
«No les voy a dar el gusto de llorar» planteó Milagro Sala con firmeza. Le pidió a los jueces y fiscales que «no se dejen presionar». A la vez afirmó «No nos perdonan porque dignificamos, levantamos el autoestima de nuestros compañeros». Mostrándose entera, a casi un año de estar presa, Milagro expresó «A mi nadie me regaló nada. Trabajo desde los 14 años. No tengo vergüenza de ser negra y colla». «Yo creo que Gerardo Morales en este año no se dedicó a gobernar sino a llenarme de causas» afirmó mientras indicaba los conflictos en el Ingenio Esperanza, Ledesma y de los trabajadores estatales: «Despidieron compañeros por el solo hecho de acompañarme en el acampe», y también denunció que a muchos dirigentes los apretaron diciéndoles «apuntala a la Milagro y tendrás la libertad ya». Nombró el caso de Beto Cardozo, que fue torturado y cuyo sobrino, Nelson Mariano Cardozo, fue asesinado por no «colaborar» con la persecución a Milagro Sala.
«Me quisieron sacar la dignidad y no pudieron, me quisieron callar y no pudieron.Me podrán callar pero el pensamiento no me lo sacarán nunca» expresó Milagro. Planteó: «Lamento que hayan suspendido un juicio de lesa humanidad para tenerme hoy sentada acá. Porque los abuelos y los hijos vienen esperando hace mucho tiempo.
Se que Blaquier es uno de los responsables de tenerme sentada acá». Y con ironía comentó «Yo podría culpar a Gerardo Morales de ser amigo de Blaquier». Porque la «causa de los huevos» tiene como imputada a Graciela López que Milagro mencionó como amiga. «Yo no lo organicé porque si no hubiese estado a la cabeza», dejó en claro. Y para que no haya duda afirmó: «Nunca abandoné a los compañeros. Siempre estuve adelante en cada manifestación. En diciembre último no fui a la reunión del Parlasur para quedarme en el acampe del 14 de agosto» (de 2015) . Denunció también sus condiciones de detención donde no le respetan el «derecho a elegir un psicólogo». Y comentó que está «escribiendo un libro de todo lo que está pasando». «Me la están haciendo pagar, pero no les voy a dar el gusto de llorar. No me arrepiento de haber trabajado muchísimo por los compañeros».
Estas declaraciones se dieron en la primera de las cuatro audiencias previstas por el Tribunal Oral Federal que comenzó este jueves en el centro de San Salvador de Jujuy. En la sala estuvieron presentes los tres procesados: además de Milagro Sala, Graciela López y Gustavo Salvatierra, señalados en la denuncia presentada por Gerardo Morales por lo hechos ocurridos en octubre de 2009.
La causa “de los huevos”, como es conocida, empezó el 19 de octubre de 2009 cuando el entonces senador Morales presentó una denuncia acompañado por quien era auditor General de la Nación, Alejandro Nieva, y el diputado radical Miguel Angel Giubergia. Morales manifestó que el 16 de octubre de 2009 en ocasión de una conferencia de prensa en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Jujuy fue agredido por integrantes de una red de organizaciones sociales que responden a Sala. En la denuncia identificó a María Graciela López como la persona que encabezó las amenazas. Para situar a Sala en ese espacio no aportó más datos que ese y explicó que la dirigente lo había amenazado dos veces antes.
La única prueba contra Milagro Sala es el testimonio de un hombre que habla de una reunión que no existió. El expediente reúne un cúmulo de fundamentos cuyo valor principal es que son una rica evidencia del modo en el que Jujuy mira a las organizaciones territoriales, con frases como “modus operandi” y “violencia”. La defensa de Sala viene diciendo desde hace años que ella no organizó el escrache. Que cuando se realizó estaba en Monterrico, a 50 kilómetros de San Salvador. Que cuando se enteró de las acusaciones de Morales, fue al diario El Tribuno para desmentirlo. Que la reunión de la que sólo hablan estos testigos no existió. Que Graciela López y ella se conocen desde hace veinte años y son de distintas organizaciones, como recuerda ahora la abogada Elizabeth Gomez Alcorta. Y que en cualquier lugar del país cuando la Túpac Amaru organiza una manifestación o sus avances por distintos espacios, siempre usa remeras y está identificada.
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