Walter Formento, director del Centro de Investigadores en Política y Economía (CIEPE), analizó en La Señal los cambios ocurridos en el Gabinete Nacional.
Formento indicó en primer lugar que «esta crisis es de carácter estructural. Mauricio Macri al asumir la presidencia le dio de inmediato el control de los instrumentos de gobierno a Londres. Les dio el Banco Central en la persona de Federico Sturzenegger y el Ministerio de Energía en la de Juan José Aranguren, por ejemplo. Esa situación cambió con el triunfo de Donald Trump, se deterioró desde la segunda mitad de 2017 aproximadamente, y se reflejó en las corridas cambiarias, financieras e inflacionarias a partir del manejo de la energía en la Argentina. La situación se aceleró en las últimas semanas».
En diálogo con Gabriel Fernández, el especialista indicó que «El choque entre Sturzenegger y Marcos Peña muestra las diferencias internas del gobierno. El aumento de poder del Jefe de Gabinete puso de manifiesto que los dos grandes centros financieros de Londres y Washington tienen una disputa estructural en torno al control de la Argentina, y el Fondo Monetario vino a respaldar la posición de Peña, Nicolás Dujovne y sobre todo de Luis Caputo«.
El entrevistado sostuvo posteriormente que «la Argentina es un hueso duro de roer porque tiene un movimiento nacional desarrollado en las organizaciones sindicales, sociales y que tuvo manejo del gobierno. Eso le da una capacidad de ser un actor decisivo en el marco de estas crisis. Comparado con los ’90 la llegada de Nicolás Caputo a la dirección del Banco Central es equivalente a la salida de Domingo Cavallo del Ministerio de Economía y la llegada al mismo puesto de Roque Fernández en 1996. Ahí se aceleraron los tiempos políticos y sociales, y se sinceró que el golpe financiero contra Raúl Alfonsín era fruto de un acuerdo táctico entre líneas financieras que rompieron en ese momento. A partir de ese momento comenzamos a transitar el camino que terminó en diciembre de 2001. Pero a diferencia de los ’90 el pueblo argentino ya está en la calle. Y además hay un desencanto con el gobierno de Macri desde principios de 2016«.
Por último Formento opinó que «el movimiento nacional está ejercitando la paciencia. Otra diferencia con los ’90 es que mientras en ese momento los dos grandes jugadores estratégicos mundiales eran el continentalismo financiero de Washington o el globalismo financiero de Londres, hoy hay alternativas multipolares por fuera de los intereses financieros. Particularmente el multipolarismo humanista universal del Papa Francisco, por lo tanto Macri comienza a transitar la vía de la confrontación con él«.
MG/GF/RG
.
