
La renuncia de Javier Cantero a la presidencia de Independiente pone fin a un ciclo turbulento, errático y con el fracaso deportivo más grande la historia del club. Su salida es producto de una situación insostenible. El equipo deambula por la B Nacional con una esperanza de ascenso cada vez más lejana y con una situación institucional y económica dramática. Las deudas apremian, los empleados reclaman por el pago de los salarios fuera de término y el pasivo sigue creciendo como una gran amenaza que en algún momento explotará. Los cálculos más optimistas hablan de una cifra cercana a los 400 millones de pesos, otros calculan que rondaría los 500 millones. De cualquiera de las dos maneras son números imposibles de afrontar para una economía quebrada.
La agrupación Independiente Místico tomó las riendas del club tras ganar las elecciones en diciembre del 2011 con casi el 60 % de los votos en lo que fue una votación record en convocatoria para el club. El socio acudió masivamente para repudiar a Julio Comparada y a varios de sus compañeros de gestión que buscaban reciclarse en una nueva lista encabezada por el ex Intendente de Avellaneda y Senador provincial, Baldomero “Cacho” Alvarez. El lema del público de Independiente, cantado cada fin de semana era “el club es de los socios” en respuesta al desastre del comparadismo. Entre 2005 y 2011 la deuda creció de modo exponencial, se construyó un estadio que quedó a medio hacer y se le dio a la barra un lugar importante en la vida del club. Se vendieron jugadores en montos altísimos (Agüero, Ustari y Denis), se compró mucho, en general muy mal y caro.
Javier Cantero era un desconocido para la vida institucional del club hasta esa elección. Llegó a ser elegido presidente más por el espanto que generaban las otras listas que por méritos y recorrido histórico de la agrupación que lideraba. Sin embargo, rápidamente logró ganarse el apoyo de los socio enfrentando a la barra brava lideraba por “Bebote” Alvarez y con la promesa de refundar el club. Allí ganó notoriedad y apoyo mediático, aunque lejos estuvo de conseguir el de aquellos que podría haber ayudado en esa lucha. La refundación del club tampoco pudo ser tal.
La herencia de la gestión de Julio Comparada era muy pesada, extremadamente difícil de afrontar. El pasivo a fines del 2011 era de 325 millones de pesos, con un plantel sin jerarquía apremiado por el promedio del descenso. A ello hay que agregar la construcción de un estadio que fue un gran agujero negro en donde se gastó cinco veces más de lo presupuestado inicialmente por una obra inconclusa. La barra era otro problema, con una participación en la vida diaria del club inadmisible y con negocios suculentos desde su lugar en la tribuna.
Afrontar años de saqueo y pésimos manejos del club requería mucha capacidad, recursos y habilidad para sortear los problemas que se presentaban a diario como embargos y pedidos de acreedores. De todos los desafíos que tenía por delante la comisión presidida por Cantero no le ha encontrado solución a ninguno. Más allá de la presumible honestidad faltó capacidad para resolver los difíciles problemas que se planteaban a diario. Por supuesto que los atenuantes son atendibles, pero está claro que no alcanzaba solo con buena voluntad.
El pasivo de Independiente hoy por hoy, de mínima es de 400 millones de pesos. Algunos mencionan que alcanzaría los 500. Aún resta terminar de abonar una vieja convocatoria de acreedores, solucionar las deuda por el pase de Leonel Núñez con el Olimpiakos de Grecia (U$S 1.800.000), del “Tecla” Farías con Cruzeiro y afrontar compromisos que sobrepasan ampliamente la capacidad económica de club.
En el aspecto futbolístico el fracaso ha sido rotundo. Finalmente se produjo el temido descenso en el 2013 y hoy no logra hacer pie en la B Nacional. Actualmente está fuera de la zona de ascenso directo y sufriendo cada fin de semana ante rivales como Almirante Brown, Crucero del Norte y Villa San Carlos. Algo impensable en la rica historia del Rojo. Se incorporaron muchos jugadores, varios de ellos con contratos altísimos. Pocos resultados han dado al momento de jugar. Salvo pocas excepciones como Vargas, algunos momentos del “Rolfi” Montenegro y otros de Pisano ninguno estuvo a la altura de las expectativas. La contratación del “Pocho” Insua fue el último paso en falso donde pagó poco más de 10 millones de pesos entre resarcimiento a Vélez y un contrato por 18 meses por un jugador que apenas es la sombra del que brilló años atrás.
En cuanto a su enfrentamiento contra la barra, con la figura de “Bebote” Alvarez como referente, no tuvo éxito. Quedó en evidencia de que no hubo colaboración ni apoyo de las autoridades políticas, de los organismos de seguridad, ni de la AFA y menos aún de los presidentes de otros clubes. Cantero sacó los pies del plato ganándose rencores de los demás dirigentes por dejar expuesta una situación por la cual ninguno tenía intenciones de dar la lucha.
La salida prematura de Javier Cantero y de la Agrupación Independiente Místico significó la pérdida de una gran oportunidad de renovación en Independiente y de traer un poco de aire fresco a la vida dirigencial de los equipos del fútbol argentino. Ha quedado en evidencia de que la honestidad y las buenas intenciones son apenas el comienzo para gestionar un club. Hace falta capacidad, visión, trabajo intenso, habilidad al negociar, relaciones y contactos para conseguir dinero en situaciones de crisis como la de Independiente.
Tras la salida de Cantero, el hasta ahora Vicepresidente Segundo, Claudio Keblaitis ha quedado como presidente para llevar adelante la transición. La convocatoria a una asamblea extraordinaria determinará la fecha para el llamado a elecciones planteadas para las primeras semanas de julio. Mientras tanto desembarca en el club la Agrupación Independiente que cuenta entre sus filas a Hugo Moyano, su hijo Pablo, “Yoyo” Maldonado (Secretario de la rama de correos del gremio de Camioneros) y Fabio Fernández (un próspero empresario gastronómico) entre las figuras más reconocidas. La llave para comenzar a manejar los hilos del club son los 10 millones de pesos de aporte en carácter de “donación” para afrontar el pago de salarios y premios al plantel entre febrero y junio pautados en el acuerdo que se firmó bajó la supervisión de la A.F.A. Con ese aporte se aseguran tomar la gerencia del club, obtener el control de la Comisión de Fútbol y el adelantamiento de las elecciones.
Un panorama negro se cierne sobre la vida del club de cara al futuro. ¿Cómo hará para bajar el fenomenal pasivo?, ¿cómo volver a tener equipos competitivos sin dinero para comprar jugadores y con unas divisiones inferiores que aportan muy poco?, ¿cómo ponerle límites (ni hablar de erradicar) a la barrabrava? Preguntas y desafíos para aquella agrupación que gane las elecciones en julio. Hoy por hoy la fuerza que cuenta con mayores chances de ganar es la Agrupación Independiente, la misma que cuenta entre sus filas a gran parte de ex miembros de la gestión Comparada. Por ahora no queda claro si es una paradoja, una burla de la historia o un cachetazo de realidad de acuerdo a la actualidad del fútbol argentino.
* Leonardo Martín – Abrí la Cancha / Radio Gráfica