Por Carlos Aira (*)
La imagen fue lo suficientemente fuerte. No muchos argentinos sabían que se estaba disputando la Copa América Femenina en Chile. Menos que el equipo argentino había logrado la hazaña de meterse entre los cuatro mejores. Las amateurs argentinas, formadas antes del partido frente a las profesionales colombianas, protestaron en forma peculiar: imitando el Topo Gigio que Juan Román Riquelme hizo famoso en 2001. Román lo estrenó una noche de Superclásico en la Bombonera y su destinatario fue Mauricio Macri, por entonces presidente xeneize. Las jugadoras argentinas pusieron sus manos junto a sus orejas porque se cansaron de estar cansadas. Hartas de la falta de apoyo de un fútbol argentino que maneja miles de millones de pesos y casi no destina presupuesto en ellas, del amateurismo y las eternas postergaciones. Pero la gota que rebalsó el vaso fue que una modelo se calzara la celeste y blanca en la presentación de la camiseta oficial de la Selección Argentina, el mismo manto sangrado que ellas defienden en orfandad.
«Es una vergüenza que Adidas y AFA presenten la camiseta de Argentina con modelos y no con las jugadores del fútbol femenino que se acaban de meter entre los cuatro mejores equipos de América en la Copa América Femenina 2018. Cuanta injusticia. ¡No lo merecen!», dijo por su red social de twitter la ex jugadora de San Lorenzo Pamela Visciarelli. El efecto mediático de la protesta – sumada la victoria argentina 3 a 1 sobre Colombia, y que el próximo rival fuera Brasil – motivó que TNT televisara un partido que jamás hubiera estado en su grilla de programación. La misma tarde que Argentina cayó 3 a 0 frente a las verdeamarelhas, Luján y Deportivo Merlo jugaron por la tarde una nueva fecha del campeonato AFA de Fútbol Femenino. La terna arbitral llegó hora y media tarde. Para jugar ese partido, las futbolistas faltaron al colegio o sus laburos. Mas allá de la cosmética televisiva, las mujeres del fútbol siguen sin ser escuchadas.
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¿Cual es el rol de la mujer en el mundo del fútbol? Jugadoras, dirigentes, socias e hinchas. Hagamos un poco de historia. El vínculo no nació a comienzos de los noventa, cuando TyC armó un nuevo escenario de negocios al calor del fútbol codificado y lo convirtió en espectáculo ABC1. En los albores del juego, las mujeres argentinas pateaban la pelota junto a los hombres. En Héroes de Tiento (Ediciones Fabro, 2015) publiqué las incidencias del primer partido de fútbol femenino que se tenga constancia en Argentina. Se disputó a fines de 1923 en la vieja cancha del Club Atlético Boca Juniors y con entradas a la venta. En los años treinta, producto de cambios profundos cambios educativos y sociales que trajo la década infame, la mujer quedó relegada de la práctica de fútbol.
Por décadas, el fútbol fue un anatema de feminidad. El ejemplo más claro lo dio el cine con La Raulito. Estrenada en 1975, con la dirección de Lautaro Murúa y una actuación sensacional de Marilina Ross, la pelicula dio cuenta de la infancia y adolescencia de María Esther Daffau; una piba fanática de Boca, dura y marginal, que adoptó la identidad de un varón para sobrevivir. Pero a pesar de los prejuicios, lejos de los centros urbanos medios-altos, en las barriadas populares del conurbano y pueblos, las mujeres siguieron pateando la pelota.
1991 fue un año importante para el fútbol femenino. El impulso generado por la primera Copa Mundial de Fútbol femenina realizada en la República Popular China, motivó la organización del primer campeonato de Primera División de Fútbol Femenino AFA. Pasados 27 años, el panorama es deficitario: la actividad no es apoyada por la mayoría de las dirigencias. Tampoco tiene apoyo comercial que permita difusión y crecimiento. En los dos mundiales disputados por la Selección Argentina (Estados Unidos 2003 y China 2007) no sólo perdimos los seis partidos disputados, sino que convertimos tan sólo dos goles y recibimos treinta y tres.
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Ruth Bravo es conocida como Chule. Viste una camiseta soñada por muchos en Argentina: la 10 de Boca Juniors. También es parte de la Selección Nacional. Su melena rubia se contornea al ritmo de una ductilidad que asombra. En diálogo con Radio Gráfica, fue la portavoz del padecimiento de miles de jugadoras argentinas: «Cuesta creer que no se conozca nada del campeonato de fútbol femenino. Para peor, que no sea profesional. Nadie cree en el fútbol femenino y no se dan cuenta que no es una moda«; y agregó: «Todas las chicas merecemos mayor visibilidad. Somos muchas quienes queremos seguir creciendo, pero el fútbol vive en un ambiente machista que piensa que piensa que sólo es cosa de hombres. A todos esos que no se animan a invertir en nosotras los invito a ver nuestros partidos».
