Por Lucas Molinari *
Radios comunitarias están obteniendo su licencia. No es un logro del gobierno que no hizo sino silenciar voces opositoras, es una conquista de la lucha histórica del sector. Vale la oportunidad para festejar y a la vez hacer algunos apuntes para debatir sobre el rol de la comunicación popular en Argentina.
Licencias
Aproximadamente 420 radios FM, en su mayoría comerciales de las ciudades argentinas, fueron convocadas en septiembre del 2018 a un proceso de «Normalización». Se debían presentar las que tenían PPP (Permisos Precarios Provisorios), que fueron entregados desde el `89. Pasaron 30 años y nunca, ni el COMFER, ni el AFSCA y tampoco el ENACOM, se plantearon ordenar el espectro.
¿Qué significa esto? Hacer el «plan técnico», que es la definición política de cuántas radios debe haber y de qué categoría (con qué área de transmisión) en un ciudad. Las llaman «áreas de conflicto» porque hay más radios que lugares en el dial, que genera una «guerra de interferencias» que sólo superan las potencias del gran capital. Con esta «Normalización» el Estado no se propone ordenar el espectro.
Las radios comunitarias de ciudades que fueron reconocidas en 2006 la Resolución 753 también fueron convocadas esta vez por el ENACOM. De la Ciudad de Buenos Aires: FM Bajo Flores, La Tribu, Frecuencia Zero y Radio Gráfica. Del Conurbano: FM En Tránsito, Ahijuna, FM Reconquista, Tinkunaco. De Córdoba: FM Sur y La Ranchada. De La Plata: FM Futura, Estación Sur y Raíces Rock. De Santa Fe: FM Chalet y Aire Libre. De Mendoza: FM Cuyum. De Misiones: FM El Libertador. De Formosa: La Nueva. De estas 18 emisoras, el ENACOM ya publicó la obtención de la licencia de 7, y antes de octubre deberían ser una realidad las otras 11.
Según fuentes del ENACOM, de las 420 emisoras convocadas al proceso de «Normalización», se presentaron cerca de 290, de las cuales las comunitarias son sólo 18. ¿Por qué? Porque no se convocó a las llamadas «empadronadas» que son hoy la mayoría… En la Ciudad de Buenos Aires tenemos el caso de La Patriada, FM Riachuelo y FM Soldati que tienen ese carácter legal, generado en la época de Martín Sabatella al frente del AFSCA. Que no les da «derecho de emisión» por lo que por ejemplo no pueden denunciar interferencias, y tampoco fueron convocadas para obtener la licencia.
Por eso, cuando esta «Normalización» se termine, las redes de radios como FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) van a exigir que continúe con las «empadronadas». Según un estudio que se va a publicar el próximo 27 agosto, en el día de la radiodifusión, se va a brindar una radiografía muy completa sobre la comunicación comunitaria en Argentina. Sólo podemos adelantar que hay cerca de 300 radios populares y alternativas en nuestro país, de las cuales la mayoría terminarán el año sin licencia.
Enacom
Seguramente la Sra. Sivana Giudici querrá junto al Directorio del ENACOM adjudicarse unos puntos en su falso discurso sobre la «pluralidad» y otras yerbas (no nos olvidamos de su ferviente militancia contra la «ley de medios»). Lo cierto es que este gobierno de la oligarquía no hizo sino silenciar voces opositoras. Las radios comunitarias por su origen se han plantado desde el primer día contra esta gestión , por eso ante el apagón informativo han crecido sus audiencias. A diferencia de medios comerciales que negocian su línea editorial por pauta publicitaria, los populares demostraron ser espacios de resistencia cultural y política en estos años.
A la vez, como la foto de este artículo muestra, han habido una decena de protestas, ocupación del ENACOM, marchas y radios abiertas para reclamar los fondos FOMECA. Ante una inflación galopante y tarifazos eléctricos, las televisoras y emisoras se articularon en todo el país para visibilizar el accionar oficial, responsable del desfinanciamiento progresivo del sector.
Las licencias son producto de la lucha histórica de las radios comunitarias, algunas como FM Reconquista de José Leon Suarez, Futura de La Plata y Sur de Córdoba, con 30 años de trayectoria.
Apuntes
¿Qué implica una licencia? En primer lugar la legalidad plena a medios de comunicación con gran legitimidad social. La ley 26522 que sigue vigente, salvo en los artículos que limitaban la concentración que fueron derogados por decretos macristas, plantea que el 33% del espectro debe ser del sector sin fines de lucro.
La licencia significa el derecho de emitir y competir en igualdad de condiciones con las emisoras del capital financiero. Significa que el interés nacional tiene un espacio en el éter que se consolida para comunicar las ideas y la cultura surgida desde el pueblo.
Cada época tiene su soporte. El papel lo fue de manera predominante en los ´50. ´60, ´70. Como lo estudió el compañero Facundo Carman, no había organización popular que por esos años no haya publicado la «palabra escrita». Con el retorno de la democracia explotaron las FM. Porque era accesible económicamente y porque la gran cultura de nuestro pueblo ya no podía ser pisoteada. Hoy internet abre un horizonte que no está claro porque el consumo de medios está cambiando de manera vertiginosa.
Sin embargo lo analógico persiste. El papel tiene su importancia en el público, la experiencia de Tiempo Argentino muestra la interesante articulación de soportes. Y en el caso de las FM, la escucha por internet todavía está reducida a las grandes ciudades y un sector minoritario. En las provincias, en los pueblos es obvio que el rol de la comunicación local es muy fuerte. Por eso experiencias como las producciones de FARCO, cobran mayor relevancia en el interior argentino por su agenda federal, lejos del unitarismo reinante en los medios nacionales.
La perspectiva que abre esta legalidad parcial al sector comunitario permite plantear la discusión sobre un derecho de todo medio: el de la pauta publicitaria. Su distribución ha sido siempre absolutamente discrecional. Es necesaria su democratización. Cualquier regulación va a ser progresiva ya que nunca fue regulada. Actualmente en la Provincia de Bs As, no hay datos oficiales de cómo se distribuye la pauta. Es muy grave porque la administración de María Eugenia Vidal logra disciplinar a medios que parecen opositores, pero sus productores tienen prohibido dar lugar a notas que denuncien directamente la gestión de la gobernadora.
Por eso planteamos como un eje de resistencia desde 2016: «Sin medios comunitarios no hay democracia». Seguiremos disputando como sector, creciendo en audiencias y sabiendo que el rol de las radios comunitarias está en plantar la soberanía en el dial.
* Periodista de Radio Gráfica, integrante de la Mesa Nacional de FARCO.