junio 05, 2025

Astillero Río Santiago | Se reanuda la producción naval

Astillero Río Santiago | Se reanuda la producción naval

Cuando los cronistas de Radio Gráfica llegamos a la puerta de los Astillero Río Santiago la noche del jueves 13, a un lado y al otro del portón de entrada, trabajadores de esa unidad productiva y el pueblo de la región saltaban y cantaban juntos por la defensa de una empresa emblemática creada en el año 1953 por el segundo gobierno de Juan Perón y que supo eludir los embates privatizadores de la década de los ’90: Astillero constituyó una de las pocas empresas estatales que resistió a la vampirización del capital multinacional en ese tiempo, y qué duda cabe, forma parte de la cotidianeidad, del aire que se respira en Berisso, Ensenada y La Plata.

Ahora frente a un gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires que se proponen “dinamitar” la fabricación de buques como uno de los ejes vertebradores para desmantelar lo que queda de soberanía argentina en la industria y los fletes marítimos, la tradición de lucha no es recuerdo, una nostalgia que los abuelos relatan a sus nietos ni un pasado rescatado entre los escombros de la historia, sino una herencia actualizada de cuerpos hermanados que se despliegan en la lucha por el trabajo y la industria naval.

La noche amenazaba tormenta desde el cielo después de nueve horas de tensas negociaciones entre los representantes de los trabajadores y las autoridades gubernamentales, con la producción paralizada por la decisión colonial de la Casa Rosada y el látigo de descuentos compulsivos arrojados sobre los salarios obreros como castigo a una voluntad colectiva que no se subordina a los mandatos imperiales: a esa hora el Astillero se encontraba ocupado por una marea humana que sabe del oficio de construir buques y de enunciar las consignas precisas que subían con furia y entusiasmo a la vez, desde el fondo de la tierra.

Los cronistas grabador y cámara en mano se abrían paso entre una masa de espaldas compactas de varones y mujeres de todas las edades, que tenían fijados sus ojos sobre una empalizada que oficiaba de escenario desde la que se coordinaba una asamblea que aglomeraba 2500 cuerpos, pero un solo espíritu que exclamaba por el empleo, el reconocimiento hacia los que ponen la fuerza de trabajo por demás calificada, la defensa de la industria naviera y el repudio generalizado a las políticas de un gobierno y de sus corporaciones cuyos personeros no disponen de la experiencia de trabajar, de producir, de fundir materialidades más que la de acumular gruesos billetes fruto de la especulación y la valorización financiera.

En ese preciso instante, el secretario general de ATE Astillero Río Santiago Francisco Banegas ponía a consideración de los y las laburantes el Acta Compromiso firmada minutos antes por la Junta Interna gremial y los representantes patronales, después de nueve horas de intensas negociaciones. Ese Acta establece que a partir del lunes 17 de septiembre el gobierno se compromete a la provisión de insumos para reanudar la producción de buques, paralizada desde hace varios meses por decisión de la oligarquía gobernante.

La onda sonora que cubrió la noche, los brazos que se movían al unísono que reproducían los movimientos de la tribuna futbolera, pero no como meros espectadores del juego en este caso, sino como protagonistas de un partido en el que les va la vida, los amasijos de cuerpos afectuosos, el griterío de alegría, indicaban que los trabajadores habían obtenido una victoria. “Parcial” decían, pero una victoria al fin.

Después los saludos a los concejales de Ensenada y a los diputados provinciales, el reconocimiento a las familias de las trabajadoras y los trabajadores, a la comunidad de la Región, los agradecimientos a otros sindicatos y a Oscar de Isasi, secretario general de ATE Provincia de Bueno Aires quien retomó las enseñanzas de las mujeres del barrio: “la lucha que no te mata, te fortalece”, señaló. También saludó a la Asamblea el intendente de aquella Ciudad Mario Secco, quien en su alocución hizo resonar aquel discurso de Perón cuando todavía no existía el peronismo: “no permitan que los desunan”, “trabajadores unánse”, a lo que los obreros respondieron a coro sin desafinar: “vamos a volver, vamos a volver”.

Los cronistas extrañados ante un territorio desconocido, sin embargo, podían percibir que la multitud abigarrada, además de celebrar un pequeño triunfo sindical, festejaba el estar juntos, una alianza de sudor y pensamiento soldada por la sensibilidad de la experiencia, la que arrastra hacia el presente, aquí y ahora, el 17 de octubre, el Cordobazo y la resistencia al menemismo estratificados por un tiempo sin sucesión.

Los trabajadores y las trabajadoras de Astillero vueltos una corporalidad indistinta que se apropia del lenguaje para decir en común “unidad de los trabajadores”, “somos de la gloriosa banda descontrolada, la que lucha y trabaja contra la ‘gorilada’” tienen una certeza: cuando llueva mierda, el mejor refugio es la calle.

AW/GF/RG

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