Por Emiliano Vidal *
A lo largo de dos siglos se siguen sucediendo los intentos por hacer naufragar los proyectos de crear una nación en la línea planteada tras la Revolución de Mayo. Un pasado que impone sus reglas para fondear al futuro en las aguas turbias de los verdaderos poderes reales. En miras al balotaje presidencial del 22 de noviembre próximo, reflexionar, pensar y descubrir esas claves, es el deber de un pueblo que quiere ser, en la dinámica del Bicentenario de la Independencia del año que viene, en sintonía a los períodos 1810/1916 y 1910/1916.
La victoria electoral de la actual vicejefa porteña de la ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, en el gobierno de la provincia homónima, sintetizan algo más que la pérdida del peronismo casi tres décadas en preeminencia en tierra bonaerense. Es la derrota del resto del país naciente desde la desmembración del virreinato del Río de la Plata a la batalla de Caseros y la caída del rosismo en 1852.
Se puede comprender al movimiento peronista en la última voluntad de los anhelos de Mayo a Juan Manuel de Rosas a contramano de un conglomerado de apellidos ilustres con estatuas inicuas por los vencedores de Caseros, con su gran protector: Bartolomé Mitre y el diario La Nación, nacido en 1870 tras la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay.
El triunfo porteño de Vidal sintetiza la holgada disputa civil del siglo XIX originada por quienes no ahorraron sangre de gauchos ni de indios.
El próximo 22 de noviembre, en el debut del balotaje tras su implementación hace 21 años tras la reforma constitucional, debe ser comprendido en el marco de esa batalla que tiene antecedes y precedentes desde el rechazo a las invasiones inglesas, la gesta del 25 de Mayo de 1810, la Vuelta de Obligado; la lucha de los caudillos provinciales; el voto secreto; el 17 de octubre de 1945; el regreso de Juan Domingo Perón, la recuperación de la democracia hace 32 años, el fin de las leyes de la impunidad y la recuperación del trabajo desde el año 2003, con insignias permanentes como la causa de Malvinas.
El desquite mitrista
En septiembre se cumplieron 135 años del día que la Nación derrotó a la provincia de Buenos Aires tomado a sangre y fuego su ciudad homónima y principal. Fue con Julio Argentino Roca quien luego transitaría a contramarcha sus propios pasos. Con las reivindicaciones de los caudillos y contra la proyección que aniquilaba el federalismo tras la entrega de la victoria a Mitre en la batalla de Pavón (1861), de las economías regionales subyugadas al poder central portuario de la ciudad, en ese mes septembrino de 1880, las tropas el gobernador bonaerense, Carlos Tejedor perecían ante las armas del incipiente Estado Nacional, dejando así, la eterna posición de la ciudad/puerto sobre el interior del país. La flamante República pasó a tener su capital federal dejando en los actuales barrios de Barracas, La Boca, Parque Patricios más de 3000 muertos.
La historia sigue su curso. En un escenario victorioso de la fórmula porteña del actual jefe capitalino, Mauricio Macri con la ex vicejefa, Gabriela Michetti, el poder central oligárquico de Buenos Aires recuperará la autonomía de su Ciudad, al dirigir el curso de los dos distritos mayoritarios de la Argentina.
En el actual contexto, si el alcalde capitalino saliente asume en la presidencia de la Nación, a pesar de disponer del control partidario de la provincia de Buenos Aires y su principal ciudad, la neo Alianza Pro-UCR, transitará un camino sinuoso en la casa de la democracia que es el Congreso de la Nación, de mayoría peronista en ambas cámaras. ¿Imitará Macri al concuñado de Julio Roca, el “unicato” de Juarez Celman aprobando todo por Decreto, sin temblor en las manos como dijo su socio político, el radical conservador Ernesto Sanz?
Si la historia no se repite, sino que continua, en la vuelta del pacto Mitre/Roca-Macri/Sanz, tras el prendimiento de la Provincia y su Ciudad, la Nación pierde el amortiguador natural ante las crisis frente a los poderes reales que amenazaban con golpes de Estado o de mercado. Así sucedió con Juan Manuel de Rosas cuando el 6 de diciembre de 1829, desde la gobernación y con las facultades ordinarias y extraordinarias, Buenos Aires se hizo cargo de del incipiente país sumergido en la anarquía tras el fusilamiento del “padrecito de los pobres, Manuel Dorrego. Fue la provincia bonaerense, Asamblea Legislativa mediante, quien ante la frustración social, política y económica de la Alianza UCR-Frepaso, se logró enderezar al país.
No hay dos modelos de la Argentina. Es ser o no ser. Es la teoría de la insubordinación o ser subordinados. El contragobierno con asiento en la ciudad de Buenos Aires comenzó con Bernardino Rivadavia, en el proyecto político conservador que propuso erigir una semicolonia en el Río de la Plata, esto es, cambiar la tutela de la monarquía española por la británica, convirtiendo las Provincias Unidas en bastión de materias primas a Europa, a la vez que al país profundo y autóctono en patio trasero de los intereses comerciales, portuarios y ganaderos de porteños y bonaerenses más tarde.
El domingo 25 de octubre pasado, los lugares comunes, diatribas vacías, soflamas para la tribuna combinados con la presión mediática de los diarios dominantes y errores predecibles del oficialismo, ganaron una importante porción del electorado de la República, con sumo anclaje en la poderosa provincia de Buenos Aires… ¿es la venganza de Bartolomé Mitre?
En esta elección hubo un voto conservador que provino de sectores populares que ganaron en calidad de vida estos años, tras la crisis política y económica que explotó el 20 de diciembre de 2001.
La historia revisada es un vértice de la batalla cultura en el manto de la Ley de Medios, pero desde el compromiso del propio Estado a opuesto al relato mitrista. Si Néstor Kirchner gobernó con Clarín y Cristina Fernández, contra Clarín, fue también en su segundo mandato que por primera vez la corriente revisionista de la historia cuenta con el apoyo de un gobierno nacional cuyo punto más alto es la creación a fines de 2011 del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano «Manuel Dorrego». La prensa tradicional no revisará nunca la historiografía del pasado.
De la tiranía monárquica y colonial que combatió José de San Martín con las ideas de Manuel Belgrano, a la anarquía sostenida por los intereses portuarios que pergeñó Rosas; el modelo agro exportador y oligarca de Mitre derivó en el radical Hipólito Yrigoyen; el modelo corrupto y entregador del fraude de la “década infame “a Juan Domingo Perón; y la hecatombe del terceto Martínez de Hoz-Menem-De la Rúa gestó al kirchnerismo.
Una gigantesca serie de hechos de anti patrias y contra gobiernos que recorren la historia argentina, no son otra cosa que expresiones de poderes fácticos, minoritarios y corporativos para seguir haciendo del país una semi colonia. El 22 de noviembre próximo es otro capítulo de esa historia que trasciende las personalidades de los dos candidatos en cuestión. Está en el pueblo, por la magia de los votos, volver a elegir su propio destino… gobierno o contragobierno.
(*) De Acá para Allá / Radio Gráfica