Por Lucas Molinari *
Arrancó la campaña electoral. Con discursos breves y contundentes el dúo Fernández-Kirchner se lanzó en busca de los votos de cara a octubre. Haciendo eje en la trágica pobreza y la falta de trabajo actual, plantearon «sabemos cómo salir de este laberinto».
Gustavo Menéndez, intendente de Merlo y uno de los protagonistas de la unidad en el PJ Bonaerense, fue el anfitrión. El escenario tuvo un estilo living «moderno», pero los bombos no faltaron, tampoco las banderas de las agrupaciones políticas.
Menéndez reivindicó el rol de los intendentes que lo escuchaban sentados en bloque y allí se vio también a Máximo Kirchner. El diputado nacional estaba junto a Verónica Magario que suena para candidata a gobernadora o para ser parte de la fórmula provincial. En la transmisión televisiva también enfocaron a Axel Kicillof, que parece andar bien en las encuestas, aunque habrá que ver si logra franquear las roscas que desconfían de quienes no son propios.
También Menéndez definió que es «tiempo de reconciliación». Se refirió al Muro de Berlín y a la Guerra de Secesión en EEUU, sin desarrollar la idea insistió en que hay que «lograr la unidad».
Se trata del planteo de «superar la grieta» como respuesta al discurso macrista que recordemos en 2015 tenía un decir similar sobre la “unión nacional”. En el marco de una campaña que arranca desde un escenario de polarización y con un espacio político como Alternativa Federal, cuyo recorrido es incierto quizá hasta el cierre de listas.
Cristina era claramente a quienes todos esperaban escuchar. Cedió gran parte de la escena para que Alberto se pueda lucir. Y también hizo mención al planteo de la «unidad nacional», recordando los días festivos del 25 de mayo de 2010. Cuando nueve presidentes caminaron entre millones de personas «sin dispositivo de seguridad», en un hecho político donde hubo un encuentro nacional «entre unitarios y federales», dijo en tono de consenso.
«Uno puede equivocarse o acertar, nadie tiene el éxito asegurado», afirmó CFK, mostrando un tono ameno, diferente del conocido cuando gobernó. Una Cristina reflexiva que buscó lo profundo del sentimiento de quienes la escuchaban: «Creo en Dios, en mi país y en mi pueblo» definió y reivindicó «las decisiones basadas en convicciones profundas», refiriéndose a la apuesta de esta fórmula que comienza a andar.
Por último un Alberto Fernández que recordó: “Cuando tuve que discutir con el FMI tenía en el despacho de al lado un tipo que me dejaba en claro lo que tenía que hacer. Estamos en el mismo laberinto el 10 de diciembre», afirmó, parándose como el heredero de Néstor Kirchner.
Contó que al asumir el 25 de mayo de 2003 él le dijo a Néstor «llegamos» y este le respondió «esto recién empieza, ponete a trabajar». Algo similar comentó de Cristina en cuanto él le preguntó si estaba segura de la fórmula presidencial.
Se echó a andar el dúo bajando el tono confrontativo que supo tener el kirchnerismo. Inaugurando un estilo Fernández donde la ex-mandataria se corre para darle protagonismo a quien nadie pensaba como presidente. Habrá que esperar la definición de la fórmula en la Provincia de Buenos Aires para ver cómo queda el tablero de fuerzas dentro de la «gran unidad».
Hasta ahora los intendentes, el kirchnerismo (Instituto Patria), el albertismo (Grupo Callao) y los gobernadores, son las fuerzas en juego para el armado del futuro gobierno.
Y si bien es políticamente correcto hablar hoy de reconciliación, sabemos que se vienen tiempos de reconstrucción pero también de disputas. El título del “contrato social ciudadano”, tendrá su contenido que definirá los primeros 100 días de gobierno ¿Se podrá equilibrar al pago de la deuda con la crisis social ascendente?
Pero antes viene el cierre de listas ¿qué hará Sergio Massa? La hipótesis de un ofrecimiento para la gobernación hoy parece sólo un rumor, ya que de ser así el kirchnerismo pasaría de ser la fracción con más votos a entregar los principales lugares de conducción.
En cuanto al campo popular, el movimiento sindical, que fue precursor de la unidad en defensa propia y a la vez con capacidad programática, no quiere ser convidado de piedra. Veremos si finalmente en las listas se logra reflejar a los sectores que fueron la verdadera oposición al plan de gobierno oligárquico, hoy en retirada.
* Periodista de Radio Gráfica, conductor de Punto de Partida.