Norberto Galasso es uno de los grandes del pensamiento nacional. En una larga conversación con Gabriel Fernandez en La Señal, brindó su mirada sobre este fin de año, el futuro del gobierno y la unión del campo popular.
«El gobierno se está acercando a un límite peligroso«, analizó el historiador, profundizando: «Han hecho todas las calamidades posibles para trasladar ingresos de los sectores populares a la oligarquía. Han devaluado la moneda, quitando conquistas de los trabajadores. Nos quieren llevar hacia el siglo XIX con disposiciones absurdas, y todo esto está llegando a un límite donde se hace realidad aquello de que no existe ajuste sin represión»
Para Galasso la desaparición del submarino ARA San Juan, los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, pero sobre todo, la salvaje represión producida durante el debate de la reforma previsional, tributaria y laboral marcan el perfil de este gobierno: «Todas sus medidas son contra los trabajadores, jubilados y personas que perciben la AUH. Pero el fuerte repiqueteo de las cacerolas es un mojón en esta historia. La gente dijo basta, entre ellos, muchos que votaron este gobierno. Un cacerolazo que se repitió en diversos barrios, asistiendo a una jornada donde las fuerzas de seguridad a cargo de Patricia Bullrich Luro Pueyrredón estuvieron horas disparando gases y balas de goma para despejar la plaza. Estamos en el inicio de la resistencia al intento de reproducir una década infame. Tan infame como la de Pinedo en los 30s o Menem en los 90s«.
En este marco de situación, Galasso fustigó al triunvirato de la CGT: «No estuvo a la altura de las circunstancias. No tenía esperanzas en Acuña y Daer, pero si en Schmid, ya que rescataba su figura. Este triunvirato ha fracasado. Cuando debía declararse el paro, Daer dijo aquello de arreglar para un par de meses más tarde cuando el pueblo veía achicarse sus posibilidades de consumo, alimentación y traslado. El Triunvirato debe ser revisto porque las bases están muy por encima de los planteos vacilantes de las figuras que lo dirigen«; en contraposición reivindicó el accionar de la Corriente Federal: «Es una fuerza creada por el pueblo. Es la Corriente quién retoma las viejas banderas del peronismo consecuente que no está dispuesto a arriar las banderas del 45«.
«El gobierno está dirigido por un chico bien criado con caprichos«, nos dice Galasso, desmenuzando el modus operandi gubernamental: «Digo lo de los caprichos porque una vez que tienen que levantar la sesión, en vez de enfriar la situación, la tensionaron al máximo. A eso se le suma el endeudamiento externo, las Lebacs que van a explotar y nadie sabe que pasará. Cada ministro defiende los intereses de sus áreas: Aranguren aumenta las naftas, Quintana hace negocio con los medicamentos y le quita la gratuidad a los jubilados. Es una banda que viene a hacer negocios. En el fondo piensan que esto no es para largo plazo y por eso giran su dinero a paraísos fiscales. No vaya a ser cosa que el pueblo argentino algún día quiera hacer una revolución en serio y vayan por ese dinero«.
En el marco de unificación del campo popular, el referente del pensamiento nacional invocó a Perón: «era un líder extraordinario que podía mantener cohesionado un movimiento con filosofías contrapuestas que el mismo mantenía unido. Kirchner logró reproducirlo en cierta medida. Una de las primeras medidas fue reorganizar las fuerzas dispersas. Cristina tiene una gran capacidad intelectual, pero a veces se le produce un desencuentro con los trabajadores y una creencia en la cual el peronismo puede sustentarse tan sólo en la juventud. Si bien admiro a los jóvenes, que los hay jugados y capacitados, no es suficiente. Yo entiendo que la política está dirigida hacia lo mejor del sindicalismo y el kirchernismo tal cual está«.
Finalmente, Galasso analizó el devenir de la política continental: «Van a intentar detener a Lula de todas formas. Evo Morales los jodió porque se presenta nuevamente, siendo uno de los fenómenos lationamericanos más sólidos. En Venezuela la cosa no es como pintan aquí. La crítica de Maduro a Macri pasó desapercibida en los grandes medios. El problema está cuando aparecen los traidores, como en Ecuador. O el fenómeno uruguayo cuando el Frente Amplio modera las aspiraciones, o el triunfo de Piñera en Chile. La América latina con Kirchner, Lula y el Comandante Chávez es una imágen política que repondremos«.
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