diciembre 22, 2024

Colón, una historia de resurrección

Colón, una historia de resurrección

colonLa historia de Colón en los últimos meses es digna de un guión cinematográfico, una historia de crisis y resurrección que ni el hincha más optimista hubiera pensado. Es la de una institución que sobre fines del 2013 padecía una crisis terminal, con una comisión directiva en fuga dejando tras de sí tierra arrasada, quebrado económicamente, con meses de salarios adeudados sobre los jugadores y con una situación futbolística que iba a la par de los dislates institucionales. El equipo hacía un pésimo Torneo Inicial con apenas doce puntos logrados de los cuales seis le fueron descontados por orden de la FIFA por la deuda que el club mantenía con el Atlante de México por el pase de Juan Carlos Falcón. También perdía tres puntos por la insólita decisión de los jugadores de no presentarse a jugar ante Atlético Rafaela en protesta por las deudas acumuladas.

El Torneo Inicial 2013 fue un desastre absoluto para Colón. Más allá del último puesto, estuvo 14 partidos sin ganar, con 12 derrotas y apenas dos empates. Pero es aún más llamativo que en esos 14 partidos apenas convirtió dos goles y ambos en el mismo encuentro en un empate 2 a 2 ante Newell´s. El atraso en el pago de los salarios provocó la salida de siete jugadores que pidieron la libertad de acción ante una deuda que parecía incobrable. Se fueron jugadores que eran titulares y experimentados dentro de los cuales estaban Ronald Raldes, Sebastián Prediger, Iván Moreno y Fabbianesi, Bruno Urribarri, Rubén Ramírez y Luciano Leguizamón.

En ese contexto hubo un llamado a elecciones anticipadas ante la huida de Germán Lerche que renunció en medio de los escándalos y con la condena del pueblo sabalero. En diciembre pasado, la lista que lideraba el ex médico del club, Eduardo «Lalo» Vega ganó las elecciones quedando al mando del club. El flamante presidente tomaba el mando de un barco que se movía en aguas turbulentas y a punto de estrellarse contra un iceberg. Sin embargo, con velocidad la nueva comisión logró enderezar al barco y cambiar la situación de la institución. De un equipo al que todos daban (dábamos) por descendido hoy nos encontramos con un Colón sin escándalos,  con un gran momento deportivo, donde marcha puntero y fuera de la zona de descenso directo.

¿Qué cambió?, ¿cuál es la diferencia entre un plantel sin respuesta fubolística ni anímica a este presente?, ¿cómo pasó de último a puntero con apenas un refuerzo?, ¿milagro o trabajo serio e inteligente?.

Una de la claves es la normalización de la situación institucional. La llegada de «Lalo» Vega aquietó las aguas, ordenó algunas cuentas, tomó decisiones inteligentes y cambió el ánimo que se vivía en el club. Primero abrochó la venta del talentoso e intermitente Lucas Mugni al Flamengo de Brasil por lo cual recibió 1.600.000 dólares, dinero fresco con el cual puso al día salarios atrasados de los jugadores.

También fue tiempo de elegir un nuevo director técnico para reemplazar al interinato de Mario Sciacqua. Allí se optó por Diego Osella, un técnico sin pergaminos y con poca experiencia, pero con un punto muy favorable para hacerse cargo de un plantel diezmado en donde iba a tener que recurrir si o si a los juveniles. Osella había tenido un paso reciente por el club como ayudante de campo de Nestor Sensini así que conocía bien el potencial de los chicos surgidos de las divisiones inferiores. Sabía con que plantel se iba a encontrar, no tenía que conocerlos en un campeonato apremiante en necesidad y tiempos.

Tras la sangría que sufrió el plantel a fin del año pasado llegó el momento de las incorporaciones. Se hicieron cuatro, pero la AFA permitió que solo utilizara una por deudas impagas a la fecha de comienzo del campeonato. Había una sola bala disponible por la plaza que dejaba Maximiliano Caire, por lesión, y la supo aprovechar de la mejor manera. Sumó al plantel a Ezequiel Videla, un número cinco incansable, gran recuperador y lo suficientemente dúctil para darle la pelota redonda a un compañero. No estaba en la consideración de ningún club un jugador muy interesante, que venía del fútbol chileno, pero que ya había tenido buenos rendimientos en Instituto de Còrdoba.

De un campeonato a otro cambió la forma de juego y la mentalidad de un plante muy alicaído. En un equipo con limitaciones desde la riqueza individual, Osella armò uno para dar batalla y poder aprovechar al máximo el potencial que le ofrecen sus jugadores. Respetando la vieja, pero vigente sentencia futbolera de que los equipos se arman de atrás para adelante, estructuró un equipo que ocupa muy bien los espacios de mitad de cancha hacia atrás y que aprovecha la velocidad de los atacantes.

Colón defiende sin pruritos, con una formación 4-5-1 y recostado sobre su propio campo. Cuando pierde la pelota nueve jugadores forman un bloque para recuperarla, destacándose en el fondo la solidez del uruguayo Gerardo Alcoba. Al momento de ganarla salen rápido de contrataque aprovechando la velocidad y técnica de Graziani por derecha y Luque por izquierda. Arriba espera Lucas Alario la asistencia de sus compañeros.  Un esquema sencillo, pragmático y hasta ahora muy efectivo.

Días atrás, acerca del presente del equipo y de la preparaciòn Diego Osella declaró: «Hicimos una buena pretemporada y convencimos a los jugadores de que todo se puede. Este es un grupo y un equipo muy solidario. Tenemos una idea clara de juego y cada partido lo afrontamos con gran corazón. Y vamos para adelante porque nos jugamos la permanencia en cada pelota y en cada partido». A ello agregó «Nosotros estamos en un buen momento, sabiendo las limitaciones que tenemos, sabiendo que no nos sobra nada, y que por eso tenemos que pelear cada partido como si fuera el último».

Jugadas nueve fechas del torneo, el equipo que todos veían descendido y padecía una crisis terminal, se recuperó, hoy marcha primero y comienza a alejarse de la zona de descenso directo. Incluso podría tomar aún más oxigeno si es que prospera el pedido a la FIFA para que le reintegre los seis puntos de sanción por la deuda con el Atlante. Colón vive y escribe su propia película, una que hasta diciembre del año pasado pertenecía al género de terror, pero que pocos meses después puede convertirse en una épica.

LM / GF / RG

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