Andrés Asiaín, director del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), conversó con Abramos la boca acerca del balance realizado por dicha institución en relación con el primer año de gobierno de Mauricio Macri.
En primer lugar explicó que «llegamos a un fin de año con todos los sectores de la producción cayendo, con pocas excepciones. También la inmensa mayoría de la industria, el comercio, la construcción y los servicios también ha ido a la baja. La explicación la mostramos paso a paso. Hay indicadores dramáticos. Por ejemplo, las estadísticas de la industria alimentaria muestran una caída muy fuerte del consumo de carnes rojas y blancas, y de lácteos y bebidas».
Con perspicacia, brindó algunas claves: «en paralelo se registró un incremento de producción de yerba mate y azúcar. Cruzado con los datos de ingresos en la base de la pirámide social, vemos que se perdieron ingresos por hogar en un 10% a causa de la inflación. Por lo tanto sacamos la conclusión de que esta baja en el consumo de leche y el alza en la producción de yerba quieren decir que el mate cocido volvió a ser un producto de primera necesidad en los hogares humildes».
Sobre la mejora en la economía que el gobierno nacional anunciaba para el segundo semestre de 2016 Asiaín sostuvo: «La crisis de la actividad se está profundizando. Se esperó un rebote mágico que no se produjo. El recorrido que nosotros vemos empieza con la alianza con el sector sojero, al que se le quitó retenciones a cambio de liquidar divisas. Esto funcionó al costo de los salarios y en la pérdida de consumo. El siguiente paso fue el cierre de acuerdos con los ‘fondos buitres’. Se esperaba la llegada de dólares a través de los préstamos que iban a hacer los grupos internacionales del sector financiero. Luego se pretendía disciplinar a los formadores de precios y a los trabajadores con una apertura de importaciones y la famosa lluvia de inversiones que no se produjo».
Y por último completó su análisis con algunos conceptos acerca de las últimas noticias: «Vemos que ahora hacia fin de año algunos sectores del establishment presionan para que vire la agenda económica de la espera de inversiones extranjeras hacia un ‘populismo financiero’. Es decir, complementar la apertura de la economía y el dólar barato con una reactivación del gasto público y el consumo popular para llegar con algún margen a las elecciones de 2017. Sin embargo no parece que el gobierno vaya a ir para ese rumbo, dado que medidas como el nuevo blanqueo parecen otro intento de buscar inversiones y que en Chapadmalal Macri insitió en la necesidad de bajar el déficit, mientras que medidas como la Ley de Emergencia Social son preventivas».
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