¿Pero como puede sostenerse una actividad en la cual las deportistas tienen que llevar un ritmo de alto rendimiento y a su vez casi no tener una recompensa. Ruth lo tiene claro: «El fútbol femenino debe profesionalizarse»; y explicó las razones: «Hoy, una jugada se levanta a las siete de la mañana para ir a trabajar. A las cuatro de la tarde entrena y a las diez de la noche llega a su casa para comer una hora más tarde. Eso no es sano y nos impide dedicarnos de lleno. Con un contrato profesional podamos priorizar entrenamiento y carrera futbolística. La gente no ve el esfuerzo que hacemos. Hay chicas que juegan cancha de once y también Futsal porque necesitan juntar plata. Diría que somos mucho más profesionales que muchos jugadores varones”.
En la mayoría de los clubes de Primera División, las jugadoras reciben un viático que no alcanza. Bravo resaltó la estrategia de captación que lleva adelante UAI Urquiza: «Allí dan trabajo, estudio y pensión a las chicas de las provincias. Para una jugadora que viene del interior todo eso es una ayuda gigante. La mayoría de las jugadores vienen de otras provincias a estudiar y jugar al fútbol, entonces es muy complejo mantener tu estudio, pagar el alquiler y desarrollar tu carrera sin una ayuda extra».
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Pero no todas las jugadoras son la 10 de Boca. Miles de mujeres de todo el país están federadas a diferentes ligas que cada fin de semana engrosa la inmensa cantidad de partidos de fútbol femeninos. Sus historias también merecen ser retratadas.
Verónica Mc Cormick es juninense, fanática de Sarmiento y arquera del equipo de UNNOBA (Universidad Nacional del Noroeste de la provincia de Buenos Aires). Su historia es de amor al fútbol y al puesto. Pero detrás de la costumbre pueblerina de aspirar las S, unos dedos eternos y una espalda que intimida, hay una historia plagada de dificultades para llegar hasta donde llegó.
«El fútbol cambió mi vida. Desde chiquita me interesó, pero acá en Junín no había clubes donde desarrollar la actividad. Jugaba en la canchita del barrio con mis amigos hasta que a los 18 años comencé en BAP (Buenos Aires al Pacífico), pero dejé pronto al no tener apoyo familiar«. Su historia con el fútbol retomó años más tarde, en un momento muy difícil de su vida: «Cuando tenía 30 años estaba atravesando un problema de salud importante. Llegué al equipo de la Universidad llena de miedos, pero me encontré con un grupo precioso. Todo lo que viví gracias al fútbol me permitió un cambio muy grande a nivel personal. Fue una inserción a la vida cuando veía todo oscuro y alejado«.
Verónica debió superar un escollos familiares complejos para continuar jugando al fútbol: «A mi vieja no le gustaba que jugara al fútbol. Lo veía como cosa de hombres. Mi ex pareja tampoco. Es más, pude volver a jugar al 100% cuando me separé de él«.
«Acá en Junín la competencia era escasa y nadie la respetaba. Comenzamos a meterle garra ya que hay fútbol femenino en Junín desde hace muchísimos años. Comenzó a crecer con equipos de la zona hasta llegamos a ser catorce equipos, todos federados en la Liga Deportiva del Oeste. Pero como nunca existió apoyo económico al campeonato, todo se hace cuesta arriba. Nosotras tenemos que costear colectivos, árbitros, viajes y todo lo que lleva la actividad. Yo soy una afortunada porque la Universidad nos resuelve un montón de cosas«; comentó Verónica, quién participó de campeonatos nacionales e internacionales universitarios defendiendo el arco de UNNOBA.
Pero para las mujeres del fútbol, las dificultades son una cotidianidad: «Alguna vez quise inscribirme en una Escuela de Arqueros que se abrió en mi ciudad con la idea de mejorar mi rendimiento. Las autoridades me dijeron que no por ser mujer«. Pero termina allí: «Las ternas arbitrales toman al fútbol femenino con displicencia, sin la seriedad del fútbol de varones. Nos pasó en torneos donde los árbitros informaron mal a la Liga el resultado de un partido, generando un problema enorme»; dice Mc Cormick desde Junín.
