
28 de Septiembre de 2010
Muchas gracias por la invitación.
Después de varias experiencias en medios de circulación nacional, me lancé, con un grupo de periodistas y gráficos, a la realización de dos experiencias profesionales en tabloide, con caracter genuinamente independiente en lo comercial y alta calidad en la concreción: La Señal, y Question Latinoamérica.
El primero, a un color con 32 páginas, orientado a la cobertura de la actualidad nacional y al análisis de los complejos procesos que enlazaron el siglo anterior con el presente. El otro, a cuatro colores e igual cantidad de páginas, destinado a la promoción y el estudio de la realidad latinoamericana en este período de unidad y potencia.
Los dos medios contaban con excelentes periodistas, un apreciable número de lectores -que hoy siguen por internet- y una publicidad acorde a tiradas de 10 mil ejemplares pro medio.
Y cuando todo preludiaba una subsistencia digna, sin afán de obturar otros productos, las crecientes dificultades para acceder al papel en tiempo y precio razonables fueron deteriorando las experiencias.
Esta es la realidad que viven miles de publicaciones populares en la actualidad. Miles de fuentes de trabajo y de información que arañan la supervivencia con dificultados o desaparecen ante la imposibilidad de afrontar los costos.
Pienso que más allá de un tema u otro, de una orientación editorial u otra, en ese rasgo es donde cabe hablar de censura en trazo grueso. De cercenamiento de voces, de mordaza.
La perspectiva abierta por el nuevo Proyecto de Ley implica, lejos de maniatar medios ya existentes, la continuidad de muchos y la apertura de otros.
En este punto, se encuentra en consonancia con la Ley de Medios, que ofrece esa posibilidad en diales y pantallas: Más referencias, más información, más cultura, más investiga ción. No menos, como algunos están argumentando.
Es probable que en ambos casos lo que se observe como cuestionamiento no sea otra cosa que terror a la competencia, curiosamente enarbolado por quienes dicen sostener un ideario liberal.
Como contracara, desde lo mejor de nuestro periodismo nacional, Arturo Jauretche sólo pide: Igualá y largamos. No queremos, quienes seguimos su camino, prebendas ni beneficios especiales.
Solo necesitamos acceso a los insumos y a las licencias, a los lugres de distribución y a la publicidad, en condiciones equitativas.
Es curioso que medios de larga trayectoria, con fuertes finanzas y clara instalación, se nieguen a competir con otros de menor estructura. Conociendo el paño, podemos decir que en realidad temen la calidad de quienes reconocen a Walsh y a Scalabrini, entre tantos, como sus antecesores, a las miradas diferentes sobre la vida y el país, a las decisiones que la población va ya adoptando ante la oferta.
Esas son a mi entender algunas de las claves a tomar en cuenta.
Finalmente: después de tanto tiempo y tanta tempestado, venimos a entender una verdad sencilla, puesta en duda largas décadas: los que ganan no siempre son los mejores.
A veces, son aquellos que supieron torturar a la persona indicada, en el momento indicado.
Y yo espero que se haga justicia.
Gracias por escuchar.
Gabriel Fernández
Director La Señal Medios
Televisión – Radio – Textos en la Web
lasenialmedios.blogspot.com