El viernes pasado falleció Juan Carlos Dante Gullo. El popular Canca tenía 71 años. Histórico referente de la Juventud Peronista de los setenta, Gullo padeció la desaparición de su madre, su hermano y menor y el encierro, durante los siete años de dictadura, en el penal de Sierra Chica. Histórico militante, su último cargo fue diputado por la Ciudad de Buenos Aires entre 2007 y 2011.
En La Señal, Gabriel Fernández mantuvo un emocionado diálogo con el periodista Oscar Jesús Gómez, amigo de la infancia y compañero de militancia de Dante Gullo. Gomita se mostró dolido: «En un momento dado los compañeros se nos iban muy rápido. El Canca me llamaba cada semana preguntando que precisaba. Su muerte fue un golpe por la espalda«.
Recordó: «Nos conocíamos de pibes. Había una diferencia de años, pero con Canquita tuve suerte. El conocía la historia de dolor de mi familia, con exilios y asesinatos. Siempre lo tuve al Canca como ese amigo que me llevó en un comienzo de la mano, aunque pasados los años, cuando comenzó otra historia, tuvimos discusiones, pero siempre dentro de un marco de hermandad y cariño».
«En los años en los cuales Canca estuvo al frente de la Juventud Peronista, tuvimos una pelea, pero después nos reencontrábamos como si nada hubiera sucedido. Dentro de las organizaciones se bajaba la orden, pero había grupos que discutían aparte. La charla podía darse en un bar, como el que estaba en la esquina de la CGT de los Argentinos. Era monocorde, todos teníamos una idea diferente, pero nadie le decía al otro si estaba bien o mal lo que hacía porque eramos compañeros. Aparte, Dardo (Cabo) y Dante nos sacaban años y comenzaron a hacer la revolución antes que nosotros«, señaló Oscar Gómez en Radio Gráfica.
«A mí me secuestraron en 1975. Me tiraron en un lugar como muerto. Cuando reaparecí tres meses después, el Canca estaba preso. Estuvimos años con mensajes telepostales entre terceros. Cuando salió, el primer lugar donde fue a dejar su testimonio fue a Primera Plana, revista que yo dirigía. Año 1984«, recordó Gómez
Consultado sobre el camino trazado por Gullo y la juventud actual, el director de Tambores en la Noche se mostró sin respuesta: «Siempre me pregunto que hubiéramos estado haciendo nosotros hoy, con este gobierno de entrega, y que están haciendo los jóvenes en éste momento. Son dos caminos diferentes. Ni critíco ni quiero explicar al otro que está mal o bien. Solo marco una diferencia importante de proceder porque hoy no hay revolucionarios sino jóvenes progresistas preparados para la política. Les falta un toque de orégano para darle sabor a la comida. Por otra parte, es mucho mejor que nunca se repitan las historias. Prefiero que estén todos vivos, no como mis mejores amigos y mi familia, que desapareció por pelear y luchar. Así fue aquella época y nosotros tardamos diecisiete años en volver».
«El Canca tenia el don de la amistad«, subrayó Oscar Gómez, «Aunque no conociera una persona que lo saludaba, el retribuía el saludo como si lo conociera de toda la vida. El provocaba un cariño y cercanía que todos creían que eran amigos del Canca para toda la vida. Era muy abierto salvo en sus objetivos políticos»
Finalmente, Oscar Gómez sostuvo que Gullo «Hubiera festejado que se fue Carrefour de Avenida La Plata. Nosotros colgábamos allí la bandera que decía El Orgullo de ser peronista. En el gasómetro hacíamos las reuniones y el acto de asunción de Cámpora».
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