También hay un problema invisible. Ser jugadora de fútbol en una ciudad llena de prejuicios es una prueba de carácter que no cualquiera puede superar: «Tenés que tener una cabeza muy fuerte porque en la sociedad local está instalado aquello que si sos mujer y jugás al fútbol, sos lesbiana. Tenés que estar dispuesta a bancartela aunque no lo seas. Cuando estuve soltera, la ciudad me adjudicó mil novias. Yo sé que no es cierto, pero todo eso le llegó a la familia. Hace cuatro años estoy en pareja con Diego y siguen llegando las mismas habladurías que molestan. No es fácil sobrellevar la situación. Tuve compañeras que dejaron de jugar por el qué dirán«.
Enojada por tanto tiempo de angustia y silencio, Verónica Mc Cormick apuntó a una sociedad a la cual le cuesta aceptar que una mujer practique fútbol: «Esta es una ciudad chica, donde una elección sexual que se entienda equivocada puede ser atroz. Por eso digo que no es fácil ser jugadora de fútbol en Junín«.
Hace pocos días, Verónica defendió con orgullo su meta ante River Plate. En el trazo final de su carrera reflexionó: «Hago un esfuerzo muy grande para jugar. Trabajo y tengo familia. El fútbol es sumamente amateur. Corro del trabajo hacia el entrenamiento y de nuevo al trabajo. Dejo mi familia los fines de semana. También peleo contra un montón de gente que va en contra del fútbol femenino. Pero este gran esfuerzo vale la pena porque mi meta es dejar el camino hallando para las chicas que vienen detrás«.
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Edith Pecorelli es un símbolo desconocido del fútbol argentino. Hincha fanática del Club Atlético Temperley, fue quién tomó el toro por las astas en el momento más difícil de su institución; aquellos días entre 1991 y 1993, cuando el club celeste estuvo cerrado por la quiebra y flameaba la bandera de remate. Mario Pascal, titular de la Filial Esteban Echeverría, expresó emocionado lo que significó Pecorelli en Temperley: «Fue la primera presidenta votada en el fútbol argentino. El club tenía sus cuentas embargadas, ella dejó su casa en garantía para ayudar a la institución. Eso no lo hace cualquiera«.
Edith se convirtió en presidenta de Temperley en 1993, con el 65% de los votos. Con mano férrea condujo en poco tiempo al club del campeonato de Primera C al Nacional B. A pesar de su labor, padeció en carne propia una curiosa discriminación: «Me sentí más discriminada por la mujer que por los hombres, no me lo decían, pero sentía que me señalaban, como alguien que se mete en una cosa de hombres, ese tipo de discriminación. Los hombres no, Grondona jamás me falto el respeto. Yo tuve a Caruso Lombardi de técnico, y me pedía consejos»; dijo Pecorelli a Coemudigital.com
El ejemplo precursor de Pecorelli se hizo carne en dos ejemplos. Gladys Rui Fernández asumió la presidenta de San Martín de Burzaco en 2003. La bienvenida estuvo cargada de misoginia: «El día que asumí me hicieron una cama. Primero, un ex dirigente me pegó una piña que me voló un diente, literalmente. Después, hubo lío en la cancha y la suspendieron. Creo que apostaban que iba a durar tres meses como mucho. A la mujer nos cuesta más llegar a cargos políticos, por algo está la ley de cupo«; declaró hace años a Clarín. «La mujer no tiene las mismas posibilidades que un hombre, y menos en el fútbol. En mi caso se dio porque yo insistía por un cambio y fue como un: ‘si querés cambiar las cosas, ponete vos al frente…’ Este club estaba tan mal que ningún hombre quiso hacerse cargo«; explicó Rui Fernández.
Otra mujer que llegó a la conducción de un club AFA fue Valeria Cisneros, quién condujo al club Central Ballester.
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Hoy, cientos de mujeres son parte de distintas áreas institucionales de los clubes. Si bien ya pasó el tiempo de las pioneras, a las mujeres aún les cuesta llegar a puestos de Comisión Directiva.
Natalia Garavano es socióloga, feminista, fanática de River Plate e integrante de la Red de Mujeres. Hace días, junto a Carolina Brandariz – secretaria de Género e Igualdad de UTE/Ctera – llevaron adelante una jornada de Reflexión sobre violencia de genero. La misma se desarrolló dentro de River Plate y fue organizada por la Subcomisión del Hincha del Club Atlético River Plate.
