Mariano Lovelli, titular del Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad (CEPIS), dialogó con Abramos la Boca acerca de los aumentos de tarifas e impuestos en la Argentina y de las perspectivas económicas del país para el futuro cercano.
Lovelli comentó en primer lugar que «las subas en los servicios públicos y en cuestiones impositivas son parte de una escalada que no va a terminar. El propio Ministro de Energía y Minería, el ingeniero Juan José Aranguren, cada vez que le tocó abrir alguna audiencia pública de luz o de gas manifestó que esto se trata de ‘un sendero de precios’ que concluye en octubre de 2019. No solo por las elecciones, sino porque el plan que estableció el gobierno es de aumentos semestrales en los servicios públicos con una primera etapa que termina en esa fecha. Pero a eso hay que sumarle otros incrementos como los peajes, el transporte público, los servicios de colectivos, trenes y por supuesto el aumento de agua potable. Por lo tanto a la población hay que decirle que el encarecimiento de la vida cotidiana para el empleado o el cuentapropista hasta que el gobierno no decida cambiar de política o si la ciudadanía no decide cambiar de política«.
El entrevistado también señaló que «hay que hacer una reflexión en torno a cómo presenta el ejecutivo estos verdaderos tarifazos como supuestos beneficios. Están tratando de camuflar lo que la gente siente en el bolsillo, es decir, que el día a día se hace cada vez más difícil la vida cotidiana. Se complica llegar al trabajo, pagar una boleta de agua, una boleta de gas o de luz, cuando desde el discurso oficial se plantea una futura serie de paritarias a la bajo, con techos bajos y sin actualización por inflación. Ya lo vimos con la Reforma Previsional. Jubilados, pensionados y beneficiarios de la seguridad social ya están padeciendo el achique de los ingresos, mientras que los egresos suben exponencialmente«.
Finalmente Lovelli afirmó que «hay que mirar lo que ha pasado en la Argentina cíclicamente, y no hay que irnos demasiado lejos. Cuando se apostó al endeudamiento externo, a generar ganacias desde el sector financiero y darle la espalda al sector productivo sabemos cómo terminó esa película. Por lo tanto creo que va a haber que hacer un gran ejercicio para sintetizar propositivamente los tres o cuatro ejes troncales por los que la Argentina productiva puede ofrecer una alternativa a un gobierno que repite recetas del pasado. Bajo la mácula de ‘lo nuevo’ se esconden recetas del Consenso de Washington que la Argentina cumplió como alumna ejemplar en los ’90 y sabemos que terminó en la trágica noche del 19 de diciembre de 2001«.
MG/GF/RG