Tras el cierre de la jornada laboral, es posible ratificar el balance referido al paro elaborado por esta emisora sobre el mediodía. La medida de fuerza, dispuesta por las agrupaciones sindicales que lideran Luis Barrionuevo (gastronómicos), Hugo Moyano (camioneros) y Pablo Miceli (estatales) fue potenciada por la participación de los gremios que agrupan a los choferes de colectivos y a los ferroviarios. Esa fue la clave que garantizó la efectividad de la misma.
En un trazo grueso sobre todas las provincias argentinas se puede observar un resultado dispar. Aquellas zonas, especialmente en el interior de cada distrito, donde los trabajadores concurren a sus empleos caminando, en bicicleta o motocicleta, el acatamiento ha sido casi nulo. Pero en las grandes ciudades, donde el acceso es a través del transporte público de pasajeros o el automóvil, el paro se hizo sentir.
La disposición de piquetes para cortar el tránsito por parte de agrupaciones de izquierda resultó un impedimento para los que pretendieron concurrir a su labor por la mañana, y en definitiva terminó disuadiendo a los que aún no habían partido. Hubo denuncias de incidentes en la Panamericana. Los cortes más intensos se percibieron allí, en el Puente Pueyrredón y la Autopista Illia.
En el orden nacional la excepción al panorama narrado resultó Neuquén, donde el combate a las inundaciones resulta el eje de la actividad provincial, y el transporte se mueve normalmente para respaldar evacuaciones y traslado de ayuda. Algo semejante ocurre en Río Negro. La efectividad de la medida se hizo sentir en Ciudad de Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Rosario, Mar del Plata, entre otras ciudades.
El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró que la medida de fuerza convocada por el sindicalismo opositor es «un gran piquete nacional con paro de transporte» cuyo «líder visible» es Luis Barrionuevo. Más irónico que de costumbre, el funcionario indicó que el gastronómico se convirtió en el nuevo referente de la CGT opositora y del Frente Renovador, partido que también integran Sergio Massa, Felipe Solá y Darío Giustozzi.
«Parece que la izquierda, que buscaba un nuevo referente, encontró también en Luis Barrionuevo a su nuevo líder», analizó el jefe de Ministros en relación a los piquetes que lanzaron distintos partidos en los accesos a los principales centros urbanos.
En sintonía, Daniel Scioli sostuvo tras una reunión con intendentes de la Federación Argentina de Municipios (FAM) que «la Argentina tiene que movilizar todo su potencial y trabajar por su desarrollo. El paro es un gran piquete al progreso del país».
«La gente necesita más de la propuesta que de la protesta para avanzar hacia el futuro. Hoy es fundamental producir cada día más para vivir mejor», destacó el mandatario provincial.
Por su parte, Barrionuevo anticipó que tras esta acción «Se viene un plan de lucha; el próximo paso son 36 horas con movilización y después vendrán 48 horas». Desde los gremios opositores explicaron que la medida de fuerza lleva a cabo en contra de lo que denominan el «ajuste» del Gobierno nacional.
El sector moyanista aseguró que hay «más de un millón de trabajadores de paro» y se despegó del piquete. «La ausencia es casi total en los gremios que realizaron la medida», aseguró Juan Carlos Schmid. Aclaró que los cortes de rutas son realizados por sectores que no participan de la huelga nacional. El jefe de prensa de la CGT Azopardo, Omar Plaini, destacó que tuvo un «altísimo acatamiento».
Desde las fuerzas de izquierda que dinamizaron la medida a través de los cortes, varias voces expresaron satisfacción. Néstor Pitrola, del Partido Obrero, señaló que fue un fuerte impacto contra el «ajuste» del gobierno, y dijo que a partir de ahora su corriente profundizará las críticas a las políticas que promueven «el deterioro del salario».
Como curiosidad el delegado gremial de la línea de trenes Sarmiento y dirigente de Izquierda Socialista, Rubén «Pollo» Sobrero, dijo que «le revuelve el estómago» compartir el paro nacional con dirigentes como Luis Barrionuevo. «Lo que pienso de Barrionuevo o del 90 por ciento de los dirigentes gremiales, es que son todos delincuentes».
Al ser consultado sobre por qué comparte la convocatoria con esos dirigentes, Sobrero aseguró que «hay que taparse la nariz» ya que «cuando enfrentás un plan económico como éste, lo tenés que hacer con todos los trabajadores, y si vemos quiénes dirigen esos gremios, no podemos hacerlo con nadie».
* Gabriel Fernández – La Señal Medios – Radio Gráfica