Por Colectivo de Medios Populares*
“Olé, olé, olé olé, Lucas, Lucas”, cantaron las más de cincuenta personas que acompañaron el inicio del juicio contra Ricardo Ayala, el ex agente de la Policía Metropolitana que en noviembre de 2015 disparó con la intención de matar a Lucas Cabello en La Boca. El policía, en una actitud cínica, se rió de los cantos de aliento que recibió Lucas cuando ingresó en silla de ruedas a la sala del TOC 1 para enfrentar uno de los momentos más difíciles de su vida. Durante las casi cinco horas, evitaron cruzarse las miradas.
La primera audiencia fue contundente en la reconstrucción de los hechos que hicieron las testigos: Carolina Vila Llorens, mamá de Lucas; Aldana Cabello, su hermana; Camila Magallanes, ex pareja y madre de su hija; y Celeste Portillo, una testigo; las cuatro mujeres contaron lo que pasó aquel lunes 9 de noviembre. Disparos, incomprensión, pedidos de auxilio, sangre, desesperación. El Tribunal fue exhaustivo en el pedido de detalles sobre el intento de homicidio agravado por ser miembro de una fuerza de seguridad: les preguntaron con insistencia qué escucharon, qué vieron, desde dónde, cuánto tiempo pasó. Después de tres años y nueve meses, recordaron lo más que pudieron y contaron con palabras y dibujos de planos cómo el policía Ricardo Ayala atacó a Lucas Cabello.
«No sabría expresar con palabras lo que siento, pero volver a verle la cara a ese hijo de puta que me disparó, tratando de agarrarse de si yo abrí la puerta izquierda, la puerta derecha… acá es simple: hay tres balas, tres casquillos, hay una persona con tres disparos y no hay nada más. Están diciendo que yo tenía armas, se negó a declarar este ser vivo, porque ni siquiera ser humano lo puedo llamar yo, la verdad que no se merece estar vivo… pero estoy con mucha fuerza para seguir porque me la dan ustedes, el barrio. Voy a estar presente en todas las audiencias hasta el final con el apoyo de mi familia y del barrio desde el principio de lo que pasó conmigo siempre están, estoy muy agradecido», declaró Lucas a los Medios de Comunicación Populares.
Las partes
Tras dos suspensiones en lo que va de este año, finalmente Lucas Cabello y su familia pudieron ingresar el Palacio de Tribunales para sentar en el banquillo de los acusados al policía que les arrebató la vida que tenían. Lucas sobrevivió al gatillo fácil. Pero todo cambió ese 9 de noviembre de 2015. Y después de 45 meses, lograron que el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 comience el juicio contra el policía Ricardo Ayala.
El juicio ante el TOC 1, presidido por Adrián Pérez Lance y los vocales Luis Salas y Fernando Ramírez, comenzó con la posibilidad de que Ayala declare su versión de los hechos. Pero se negó y solo respondió a preguntas que dieron cuenta de su actual situación: hasta el año pasado estudiaba abogacía; él no trabaja, su pareja sí; no tiene adicciones; se encuentra con “servicio efectivo” en la Policía de la Ciudad (ex Metropolitana), esto sería que figura en la nómina pero sin funciones. Gabriela Carpineti, representante de Lucas, fue quién le preguntó sobre su actual situación en la fuerza y se indignó con la sorpresiva respuesta. Al respecto dijo: “Nos enteramos hoy cuando lo interrogamos que este efectivo que cometió este delito, que está procesado sin prisión preventiva, pero que estuvo preso durante más de un año, sigue siendo parte de la fuerza y cobra un sueldo. Su situación es de revista, está en servicio aunque no esté cumplimiento funciones, como agente sigue siendo parte de la fuerza“. También Ayala dijo que había tenido entre 10 y 11 meses de capacitación policial cuando en 2015 lo asignaron como custodio en Martín Rodríguez 559. Y la secretaria leyó su declaración indagatoria en etapa de instrucción, donde decía que Lucas tenía un arma y actuó en defensa propia.
Lucas llevaba en la mano un sánguche de milanesa, uno de fiambre y una bolsa de pan saborizado. Ninguna testigo vio armas en poder de Lucas; sí los sanguches. Sí el arma reglamentaria de Ayala vestido de uniforme.
Los abogados que representan a Lucas como querellas son Gabriela Carpineti y Adrián Albor. Gabriela le tomaba la mano a Lucas para darle fuerza y en estos años de espera se mantuvieron al pie del cañón conteniendo a la familia. También actuará como querellante la Liga Argentina por los Derechos Humanos, con los abogados Matías Buzo como patrocinador y Pedro Dinani como apoderado. El Ministerio Público Fiscal está representado por Irma Adriana García Nietto y Alejandra Della Giustina como auxiliar de la fiscal.
