
El teniente general (RE) Martín Balza, jefe del Ejército argentino entre 1991 y 1999 y luego embajador sucesivamente ante Colombia y Costa Rica de 2003 a 2016, dialogó con Punto de Partida acerca de la situación nacional en materia de política militar y diplomacia.
Según Balza «lamentablemente hay una cierta indiferencia por parte de las fuerzas políticas hacia las fuerzas armadas desde el advenimiento de la democracia. El drama de la desaparición del ARA San Juan y sus cuarenta y cuatro tripulantes mientras cumplían un acto de servicio a nuestro país, ha puesto el tema en relieve. Escuché durante varias gestiones a funcionarios del área de Defensa decir que nuestro país no tiene hipótesis de conflicto con nadie. Es una miopía muy grave, porque no hay país del mundo que no las tenga. No quiere decir hipótesis de guerra. El conflicto es algo que hace a la esencia de las Fuerzas Armadas, que no es la eventualidad de un choque bélico sino la existencia del Estado, del que constituyen un atributo y en función de nuestros intereses y patrimonio estratégico a proteger«.
Posteriormente el entrevistado caracterizó a la cuestión de las Malvinas como «parte de un diferendo no resuelto en el Atlántico Sur, que se relaciona con nuestro espacio geopolítico, la Patagonia, y un litoral marítimo de más de cinco mil kilómetros. Ambas son joyas de materias primas y energéticas, totalmente desprotegidas, a lo que se agrega el Acuífero Guaraní, reserva de agua dulce compartida con Brasil y Paraguay. Eso nos tiene que preocupar, ahí hay algo a proteger. Además las Malvinas son en este momento la punta de una cadena de bases logísticas que tienen Gran Bretaña y la OTAN en todo el Atlántico Sur, y son un punto de control para el paso del Atlántico al Océano Pacífico, y la proyección hacia la Antártida. Eso también es algo que debemos considerar, no para ir a la guerra, pero sí para que no nos roben la riqueza, y no hay una fuerza armada preparada para cumplir esa función«.
El militar y diplomático también denunció que «todos los gobiernos, sin distinguir signo político, marginaron la importancia de tener unas fuerzas armadas acordes con nuestra realidad, y tampoco hubo una política seria y coherente hacia la disputa de nuestra soberanía sobre las Islas Malvinas con el Reino Unido. Hay un hito a citar, cuando en 1965 el gobierno del doctor [Arturo Humberto] Illia logró que la Asamblea General de las Naciones Unidas reconociera formalmente el caso y lo encuadró como una situación colonial. Pero luego hubo vaivenes paralelos a los vaivenes políticos de la Argentina, por los cambios de gobierno o los golpes de estado. Para tener una política seria debe ser una cuestión de Estado como marca la Constitución, por encima de los partidos políticos. Debe ser una causa nacional, con la soberanía como objetivo claro, y el Reino Unido debe estar convencido de que en ella no tenemos disensos internos«.
Finalmente Balza agregó una reflexión en torno al caso del ARA San Juan, al recordar que «hace pocos meses algún inadaptado al que habrá que perdonar escribió con un aerosol en la pared del Cabildo ’44 menos’. Qué triste que un argentino haya escrito eso ante el drama de cuarenta y cuatro hombres de nuestra armada. Si nosotros no podemos superar el pasado en el marco de la justicia, la verdad, el respeto y el diálogo, y se sigue viendo un enemigo en las fuerzas armadas al punto de escribir eso ante la muerte de personas cumpliendo un servicio, no vamos a poder unirnos para proyectar seriamente nuestra política exterior«.
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