
Alejandro Ulloa, periodista y escritor, conversó en el estudio Patrick Rice con Desde el barrio acerca de su libro «La 60: una construcción colectiva.», en el que aborda las experiencias de lucha en dicha línea de colectivos desde la mirada del dirigente sindical Hugo Schvartzman, fallecido en febrero pasado. Ulloa sintetizó el contenido del libro con una cita del mismo: «Queremos relatar en el libro cómo hacer para no ser derrotados en un conflicto y cómo evitar que una vanguardia extraordinaria sea liquidada por un grupo de aventureros.» También lo caracterizó como «un recorrido biográfico de la tarea de un militante sindical extraordinario, un gran táctico que supo llevar a sus compañeros a través de un delicado equilibrio entre resistir y no zarparse frente a una patronal que no ahorró métodos, desde la violencia de patotas, hasta el soborno de delegados, para tratar de quebrar al sindicato».
Ulloa también ofreció su punto de vista acerca de las condiciones actuales de la lucha sindical, en el marco del gobierno de Mauricio Macri y de un contexto de monopolización del transporte público: «Los compañeros han estado muy firmes y al mismo tiempo muy cautelosos. No hacen nada sin el aval de las bases. Es una comisión interna muy responsable. No somete a un conjunto de más de mil trabajadores a los deseos de un delegado. Además el negocio cambió para mal. Se pasó de aquellos dueños que tenían una, dos o tres unidades, y negreaban, premiaban y metían la mano en el bolsillo ajeno a su forma, al control informático de las máquinas expendedoras y ahora de la tarjeta SUBE. El negocio es mayor. Muerden los créditos blandos para comprar coches, y pagan en negro horas extras. Cuesta creer que si el chofer no es de la 60 no le paguen horas perdidas por imprevistos como manifestaciones o barreras bajas. Eso habla de cómo se maneja una conducción democrática y combativa que permita a los trabajadores defender sus derechos».
Finalmente Ulloa se refirió a los conflictos gremiales recientes de la línea 60, su relación con los medios de prensa hegemónicos y la actitud del gobierno kirchnerista: «los medios concentrados tenían un gran interés en mostrar a esos trabajadores como enemigos del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. En verdad todo se tradujo en ocultar cuidadosamente lo que había hecho la patronal, que inició el conflicto despidiendo gente de una manera despiadada como una continuidad de su política de reventar la representación gremial de los trabajadores. El gran problema del Ministerio de Trabajo es que nunca pudo poner en línea a los dueños de la empresa, y no se si acaso lo intentó. La empresa no respetaba los acuerdos y el ministerio, así como el poder judicial y el poder legislativo o apoyaron a la patronal o no se pronunciaron sobre la cuestión de fondo. Uno no tiene que perder de vista el sentido crítico. Hubo compañeros que apoyaron al gobierno de Cristina, pero no perdieron la capacidad de cuestionar».
MG/GF/RG