Especial del área periodística de Radio Gráfica intenso. Tema complejo: calentamiento global.
Con la conducción de Gabriel Fernández y la presencia de Lucas Molinari, fueron entrevistados Roberto Perdía, histórico militante popular, y Néstor Gorojovsky, geógrafo, militante popular, responsable de internacionales de la Agencia Télam.
Perdía puntualizó: «En todas las épocas hubo cambios climáticos. Tiene que ver con la evolución de la naturaleza y la actividad humana. Hay un tema central en la relación de los humanos con la naturaleza. En los últimos años la capacidad se ha limitado y tiene que ver que la tierra es limitada, no infinita. Siempre se pensó que la misma estaba al servicio de las personas y no es así. No se puede hacer cualquier cosa con ella. Tenemos que analizarlo en sentido histórico. Qué vamos a dejar y qué debemos consumir como generación. En los últimos doscientos años se ha iniciado, junto al capitalismo industrial, la depredación de la naturaleza. El problema del agua es otro punto grave. En los próximos cien años habremos terminado con el combustible gaseoso y sólido que tardó unos cuatrocientos millones de años la tierra en generar. La riqueza acumulada puesta al servicio de la humanidad de hoy, no de mañana o pasado mañana. Hablar de cambio climático sin referirnos al respeto de la humanidad por la naturaleza, no tiene sentido».
La industria humana y la modificación de la naturaleza. Gorojovsky brindó su punto de vista: «Hay un manejo mediático terrorista en los cambios climáticos. Tampoco podés atribuirlos a la perversidad innata de los seres humanos, que nos dedicamos a matarnos. Hace muy poco, científicos chinos, han mostrado una serie de datos importantes que no es verdad que el mundo se está recalentando por emisiones a las atmósferas. Si la idea fuera esa, tendríamos que cerrar todas las centrales hidroeléctricas y cambiarla por nucleares. Ahí aparecen los que dicen no. ¿Represas? los riegos se acaban….todo incide en decir no hagas esto que hace daño. Lo más grave es el intercambio de bonos de carbono. Una cantidad de dinero para seguir en formato semi-colonial.
Perdía pide «planificar con el humano en el centro de la escena y no la ganancia. Tiene que ver con la sociedad de consumo tan de moda. Toda doctrina apunta al consumo. La forma de felicidad es el consumo. Hay dos caras: la del sistema capitalista y la universalidad del mismo. Por otro lado los efectos. El calentamiento es uno. Allí se mezcla la evolución de la tierra como elemento vivo y que hacemos con ella. Hay un trabajo llamado La Huella Ecológica. Allí se dice que la tierra tiene capacidad limitada para soportar cierto consumo. El impacto ambiental de un determinado nivel de consumo se atravesó en una proporción. Por ejemplo, 2,7 hectáreas bioproductivas son necesarias para mantener una persona. El tema es que Europa del Norte demanda 7 u 8 hectáreas y los pueblos de África menos de una. Tenemos dos problemas: la tierra soporta cierta capacidad de consumo y es necesario regenerar. Si la capacidad forestal no puede restituirse, estamos en un problema. El otro aspecto es la mala distribución de los consumos. Uno consume por treinta y el otro nada».
El capitalismo en el centro de la escena. Los recursos nacionales también. Perdía nos dice: «Las potencias van por nuestra huella ecológica. Lo que nos pertenece a nosotros. Lo consumen o ponen nuestra producción a su disposición. Hace años comenzaron a plantarse pinos en Uruguay y nadie sabía porque. Ahora nos damos cuenta las razones. Condicionan nuestra actividad productiva. Ellos han ordenado un modo de producción al cual nos someten y somos dependientes sin atisbo alguno de independencia política. Siempre estuvimos integrados al mundo, pero seguimos actuando en función de ellos, y vamos determinando nuestros consumos en función de sus intereses. En realidad son sociedades de despilfarro masivo, basadas en el gasto para satisfacer el mayor lucro».
Néstor Gorojovsky fue directo y contrastante: «Al capitalismo hay que echarlo a patadas de nuestros territorios. Porque no tiene que ver con la naturaleza, si no con sus tasas de ganancia y los entornos naturales de cualquier pais salvo el suyo. En la localidad de Butte, Montana, Montana, la Anaconda Mining Company, tranasformó una laguna natural en un balde de acido, si metés una lancha se corroe la hélice y no podés usarla. El desastre ecológico esta íntimamente ligado al capitalismo financiero que necesita reporudcirse por mas que tenga que matar la vida humana».
Se lo consultó a Roberto Perdía sobre la mirada del militante en relación del problema ecológico global: «Ha mejorado la misma. Hay una mayor conciencia. No es un problema de ahora. Perón lo describió con claridad meridiana a comienzos de los setentas. En el último siglo han saqueado continentes enteros, pero en términos generales no estaba instalado el problema. Esa es la parte buena, con una contrapartida: hoy en día se impuso – a pesar del mayor nivel de conciencia – una corriente política que gobierna los diferentes estados, impulsada por el lucro para imponer su rol en la economía actual».
Evo Morales denunció al ecologismo como una nueva forma de capitalismo. En dirección de esta polémica, Perdía enfatizó: «Evo declaró el Año de la Tierra y la Pachamama. La conciencia universal del problema de la tierra. Evo plantea otra cuestión, que en definitiva, tiene que ver con los procesos de industrialización autónomos. Yo les pregunto: ¿Argentina necesita fabricar un millón de coches al año? Tenemos una industria que no está en dirección a lo que necesita el pueblo argentino. ¿Porque no producimos las locomotoras, vagones o vías? ¿Porque no transformamos las empresas automotrices desarrollistas de los años sesenta que hundieron al sector ferroviario? Lo de Evo Morales hay que entenderlo allí. Yo estoy en contra de ese millón de coches, como de las locomotoras importadas de China, porque no ponemos nuestros técnica científica en juego. Evo pone el eje en donde ponemos nuestro desarrollo».
CA/GF/RG