
Artemio López, analista político y director de la Consultora Equis, conversó con Abramos la Boca acerca de la coyuntura política nacional y de las perspectivas que de ella surgen.
López sostuvo que las movilizaciones de marzo «demuestran que el nivel de polarización de la sociedad argentina es muy alto y similar al de 2015. No hay manera de sintetizarlo, cualquier espacio de tercera vía está estructuralmente vedado. Confrontan dos modelos que no tienen nada en común. Esto se vio tanto en las movilizaciones sindicales, como en las que se vieron inicialmente con la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner como referencia, y también en la movilización del primero de abril que mostró un nivel de confrontación con las banderas de la experiencia nacional democrática del primer peronismo y del kirchnerismo, sin dejar lugar para medios caminos».
Luego detalló que la marcha de apoyo al gobierno de Mauricio Macri «excedió las expectativas del propio oficialismo. Reafirma lo que comenté antes, y el fenómeno es secular. Hay un sector social muy vasto que se identifica con las ideas popular democráticas de inclusión y distribución del ingreso, pero también hay un sector social muy numeroso que las rechaza y confronta con ellas cuando reconocen un gobierno que los satisface en sus valores. Entonces no debe sorprender que tengan esta cantidad de apoyo».
En relación al posible escenario electoral de octubre próximo López sostuvo que proyectos intermedios como el de Sergio Massa «tienden a desaparecer. Argentina funciona a través de confrontaciones, aunque por suerte ahora lo hacemos a través del Estado de Derecho. No se cómo van a constituirse las candidaturas de este año, pero los liderazgos de Macri y Cristina son ordenadores. El problema de la polarización es que precisamente los candidatos tienen que saber hacerse cargo de ese estado de la opinión pública. Solo desde la confrontación plena se obtendrán resultados electorales contra este modelo que ha provocado el más grave daño en los sectores populares desde la recuperación democrática».
Por último y en cuanto la interna peronista opinó que «las disidencias con Cristina son de sectores marginales y dirigentes que no tienen representatividad en términos de votos. La polémica y los dirigentes no tiene nada que ver con lo que existe en la opinión pública. El liderazgo de Cristina no está basado en lo que opinan los dirigentes de ella, sino en el vínculo que estableció con la comunidad. Tampoco hay espantarse, porque parte de la vida de los dirigentes es opinar y analizar».
MG / GF / RG