Beto Pianelli, secretario general de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP), conversó con Punto de Partida acerca del aumento del boleto en el transporte subterráneo.
En comunicación con Lucas Molinari, Pianelli explicó que «el aumento había sido frenado por un amparo judicial, que se basaba en un pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y en el que no había ningún motivo serio para aumentar el precio del pasaje. Obviamente la justicia de la ciudad terminó aceptando la política que viene desarrollando este gobierno, de aumentos indiscriminados de tarifas que generan mayores penurias para los sectores populares».
Ante esa realidad, el titular de AGTSyP aseveró que «volvimos a los ’90, la época en la que una de las preocupaciones centrales de un asalariado era cuánto iba a gastar en viajes. El transporte, al igual que la luz o el gas, son servicios que durante doce años, gracias a subsidios directos e indirectos, como cobrarle impuestos a los grandes grupos económicos concentrados, podíamos pagar sin desembolsar una parte tan importante de nuestro sueldo».
Luego el dirigente gremial señaló que «lo que viene sucediendo en todos estos casos es que se ponen en la balanza argumentos mercantilistas. La cuestión es si el precio de estos servicios se ven desde esa óptica o volvemos a discutir si los servicios básicos son derechos de las personas, no mercancías. Para vivir en una ciudad hay que tener derechos básicos como la luz, el gas, o la capacidad de transportarse«.
Finalmente Pianelli planteó que «hay que entender que el transporte, en todo el mundo, da pérdida porque es un servicio. En cualquier ciudad de las que a los sostenedores de la lógica mercantilista les gusta imitar, hay sistemas de transporte cualitativamente distintos. Por ejemplo, Madrid tiene la misma población que Buenos Aires y cuenta con trescientos sesenta kilómetros de subte, comparados con los ochenta de acá. Hay un sistema único de boleto para todos los transportes».
Completó: «Existen pasajes válidos por un mes, porque se entiende que el que viaja a diario es alguien que va a trabajar, por lo tanto le bajan el costo del transporte. Acá no hay ninguna facilidad de ese tipo y el sistema es malísimo. Como además está en manos de una empresa privada que busca ganancias, el usuario paga para que la empresa gane plata, y también para amortizarle las pérdidas. Es una aberración».
MG/GF/RG