Fernando «Chino» Navarro, referente del Movimiento Evita, dialogó en La Señal acerca de las perspectivas para 2018 y 2019 en el seno del campo nacional y popular.
Navarro opinó en primer lugar que «la reorganización del peronismo y la unidad es un esfuerzo de todos. El encuentro en la UMET [Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, n. del r.] fue un aporte para empezar a escucharnos, a reflexionar juntos. En la medida que la política no se vuelva a establecer como mecanismo de organización y acción cotidiana, va a ser muy difícil construir un programa alternativo, reconstruir la organización política o reenamorar a la sociedad. Hubo muchos compañeros enojados que estaban en contra de la iniciativa. No me molesta ni me enoja porque es comprensible. Las derrotas no fueron procesadas y eso genera mucho enojo, una sensación de soledad en muchos compañeros. El problema es cuando aparece la descalificación sin argumentos políticos, guiada solo por la emoción del momento. Pero eso se va a resolver con política. Cuando aparece lo demás se ordena«.
El dirigente también indicó que «la cuestión del caudal de votos no se planteó pero flota en el ambiente y es razonable, en la medida que se entienda que el desafío es ganar en 2019. La unidad requiere la calle en tanto movilización y acción, y también en el sentido de escuchar a la mujer y al hombre de a pie. Hay que ser muy humilde y generoso, hay que abrazar a los compañeros aunque estén enojados. La calle ayuda a construir con más solidez de abajo para arriba una política de unidad que no se resuelve en un documento o en la juntada de ‘algunos dirigentes’. Después tiene que haber una propuesta, un programa. Tenemos que ser mejores de lo que fuimos si queremos no solo ganar la elección sino resolver problemas estructurales que enfrentamos pero que no pudimos resolver«.
Finalmente al ser consultado sobre los roles de distintos sectores y referentes del movimiento nacional Navarro observó que «el movimiento obrero juega un rol determinante en el protagonismo de los sectores populares y los grupos de poder. Venimos de una crisis muy grande en la relación en términos de partido y movimiento obrero. La ruptura con Hugo Moyano en 2011 generó una situación difícil de recomponer entre ese año y 2015. También la división de la CTA. Por otra parte Cristina Fernández de Kirchner tiene un lugar que nadie se lo puede negar, aunque también creo que si empezamos a hablar de unidad en torno a personas, liderazgos o encuestas es que no entendemos qué pasó. Prescindiríamos del ordenador que es la política, no una persona o un caudal electoral«.
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