Nora Buich, profesora de Literatura de la Escuela Técnica de Astillero Río Santiago y parte de la Comisión de Fondo de Lucha, se refirió -en el programa Feas Sucias y Malas– a la situación de la fábrica, a la participación de las mujeres allí y a la elección de la ciudad de La Plata, donde está el Astillero, como nueva sede el Encuentro Nacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans en 2019.
“Somos 351 mujeres en el Astillero”, comenzó al informar que son el 10 por ciento de la fábrica, en la que hace meses vienen luchando junto a más de 3000 trabajadores ante el intento de vaciamiento.
“Estamos en un fuerte conflicto, algunos estamos cobrando la mitad del salario, otros no cobran”, explicó para introducir: “Fuimos al Encuentro de Mujeres en este caso llevando nuestra propia lucha. Fue muy especial, porque mucha gente conocía el conflicto y quienes no la conocían se solidarizaban y la elección de la sede de La Plata fue muy buena”. Aunque, aclaró, que no fue una propuesta que emanó de ellas.
“Estamos en pie de lucha, pero muy preocupadas y preocupados porque el Gobierno quiere cerrar el Astillero. De hecho se conoció su plan en fases, que algunas se cumplieron y otras no, porque ellos pensaban ya para esta época despedir. Y con nuestra lucha impedimos eso”, siguió. “El Gobierno montó toda esta campaña de que somos vagos y vagas. El Gobierno sigue atacando, pero decimos ´En los 90 no pudieron y ahora tampoco´”, afirmó en diálogo con Úrsula Asta y Valeria Rodríguez.
“Tuvimos que hacer muchísimas acciones para lograr que se traiga oxígeno y gas para soldar y seguir trabajando en el barco que hay que entregarle a Venezuela. Todavía hoy no tuvimos discusión de paritarias, la empresa y el Gobierno en una burla nos ofreció 2.000/ 2.500 pesos, con la quita que han hecho sobre nuestros sueldos”, contó.
Sobre su labor docente dentro del Astillero, la trabajadora contó que la Escuela Técnica comenzó como “una escuela de oficio en la formación del Astillero” y que “luego se convirtió en una escuela técnica”. “Muchos siguen ingeniería y vuelven. Y otros chicos y chicas ya recibidos ingresan al Astillero. Con mucho orgullo hace unos años empezaron a entrar nenas y hoy son compañeras que además están a bordo, que están soldando, que están en las maquinas, en producción. Las mujeres pasamos de estar en los servicios a estar en todos los sectores de producción”, sumó.
Sobre la lucha de las mujeres dentro y fuera de la fábrica contó que “el día de la votación (por la ley de aborto) en el Senado, se adornó el buque Juana Azurduy con un pañuelo verde gigante. Fue iniciativa de unas compañeras y todas lo aplaudimos”. “Pueden haber parado por ahora nuestra lucha, pero el derecho al aborto va a ser ley. Las mujeres en las luchas aportamos otros métodos y otras formas muy imaginativas. Yo veo a las generaciones jóvenes, mis alumnas y alumnos y creo que es imparable”, agregó.
En el mismo sentido, informó que “el fondo de lucha fue iniciativa de una compañera”. “No tiene que ver la cantidad de mujeres que somos, sino que somos una fuerza que se volvió muy potente, porque siendo el 10 por ciento de la fábrica, hay iniciativas que después empujan al resto de los compañeros, pero surgen de mujeres”, planteó.
Además, invitó a participar del festival en Club Astillero, ubicado en Horacio Cestino entre Quintana y Moreno que se realiza el 27 de octubre: “La idea es recaudar para ayudar a los compañeros que están en peores situaciones. Hay compañeros que cobraron 0 pesos y no tienen ni para pagar el colectivo”.
Sobre lo que sigue, planteó: “Tenemos dos barcos ya para entregar el mes que viene a Venezuela y que recibiríamos lo que falta del pago. Es más, Venezuela con muy buena voluntad extendió un mes más para que lo podamos terminar”. Y reflexionó que con el Gobierno nacional “hay un diálogo en el que mostramos que queremos producir y el Gobierno está emperrado en demostrar que no. Obviamente tiene que hacer los deberes con el FMI y no sólo recorta Astilleros, sino que la plata que va al FMI sale de cada trabajador y trabajadora”.
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