diciembre 23, 2024

Iron Mountain | «No es casual que no me llamen a declarar»

Iron Mountain |  «No es casual que no me llamen a declarar»

Edgardo Castro, inspector de la Ciudad de Buenos Aires visitó el estudio Patrick Rice y dialogó en Punto de Partida sobre el incendio de Iron Mountain. El encubrimiento de los funcionarios hacia una empresa que almacenaba documentos no digitalizados.

“Cuando clausuré Iron Mountain, Fernando Cohen, hoy director general de Protección del Trabajo, hizo desaparecer las actuaciones que había llevado (…) Luego de pegar las fajas, hay un par de procedimientos administrativos que hay que realizar, entre ellos, dictaminar la disposición para que no haya uso por parte del inspector y dejen en firme la clausura. Lo hice. Le llevé las actas a Cohen. Ahí podrían haber ocurrido dos cosas, que me otorgara la disposición o que me la desafecten. No pasó ninguna de las dos. Es más, hicieron desaparecer las actuaciones”, explicó Castro.

Además, el inspector de la Ciudad de Buenos Aires manifestó que “ninguna de las plantas de la empresa cumplía con algún requisito de seguridad”. “Cuando yo denuncié la que tenían en La Boca, Ezequiel Sabor, segundo en el Ministerio de Trabajo, empezó con las protecciones mandando a un tranfuga a hacer las inspecciones. Aguantaron durante dos años y pico a las tres plantas para que hicieran todas las transferencias de lo que tenían guardado. Llevaron papeles de un lado a otro cuando se estaba buscando algo”.

A su vez, Castro aseguró que el proceder de la justicia fue “nefasto” y que “la complicidad de los organismos de control perverso”. “Acá intervino el Ministro de Desarrollo Económico, Francisco Cabrera, funcionario del HBC, asociado de alguna manera con la empresa, quien seguramente bajo la línea de proteger de Iron Mountain. Le dio promociones industriales en la zona con quita de impuestos (…) Pero más allá de eso, era una cáscara de huevo. Ahí trabajaban seis personas. No había ninguna tecnología·

Lo explicó claramente: «Eran galpones de 100 años de existencia, chatarra vieja que había que demolerla. Era una estantería donde se guardaban papeles. Ese fue su aporte tecnológico en la Ciudad. Entonces no se benefició solamente con la quita impositiva sino con las deudas que tenía el terreno. Compraron a un precio vil un lugar que había que demoler. Lo transformaron en un depósito, hicieron un negocio inmobiliario y no le hicieron las reformas para que esté en condiciones. Eso sólo pudo haberse llevado a cabo con el aval del Gobierno de la Ciudad”.

Finalmente, Edgardo Castro declaró que “no es casual” que no lo citen a declarar como lo hagan con los principales responsables. “Esto no fue un incendio para desaparecer una pavada, sino documentación de fondo. Hubo un método sistemático y una intencionalidad, lo que refleja la complicidad y no el error en seguridad”.

EC/GF/RG

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