Santiago Nardin, sociólogo y becario doctoral del CONICET, explicó en Desde el barrio el conflicto que sostienen los trabajadores del sector contra la decisión del gobierno de Mauricio Macri de recortar el presupuesto destinado a la investigación científica.
Nardin comenzó explicando el curso de las negociaciones entre las dos partes y de las repercusiones a nivel nacional. «Desde el lunes, cuando se votó la toma, hubo dos reuniones con los funcionarios (el directorio y el propio ministro de Ciencia y Tecnología) y las respuestas fueron insatisfactorias. No se ofreció nada concreto, por lo tanto el conflicto sigue escalando. Esto se debe a que la comunidad científica está altamente movilizada. Además de las tomas en Buenos Aires, muchas delegaciones del CONICET se están tomando. El organismo había crecido en los últimos años, y ahora enfrentamos la posibilidad de dejar en la calle a casi 500 investigadores. Políticamente es irracional, estamos hablando de una inversión pública tirada a la basura».
Sobre las perspectivas y las raíces del conflicto, Nardin detalló que «es claro que vamos a un conflicto sostenido de acá a lo que le reste a esta gestión. De todos modos somos optimistas por la movilización que ya mencioné entre todo el sector. Por otra parte el argumento según el cual un país pobre no puede sostener una política expansiva de ciencia y tecnología apunta a una imagen de un país dependiente. Vos necesitás inversión en esas áreas, y Argentina ha llegado a tener desarrollo soberano, interrumpido de manera violenta como en la Noche de los Bastones Largos. También es mentira que la mayoría de los becarios del CONICET sean de las Ciencias Sociales, lo cual dicho sea de paso es coherente con otros institutos tecnológicos del mundo, así como es mentira que nos queramos dedicar a escribir papers y nada más. Justamente veníamos discutiendo la necesidad de acercarnos al resto de la sociedad contra el criterio de la dirección que solo quiere que publiquemos en revistas internacionales».
Asimismo remarcó que «la lucha no es solo por el ingreso de los 486 investigadores recomendados. Es por el peligro y por el miedo a que este ajuste se sostenga en el tiempo y los efectos sean más graves. Por ejemplo me gustaría mencionar que algunos de los investigadores más prestigiosos del país, entre ellos Ezequiel Adamovsky y Jorge Dotti, le entregaron una carta a Marcos Peña donde expresaron su preocupación por esta situación particular. Esto es una muestra del alto compromiso por parte de becarios e investigadores. Hay un trabajo de concientización que está dando resultados, porque en última instancia somos trabajadores del sistema científico».
Finalmente el entrevistado se refirió a los próximos pasos previstos: «Evaluaremos las respuestas que vayamos recibiendo. El gobierno nos da pocas opciones, pero estamos dispuestos a meditar un ofrecimiento concreto que implique una resolución favorable de estos compañeros. Si no exigiremos la renuncia del mninistro [Lino] Barañao y del director del CONICET [Alejandro] Ceccato, porque en su momento dijeron estar en contra de políticas de ajuste y ahora las están sosteniendo cínicamente».
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