Por Ramiro Coelho*
Para un periodista, la experiencia de entrevistar en su lugar de trabajo a quienes producen las verduras que consume el pueblo diariamente, puede significar dos cosas: realizar una nota color que de un respiro al oyente, en medio de la vorágine de noticias “duras” de la política nacional, o aportar información para facilitar el análisis de la audiencia sobre el conflicto estratégico por la soberanía alimentaria de la Argentina. El problema central de este dilema, a juicio de quien escribe este artículo, radica en una maldita costumbre de los periodistas que trabajan en las grandes corporaciones mediáticas: la estigmatización como estrategia para tratar los hechos políticos que los trabajadores generan.
El caso emotivo
La entrevista realizada en Abramos La Boca el miércoles 12 de marzo, por quien subscribe, al delegado de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) Bernando Castillo, puede ser comprendida como una nota color, si el oyente centra su atención en la experiencia de producción agroecológica y si se deja maravillar por los conocimientos que este trabajador ha desarrollado en su camino a la agroecología. Seguramente, muchos medios hegemónicos habrían producido notas similares y hubieran condimentado los audios con comentarios emotivos, buscando construir para la audiencia la clásica imagen del “buen salvaje”: trabajador, humilde, emprendedor… la lista de adjetivos es casi infinita. La apología, en este caso, borra el conflicto y oculta, a veces de manera magistral, su inevitable contra cara; la estigmatización. En la medida que “el productor” cuente su experiencia de trabajo y auto superación, el relato se sostiene y la nota sigue siendo una nota color. Después de todo, la visita al centro agrícola El Pato es el relato de una buena experiencia que “merece ser apoyada por el Estado”.
Los trabajadores de la tierra en conflicto
La localidad del El Pato, está ubicada en el centro de un corredor fruti hortícola de más de cuarenta kilómetros que abarca los municipios de La Plata, Berazategui y Florencia Varela. Región donde se produce el sesenta por ciento de las frutas y hortalizas que consume el pueblo argentino. Al recorrerlo, quien tenga un ojo entrenado podrá ver el conflicto a flor de piel. Durante los últimos veinticinco años la proliferación de barrios cerrados y el avance de las plantaciones de soja han puesto en jaque a los productores huerteros, encareciendo el costo de los la tierra y contaminando las napas de agua por el uso de agrotóxicos. Paulatinamente, el cuarto cordón verde lindero a la Ciudad de Buenos Aires comienza a ser mutilado por el avance de la renta inmobiliaria y agroindustrial, desplazando a los agricultores familiares que garantizan la soberanía alimentaria delos argentinos. La reciente conformación de la UTT es consecuencia de este conflicto, agravado en los últimos años por las políticas agresivas del gobierno de CAMBIEMOS hacia la agricultura familiar. El abandono de los programas de apoyo al sector, la desaparición de monotributo social agropecuario y los intentos, fallidos por el momento, de modificar la ley de semillas son los factores que agravan dicho conflicto y ponen al trabajador de la tierra en una situación que resiste toda estrategia de auto superación.
Organizados, movilizados y estigmatizados
En el marco de este conflicto, la UTT ha venido participando activamente en las acciones de protesta y movilización del amplio y numeroso colectivo de trabajadores de la economía popular. Integrada a la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) los trabajadores de la tierra han encontrado el marco organizativo y la agenda reivindicativa que logra enmarcar su lucha. Cuando el conflicto es enmarcado dentro de un reclamo sindical y las acciones de protesta ocupan el espacio público, el relato apologético de los medios desaparece y emerge su contracara: el estigma. En ese momento, el “productor, emprendedor, trabajador es suplantado, por el piquetero, planero, vago … la lista de adjetivos también se hace infinita. Es por eso que la entrevista realizada el miércoles 13 de marzo al delegado de la UTT Bernardo Castillo no es un cuento con final feliz, sino el primer capítulo de un relato épico con final abierto.
(*) Columnista de Abramos la Boca