
En la tarde del jueves se dio a conocer el veredicto de la sentencia del proceso judicial por la causa de encubrimiento sobre el atentado a la AMIA. La resolución fue la absolución de Carlos Saúl Menen, el ex presidente de la DAIA Rubén Beraja y el ex comisario de la Policía Federal Jorge «Fino» Palacios. Fueron condenados el ex Juez Juan José Galeano a 6 años de prisión por encubrimiento y favorecimiento personal, a Hugo Anzorreguy, cuatro años, a Carlos Telleldín a tres años por partícipe necesario en encubrimiento.
En este marco, en el aire de Radio Gráfica dialogamos con Juan José Salinas, periodista y escritor, autor de libros como “AMIA. El atentado. Quiénes son los autores y por qué no están presos” de 1997, y su último trabajo “La InfAmia” entre otros, también creador del blog «Pájaro Rojo».
Salinas explicó que “el juicio investigaba el encubrimiento de los asesinos a través de dos casos y se había dejado afuera a Carlos Corach que vive en Londres y que a nadie molestó”. En ese sentido explicó que “Román Lejtman podría haber sido mencionado, pero al ser un agente de inteligencia israelí, dijo que era su fuente, provocando que quede afuera”. En ese sentido apuntó que ese hecho “es lo que posibilita la absolución de Menem, porque Menem actuaba a través de Carlos Corach en esta historia”.
Luego retomó los dos casos y expresó que “por un lado se investigaba el pago de 400 mil dólares a Carlos Telleldin que estaba detenido por otras causas, a fin de acusar falsamente a un grupo de policías bonaerenses, esto fue la genialidad de Carlos Corach que remplazó a policías federales por bonaerenses, que no tenían absolutamente nada que ver con el atentado” y continuó “por otro lado el encubrimiento del comisario Jorge Fino Palacios de la investigación de la llamada Pista Siria a través de algunos allanamientos en propiedades de la familia Edul”.
Salinas resaltó que “Alberto Jacinto Kanoore Edul es un comerciante del barrio San Cristóbal porteño donde hay mucha colectividad, y es quien habría llamado por teléfono a la casa de Telleldin, antes de que éste se desprendiera de una camioneta supuestamente bomba la cual se habría estrellado contra el edificio de la AMIA. Pero no hubo ni camioneta bomba, ni chofer suicida ni nada de eso, es todo mentira”.
En ese sentido Salinas explicó que “lo de Edul nunca se pudo probar más allá de esa llamada de teléfono, con lo cual, si bien Fino Palacios no allanó una casa y tardó en allanar otras seguramente por indicación de la propia Casa Rosada, la investigación llegó rápidamente a un departamento que había utilizado Menem cuando salió del confinamiento en Mar del Plata en los años 80; el mismo edificio donde además tenía un departamento el médico de Menem, Alejandro Tfeli, al cual yo denuncie como partícipe del atentado”.
El investigador continuó: “lo de Telleldin es un bochorno, no quiero ponerme a defenderlo, pero es un bochorno que lo condenen a devolver el dinero que le dio el Estado Argentino y con el cual se lo puso contra la pared en la dicotomía de elegir entre acusar a sus enemigos y hacer lo que nosotros te decimos o desobedecer bajo la amenaza de complicarte la vida y que nunca vas a salir de la cárcel”.
Agregó que “ahora viene un juicio contra Telledin y ninguna de las organizaciones de familiares quiere querellar contra él porque está claro como el agua que no tenía ninguna otra alternativa, entre elegir que te peguen un tiro o te den medio millón de dólares no hay elección libre”.
Por último, Salinas comentó que investigó el atentado AMIA “por cuenta de la propia mutual judía durante tres años pero debí seguir investigando por mi cuenta el tema” y resaltó que “llegué a la conclusión de que los servicios secretos de varios países, la SID, el Centro de Inteligencia de la Policía Federal, la CIA, los servicios secretos de Brasil. Todos sabían del tema y que se iban a cometer los atentados”.
En ese marco explicó que el ataque “fue hecho con doble propósito, uno evidente era tratar de cobrar dinero proveniente del lavado, del tráfico de drogas y de armas, y otro era sabotear los esfuerzos entre el por entonces el primer ministro iraní Isaac Rabin de establecer la paz con Siria que se basaba en devolverle la Meseta del Golán a cambio de un acuerdo de paz firmado solemnemente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, publicado en 1967”.
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