Gabriela Carpineti, compartió su impresión de la audiencia: “Las cuatro testigos mujeres que declararon hoy fueron todas fundamentales. Una de ellas, la testigo que no conoce ni al acusado ni al acusador, pasaba por ahí de casualidad y dio cuenta del delito que cometió el ex agente de la policía Metropolitana. Hoy vemos que a este juicio llegamos con la fuerza de la organización popular, llegamos con la verdad, la valentía de Lucas, de su familia y de sus vecinos y vecinas. Romper el silencio, gritar verdades sirve porque rompemos el círculo de la impunidad para construir un país más justo. Quedó clarísimo hoy que hubo tres disparos, que hubo alevosía, ensañamiento, que la única arma de Lucas eran unos sánguches de milanesa y que era un día más en la vida de Lucas que se transformó para siempre”.
Por su parte, la defensa es asistida por Alejandro Bisbal y Santiago De Jesús, este último quien fue el abogado del también policía metropolitano Daniel Castagnasso, el asesino de Nehuen Rodríguez, ambos letrados de la Policía de la Ciudad.
Los momentos de tensión aumentaban con las salidas de los jueces a debatir fuera de la sala, o cuando la defensa intentó en más de una oportunidad que el presidente del Tribunal desestime las preguntas de la querella. La conmoción era general con cada testigo, pero en especial con el de Aldana, la hermana de Lucas, que contó con detalles lo que vivió ese día y las consecuencias posteriores en su vida: ataques de pánico y ansiedad, querer quitarse la vida, no poder dormir y dejó de estudiar. Para toda la familia Cabello, escuchar su testimonio fue desgarrador. Ayala la miraba fijo, inmutable.
Carolina, cuando le preguntan qué sintió a ver de frente a Ayala expresó que «mucho dolor, lo veo también un pibe joven y no entiendo por qué pudo hacer eso, me hubiese gustado preguntarle por qué reaccionó tan cobarde, por qué así, por qué tirarle a la cabeza. No quise insultarlo ni nada, siento bronca que es un pibe joven como mi hijo y puede estar en su casa, caminar y a mi hijo le arrebató todo».
Calor humano
El sexto piso del Palacio de Tribunales se llenó de personas solidarias y compañeras que desde el primer momento en que Ayala quiso matar a Lucas se acercaron a bancar a la familia Cabello. El TOC 1 dispuso una pantalla y parlantes para que quienes pudieron acercarse a presenciar la audiencia y no ingresaron a la sala por falta de capacidad, siguieran el debate. La frialdad del enorme palacio quedó suspendida en el pasillo contiguo a la sala donde se desarrollaba el juicio. Gente sentada en rondas en el piso, mate y tortas fritas. Pecheras “el Oso vive. Los Pibes”. Silencio para escuchar los testimonios del día. Nervios y ojos mojados. Aplausos para el momento en que el TOC le permitió a Carolina Vila presenciar la audiencia y silbidos para el imputado Ayala.
La puerta de la sala, que oficiaba de frontera entre el adentro y el afuera, se desdibujó en el sentimiento compartido, los de afuera estaban adentro, y las de adentro afuera. Creando la posibilidad de ampliar la capacidad de la sala dispuesta, que tan solo tenía 16 lugares. Y eran muchos más que 16 personas las que fueron a bancar a Lucas. Entre quienes los presentes, estaba una imprescindible, pilar de esta lucha colectiva, y compañera fundamental de Carolina Vila y Lucas Cabello: Roxana Cainzos, madre de Nehuén Rodríguez, asesinado en 2014, también por un entonces policía metropolitano.
En diálogo con el Colectivo de Medios Populares, Roxana describió la actitud de Ayala y la responsabilidad de la ministra de Seguridad Nacional en estos hechos de impunidad policial: «Lo ves ahí frío, sin que se le mueva una pestaña ni se le caiga una lágrima. Es terrible para nosotras las madres ver que ellos siempre se sienten tan asegurados y apoyados, ante estas intervenciones de Bullrich que son las que les da más poder e impunidad a los policías, que se sientan tan respaldados con sus abogados de la fuerza”.
Fin de la primera audiencia
A la salida del Palacio a Lucas lo esperaban bombos, agite y cantos. Una infinidad de abrazos y muestras de cariño para quien había enfrentado casi cinco horas de audiencia, frente al policía que hace 4 años le disparó tres veces y aunque no lo mató, le arrebató el futuro y la posibilidad de una vida de pie.
El TOC 1 dispuso que las próximas audiencias se desarrollen los días 3,10 y 17 de septiembre en horarios a confirmar, que continuará con las declaraciones testimoniales. Lucas presenciará todas. Ya pasó la primera que es la más difícil, dicen las madres que perdieron a sus hijos por el gatillo fácil y afrontaron juicios injustos. Los vecinos y vecinas, organizaciones sociales y medios populares estarán firmes en cada una para acompañar este caso que esperan se resuelva con la prisión de Ayala.
(*) FM Riachuelo/FM La Caterva/La Retaguardia/Agencia Paco Urondo/Sur Capitalino/Radio Gráfica/Radio Presente