
Ricardo Aroskind, economista e investigador docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento, dialogó con La Señal sobre la situación económica que atraviesa la Argentina.
Aronskind planteó en primer lugar que «hay bajas muy fuertes en la industria, la construcción y en el uso de capacidad industrial instalada. Desde 2002 no lo veíamos. Sería un error creer que estamos en ese momento, pero es cierto que no se ve la manera que va a tener el gobierno para revertir esta situación. Con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el gobierno está muy limitado en la obra pública, que tiene que caer a la mitad respecto al año pasado. Si a eso se suma que los créditos UVA se están convirtiendo en una trampa para los ahorristas, no vemos mecanismos de reactivación económica, que por otro lado necesita medidas concretas, no es espontánea».
En diálogo con Gabriel Fernández precisó que «el gobierno está jugado a la carta de la buena cosecha, que puede ser buena pero no tiene un impacto generalizado. Si seguimos con tarifazos y techos en las paritarias la reactivación no va a existir«.
Luego el entrevistado agregó que «el FMI solo tolera es el aumento del déficit fiscal, el que está relacionado con el pago de servicios de la deuda externa, que está creciendo aceleradamente. Lo que se deja de gastar en obra pública o en actividades que sirvan a la sociedad se gasta en los intereses de una deuda que se incrementó fuertemente en estos tres años sin que se sepa cuál fue el objetivo de ese endeudamiento«.
Por último Aronskind sostuvo que «cuando la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) plantea que el cambio económico no tiene que ser después de las elecciones nacionales sino inmediatamente estoy de acuerdo. Me parece que hay un cortocircuito que se advierte en los ritmos de la política opositora. No se está a la altura de muchas empresas que están quebrando. No solo PyMes, sino también firmas como Fate o Arcor. Cada día otra empresa entra en problemas, cada día entre doscientos y quinientos trabajadores quedan afuera del sistema. No se puede esperar mucho tiempo. Este gobierno está sostenido por el disimulo de los grandes medios de comunicación. Si la prensa funcionara razonablemente bien hoy estaríamos una caldera social impresionante, exigiendo un cambio de rumbo«.
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