Javier Echaide, abogado, investigador de la UBA e integrante de la Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras y por la Acción Ciudadana (ATTAC), dialogó con Punto de partida acerca de la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que se realiza en Buenos Aires y las actividades de protesta contra la misma.
Echaide adelantó en primer lugar que el martes 12 de diciembre se llevará a cabo una marcha desde el Congreso hasta el Obelisco, y luego detalló que «a lo largo de la semana habrá foros y talleres en el marco de la Cumbre de los Pueblos, que se realiza en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA«.
Luego el entrevistado explicó que «la OMC es una de las organizaciones insignia de la globalización neoliberal. Plantea el libre comercio, la baja de aranceles, la flexibilización de las capacidades estatales para regular salarios y mercado interno. Lo que nosotros planteamos es fortalecer el mercado interno, el trabajo nacional, cooperar entre las diversas organizaciones y sectores que se ven afectador por este tipo de políticas. De hecho en la Cumbre de los pueblos se están dando cita organizaciones de todo el mundo. No solo de América Latina sino también campesinos de Corea del Sur, de la India, de África. La de la OMC es una política mundial que afecta a sectores de la población mundial. Por eso es importante buscarle alternativas a este avance que lleva casi veinte años tratando de ser implementado«.
Finalmente Echaide se refirió a los casos del activista noruego Peter Titland y la periodista británica Sally Burch al señalar que «hubo un listado de personas prohibidas que se manejó por decisión del gobierno argentino. Es la primera vez que pasa algo así en veintidós años de funcionamiento de la OMC. La actual es la undécima conferencia ministerial, y en las diez anteriores nunca sucedió algo como esto. Había más de sesenta vetados para ingresar a la ministerial, de nacionalidad argentina y de otras nacionalidades. La deportación de Titalnd, finalmente revocada, y de Burch, nos indignó porque es algo inaudito. Es la primera vez que se toma la decisión de implementar una política de restricción y prohibición de voces hacia los debates de la OMC. Se trataba además de personas que habían aprobado el proceso de acreditación. Se supone que al ser sede de una cumbre de esta naturaleza el país anfitrión debe facilitar todo lo que contribuya a que la misma se realice con éxito».
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