En el aire de Abrí la Cancha, Garavano dio cuenta de la necesidad que los clubes se comprometan en la concientización sobre violencia de género: “Los clubes de fútbol son un espacio donde transitamos las mujeres. Por eso es importante tratar estas cuestiones que tienen que ver con la violencia de género. Los clubes tienen una responsabilidad social y deben comprometerse con las desigualdades sociales. Toda la sociedad debe estar involucrada y comprometida en esta lucha, y los clubes no deben estar exentos”.
Ahora, es posible un cambio de mirada sobre la problemática en los clubes de fútbol: “Nosotros en River estamos tratando de pensar en cuestiones que tienen que ver con la prevención. Por otra parte, me pareció muy bueno lo de Belgrano de Córdoba, que salió con camisetas con estadísticas vinculadas a las cuestiones de género. Pero estas cosas no tienen que surgir en marzo o el 8M. Tienen que institucionalizarse en los clubes como parte de la política de los mismos“.
Pero la problemática para acceder a puestos de importancia en los clubes sigue siendo vital. Así lo hizo saber Garavano: “A la hora de votar hay que fijarse como están conformadas las listas y por qué no llegan las mujeres. Hay muchísimas mujeres que trabajan, y mucho, por sus clubes. Hay que pensar que pesan mucho esas estructuras super masculinas, parte de una construcción cultural en la cual el mundo del fútbol está circunscrito. Las mujeres vemos fútbol y lo jugamos. Pero todo en el fútbol está masculinizado. Los cambios vienen desde abajo, pero es importante que los socios y socias se comprometan con ésta cuestión“.
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Pilar Unsain es cordobesa hasta la médula. Su acento mediterráneo es inconfundible y su pasión por Talleres inmensa. Es una de las integrantes más movedizas de la agrupación Todo por Talleres.
De visita en la Radio Gráfica, Pilar dio cuenta del mayor compromiso que están teniendo las mujeres en la vida de la T: «Nuestra participación va en aumento. Es mayor la cantidad de socias que van a la cancha, y por suerte, muchas de ellas van solas. Digo esto porque se tiene la imagen que la mujer va a la cancha acompañando a la familia y no disfruta del fútbol. Por eso digo que la tribuna es más diversa que años atrás«. Pero también dio cuenta de una dificultad que parece insalvable: «A pesar del crecimiento no hay impronta femenina en los lugares institucionales. Si bien en la última asamblea se incluyó el Cupo Femenino«.
Pero todos los clubes tienen sus mitos tribuneros y Talleres tiene a La Tia Videla, una mujer que condujo la hinchada durante años y fue homenajeada por sus congéneres tallarines: «Es una mujer que va a la cancha desde los años sesenta, dueña y señora de la popular. Ella llegó a organizar los viajes de visitante y fue la Jefa de la Barra de Juan. Es una mujer con mucha personalidad. Todas las hinchas de Talleres estaban bajo su protección. El año pasado hicimos el primer encuentro de mujeres albiazules, donde concurrieron más de cien hinchas, y le hicimos un homenaje a la Tía. La nueva generación no conoce su historia y para nosotros es fundamental reivindicarla como la figura femenina dentro de la popular de Talleres”.
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Todas las mujeres relacionadas con el fútbol tienen que ser escuchadas y valoradas. Todas tienen un Topo Gigio guardado que quiere salir. El sueño de Ruth Bravo es jugar la Copa Libertadores con Boca Juniors, claro, hay un problema: «Mucha gente no sabe que hay una Copa Libertadores femenina que se televisa en todo el continente salvo Argentina«; expresó la 10 xeneize. Para la juninense Verónica Mc Cormick, su idea es «dejar un camino abierto a las chicas que vienen después, es lo mejor que puede hacer luego de haber padecido tantos años de prejuicios«. Para la socióloga Natalia Garavano, «Es necesario que se le brinde mayor importancia al fútbol femenino y que los medios cubran con mayor profundidad los hechos de violencia de género que se generan en las instituciones«. La cordobesa Pilar Unsain reclama finalizar con el prejuicio por el cual los varones se irritan cuando las mujeres hablan de fútbol: «Es una batalla constante. Te escuchan hablar de fútbol y se irritan. Lo cierto es que muchas mujeres hablamos de fútbol y sabemos lo que decimos«. Todas ellas tienen su Topo Gigio a flor de piel.
La ex-presidenta celeste Edith Pecorelli dejó un camino a todas las mujeres relacionadas con el fútbol: «Primero hay que ser hinchas del club, luego practicar alguna disciplina en la institución, finalmente, meterse en las comisiones directivas«.
(*) Conductor de Abrí la Cancha / Colectivo de Dirección de Radio Gráfica / Director de www.xenen.com.ar / Miembro de Historia AFA / La Señal Fútbol.