Emilio Ruchansky, autor del libro “Un mundo con drogas” dialogó en Feos, Sucios y Malas sobre el rol de los estados ante el consumo de estas sustancias.
“A lo que me he dedicado estos años es a ver como regular esa decisión de fumarse y no fumarse un porro”. Así explicó que “hay modelos regulatorios distintos” y mencionó las experiencias de algunas regiones de Estados Unidos, de Holanda, Suiza, Barcelona y Uruguay. Sobre este último destacó: “Uruguay es la vanguardia en política de drogas. Se mezclan muchos modelos, ya que se puede fumar en la calle, permiten el autocultivo, hay clubes de membresía y hoy se plantea la tercera vía, que son las farmacias”.
El periodista opinó que las políticas públicas adoptadas por estos países son eficaces y tienen como base el respeto de los derechos humanos y la autonomía de las personas. “Hoy en el mundo el problema no es el consumo de drogas (…) El problema es la supuesta guerra a las drogas, lo que pasa en Colombia y en México, donde hay muertos y desaparecidos. Esto tiene relación con el consumo de drogas, incluso no sabiendo ni qué tipo de sustancias están vendiendo desde el mercado negro”. “El punto neurálgico es aceptar que vivimos en un mundo con drogas y enfrentar los desafíos en materia de salud y de políticas sociales”, declaró.
“La gente no consume menos porque se prohíbe. Incluso se consume desde antes de que se prohíba. Uno puede o no estar de acuerdo, pero de ahí a reprimir hay una distancia. Regular es la forma de enfrentar el problema y trae mejores consecuencias que reprimir”, explicó Ruchansky. En ese sentido, dijo también que la represión trae consigo “encarcelamiento masivo y personas alejadas del sistema de salud”, es decir, que “existen esquemas donde se tortura al adicto” y esto genera “un impacto social en las clases más pobres”. El autor, que ha investigado de cerca la situación en diferentes países, resaltó que “aceptar que se consume no es una derrota” sino que “el problema es de derechos humanos”.
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