el mar, producir bajo la tempestad de un gobierno que abre las importaciones. Somos sesenta y nueve trabajadores, y tenemos capacidad para llegar a ser quinientos”.
El entrevistado detalló que “antes de la ocupación producíamos para marcas multinacionales muy importantes, que también nos habían homologado por fuera de ellos debido a la calidad de nuestro trabajo. Hasta el año pasado inclusive la fábrica tenía contratos muy importantes, pero el dueño, Pablo Enríquez, decidió entrar en la timba financiera como el Bono Leliq o las Lebac, que solo lleva a la destrucción fabril. La toma empezó con una simple asamblea porque el tipo nos había retrasado el sueldo cuatro días. Fue la excusa para pedir el sueldo completo. El 21 de enero intentó una quiebra fraudulenta. Tratamos de demostrarle al síndico que había producción para trabajar pero no nos dio bola”.
Finalmente Castillo señaló que “la situación actual es próspera. El viernes pasado se homologó el acuerdo con los trabajadores, la entrega de la llave a los trabajadores, la cesión total de las máquinas, las materias primas. Por ahora no hablamos de expropiación. Una de las cosas inéditas que se dan acá, es que parte de lo que es edificio fue intervenido por el intendente Gabriel Katopodis, quien elaboró un decreto para que en el alquiler intervenga el municipio, y para que tengamos prioridad en pedidos de confección de ropa por parte de la intendencia. De modo que la empresa sería rara, una semiestatal compartida por los trabajadores, el sindicato y la municipalidad. Es un hecho único e histórico. Demuestra que el sindicato no solo sirve para pelear un despido sino también para recuperar una fábrica”.
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