Martín Burgos, director del área de economía política del Centro Cultural de la Cooperación, dialogó con Abramos la boca acerca de la situación económica argentina y de las perspectivas para el comienzo del año.
En primer lugar Burgos explicó que «los títulos de la prensa que hablan sobre el consumo y las metas fiscales del gobierno están orientados a lo que se llama el mercado, no solo el gran mercado financiero, sino también a nosotros, los consumidores. Los primeros piden siempre un déficit fiscal bajo, y eso implica las políticas de ajuste que todos conocemos. El argumento siempre es el mismo. Que el déficit fiscal sigue siendo grande y hay que seguir ajustando. Ese es el objetivo y la dirección que se trazó el gobierno. En función de eso se autocalifica positivamente. Pero el déficit actual, de un 3,9%, es mayor que el de 2017 y mucho mayor que el de 2015, un año supuestamente catastrófico. Y todo esto omite contar los datos del endeudamiento, que si se suman al cálculo fiscal totalizan un déficit del 6%. La discusión creo yo tendría que ser en qué gasta el Estado, más que cómo reducir el déficit«.
Luego el economista amplió su descripción al señalar que «el gasto del Estado es un gasto que en primer lugar pasa por cubrir jubilaciones, pensiones, Asignación Universal por Hijo, sueldos de empleados públicos. Los beneficiarios de esos gastos no se guardan la plata sino que la gastan en el comercio. Cuando hay procesos de ajuste en esos gastos estatales se produce otro ajuste paralelo. Porque al pagarle menos a los docentes por ejemplo, eso redunda en que hay menos dinero para gastar, se achica el consumo, y el comerciante privado también sufre un ajuste. Reducir al sector público también perjudica al sector privado, sobre todo en comercio e industria. El único que crece es el sector financiero, que está tomando proporciones gigantescas«.
Finalmente Burgos opinó que «es difícil ver un pronóstico para este primer trimestre. Es poco probable que se reduzca la inflación porque tenemos el impacto de los aumentos de tarifas, que no solo repercute en el bolsillo sino en la inflación. También hay un aumento del petróleo, con lo cual va a subir el precio de la nafta y van a aparecer gastos energéticos suplementarios que se van a trasladar a precios. Y tampoco se está pagando a proveedores privados del Estado. Eso a las PyMes las liquida, y al mismo tiempo permite mostrar mejores números de los que realmente hay. A partir de estos datos creo que vamos a tener un trimestre bastante malo. Soy escéptico respecto a los datos oficial según los cuales habrá un crecimiento económico este año«.
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