Por Fernando Protto *
En los famosos videos que realizaron Pino Solanas y Octavio Getino que se llamo Actualización Política y Doctrinaria para la toma del poder, en Puerta de Hierro, antes de la vuelta de Perón, el general hablando sobre la conducción política decía que: Conducir es persuadir. Hace unos años falleció mi viejo y al día siguiente del entierro un compañero de mi papá llamo para dar el pésame y me contó como mi viejo movilizaba a los compañeros y que muchos lo envidiaban porque no claudicaba como delegado y lo respetaban. Más de una vez, él me decía que no se podía conseguir que el 100% te apoyaran pero si lograr que un 80% te acompañara y que con eso podías construir de todo. Para mi viejo, como delegado metalúrgico, conducir era persuadir.
Esta fue la esencia del peronismo históricamente, muchos de los dirigentes de base o delegados, no solo construían su conducción persuadiendo a los compañeros, sino también, acompañando a los compañeros y compañeras, no dejándolos solos, apoyando medidas de fuerza (que podían chocar hasta con Perón) y estando al lado de cada compañero y compañera sin abandonar la fábrica. Durante los años de la resistencia peronista, las nuevas dirigencias gremiales, construían su conducción con lucha y persuasión, mostrándose en la pelea por mejoras salariales y sociales. No importa que después muchos tomaron otros caminos en el peronismo, eran respetados por haber estado al pie del cañón cuando fue necesario y lograron cosas para sus gremios, Framini, Vandor, Borro, Ongaro, López, no solo fueron dirigentes por su carisma o poder de negociación, sino porque supieron estar cuando el momento los llamo. Siempre me acuerdo de una docente del profesorado, que me contaba que cuando ella daba apoyo escolar en un barrio de Rosario, le mandaron a un dirigente de la UTA para sacarla (ya que ella militaba en el PRT), cuál fue el resultado, terminaron como amigos porque ella no iba a adoctrinar y él vio en ella a alguien con quien trabajar más allá de la diferencia ideológica. Perón lo tenía claro, conducir en política no es mandar como en el ejército, es lograr generar los acuerdos que te permitan poder construir un poder y sostenerlo.
Esto es una construcción de vida, porque te permite entender que las necesidades del conjunto son las propias, hay una visión de la vida comunitaria, entendiendo que muchas veces, tanto esfuerzo, tiene que tener un saldo positivo. Cuando era chico, había vivido los últimos coletazos de una empresa internacional con muchos laburantes, los 90 la fueron vaciando dejando solo 200, ya de joven, dejando la adolescencia, no se hacían más los asados de fin de año y un día mi viejo me dijo, pasamos muchos cosas complicadas y logramos una estabilidad, vamos a hacer una comida para los compañeros, entonces se le puso entre ceja y ceja hacer una comida para los que estaban y para los que se habían jubilado, como tenía la oportunidad de estar en el detrás de la escena veía como muchos compañeros (delegados ellos) se quejaban de haber organizado eso, pero mi viejo estaba feliz, tenía una sonrisa de oreja a oreja interminable, entonces comprendí, que su felicidad se encontraba en dar un momento de alegría, después de tantos años de sufrimiento y no poder sostener el laburo de muchos compañeros.
Un consejo que me dio mi viejo cuando empecé a ser docente, es que tenía que mostrarle a mis alumnos que era alguien con conocimientos, porque las personas valoran a alguien que sabe y busca trasmitirlo, ahora me doy cuenta que era una enseñanza peronista de conducción y de docencia. Por eso me fui haciendo peronista…
(*) Columnista de Historia en Desde el Barrio