Azucena Racosta, integrante de la Maestría de Comunicación y Criminología Mediática de la Universidad Nacional de La Plata y fundadora de Radio La Cantora, estuvo en el Estudio Patrick Rice. En Radio Gráfica realizó un extenso análisis sobre el sistema penitenciario argentino, la inseguridad y el negocio a su alrededor.
En primer lugar comentó como nació La Cantora, radio llevada a cabo por presidiarios. «Es un proyecto que fundamos en la Unidad 4 de Bahía Blanca, después de la dictadura, a partir de la pregunta ¿dónde está el aparato represivo en la democracia?. Una vez que cruzas los muros lo encontrás inmediatamente». Una vez que estuvo en marcha la iniciativa «cuando empezamos a salir al aire, varios compañeros fueron reprimidos violentamente» y eso, en vez de amedrentarlos, los impulsó. «Nos replicó la represión a nosotros», aseguró.
En diálogo con Lucas Molinari, hizo mención a la existencia de cárceles a cielo abierto. «Cuando hablamos de privación de libertad solo hablamos de quienes están en las cárceles, pero también existen las cárceles a cielo abierto que son los barrios pobres». En ese sentido reflejó que «toda familia tiene un integrante que estuvo, está o estará en prisión o procesado, bajo la pata del poder punitivo».
«Cuando decimos que hay 63.000 personas privadas de libertad en Argentina es casi una mentira porque hay miles de personas procesadas afuera, con pulsera electrónica o prisión domiciliaria». Es decir que «tenemos un número mucho más alto que el que figura en las estadísticas cuando hablamos de privación de la libertad», acotó Racosta.
Entrevista en Punto de Partida, reflexionó sobre la situación de las distintas unidades penitenciarias del país. «Las personas privadas de libertad son violadas y asesinadas, padecen frío y hambre, mueren de enfermedades curables» y por eso «el delito que cometen las mafias penitenciarias tiene que ver con todo el presupuesto (medicamentos, comida, ropa de cama) que no llega a los presos».
La investigadora lamentó que «estas mafias le doblan la muñeca a los gobiernos» reflejando que «no ha habido gobierno aún que pudiera ponerle coto a esta política mafiosa de los servicios penitenciarios». Asimismo reclamó que «la justicia debería investigarlo y los funcionarios tomar acciones concretas para extirpar estos negocios espurios porque la materia prima son personas, es carne humana».
La integrante de la Maestría de Comunicación y Criminología Mediática hizo referencia a la inseguridad. «Hay que romper con el discurso hegemónico de la inseguridad» que busca «construir un enemigo e instalar la lógica de la guerra». En esa línea aclaró que «tenemos un homicidio, no 100. Sin embargo, la televisión, que utiliza las técnicas fascistas de Goebbels de reiteración y discurso acotado». Estos discursos hegemónicos intentan engrandecer estos hechos con el fin del negocio y plantean que hay que combatirlo «con el gran negocio de la seguridad en el que estamos todos vigilados para controlar este peligro que son los pibes de los barrios», sintetizó.
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