Jorge Capitanich, intendente de Resistencia y referente peronista, conversó con La Señal acerca de la situación política argentina y de las perspectivas que se trazan para 2019.
Capitanich afirmó inicialmente que «es absolutamente indispensable y prioritaria la construcción de la unidad del campo popular. La misma tiene que ser amplia, plural, no tiene que desconocer la actitud de muchos personajes que fueron conniventes con el gobierno, por ejemplo los que votaron el acuerdo con los Fondos Buitres».
El dirigente reflexionó que «no se si se pueden olvidar las rencillas del pasado, pero sí se pueden superar para logar la consolidación de un liderazgo que permita ganarle a este gobierno. Si el oficialismo gana con este desastroso programa económico y social, y con estas políticas regresivas, eso quiere decir que los errores no están de su lado, sino del lado de la oposición».
Por eso, Capitanich pidió «hacer un gran esfuerzo para construir una alternativa que nos permita garantizar una estrategia electoral que le devuelva al pueblo argentino fe, esperanza, y un gobierno que lo represente«.
En caso de conformarse esa alternativa y llegar al Gobierno, el peronismo «tendrá que tener la capacidad de utilizar al al Estado como una herramienta capaz de ejercer una concertación cuyo objetivo sea el crecimiento, contención y redistribución del ingreso».
Para el dirigente, el «círculo más favorable para la Argentina» es el que comenzó con el Gobierno de Néstor Kirchner. «El superávit fiscal y financiero generaba las condiciones para adquirir dólares sin un efecto inflacionario y porque había una balanza comercial favorable y en cuenta corriente. Cuando hay superávit gemelos hay una acumulación de reservas, se usan para amortizar flujos de servicios de capital de intereses de deuda, y puede haber una estrategia de crecimiento sustentable con baja inflación e incremento del empleo. No pudimos hacerlo por una acumulación de factores desde 2007. Se enfrentaron cinco corridas cambiarias, por setenta mil millones de dólares, pero ninguna fue de carácter recesivo«.
Finalmente, interrogado acerca de la relación entre el kirchnerismo y el movimiento obrero, Capitanich sostuvo que «el movimiento obrero históricamente ha sido columna vertebral del Movimiento Nacional Justicialista, es decir del movimiento nacional, popular, y democrático. Ha dejado de serlo por la incidencia dramática de la burocracia sindical, que no representa las raíces del movimiento obrero. Uno observa objetivamente, que el movimiento obrero tiene que darle paso al movimiento de trabajadores. Porque los desocupados o trabajadores de la economía popular lo son tanto como los trabajadores de fábrica. En consecuencia me parece clave reconstruir las redes de representación popular. La clase trabajadora no es solo el obrero de base industrial, sino también los compañeros de la economía popular, la agricultura familiar, la producción de ladrillos, en la producción textil, en distintos espacios de nuestro país donde su trabajo forma parte de la creación de riqueza«.
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