julio 27, 2025

Para salvar a la ficción nacional

Para salvar a la ficción nacional

Por Guillermo Tello *

“La crisis del medio audiovisual  tiene a buena parte de nuestra gente sin trabajo. Crisis además, que actualmente, se agiganta porque no solo tiene que ver con la economía de nuestro país, que está muy mal, y con una actitud de este gobierno que no se destaca por favorecer a las industrias culturales, sino que a lo local se le suma también la crisis mundial,  que ha generado  un  cambio en la forma de ver contenidos por parte del público”. Así habría su exposición Ricardo Rodríguez el reconocido autor de Amigos son los amigos, Grande Pa y Mi Cuñado, en el 3° Congreso Audiovisual realizado el 14 y 15 de Agosto en la Ciudad de Buenos Aires.

Durante estas dos jornadas de exposiciones y debates ha quedado evidenciada la fuerte crisis productiva y laboral que impacta sobre el sector audiovisual en general, y con una gravedad extrema en la producción de televisión en particular; especialmente en momentos en que la Argentina transita una gran incertidumbre económica y financiera, que amenaza la continuidad de las fuentes de trabajo que aún subsisten.

Mientras en otras regiones del mundo, con mayor o menor experiencia en la producción audiovisual, se llevan adelante programas de incentivo, fomento y protección a las producciones locales de manera exitosa para sus trabajadores, productores y artistas; en nuestro territorio hay un claro retroceso en las políticas públicas para impulsar las industrias culturales, muy especialmente la producción audiovisual nacional y federal. La Multisectorial por el Trabajo, la Ficción y la Industria Audiovisual Nacional, quien organiza estos congresos, cumplirá tres años de existencia en pocos días y desde sus primeras acciones viene alertando sobre los cambios productivos y comerciales del mercado internacional y nacional.

Mientras que en el mundo cada día se producen más y más contenidos, a través de las plataformas de streaming, o de canales de cable,  en forma de series de 8 a 10 capítulos, parece que a nosotros no nos ha tocado en suerte abastecer esa necesidad. La telenovela o teleserie, como se le suele llamar actualmente, que fue elemento fundamental para sostener la producción nacional, tiene a los turcos como protagonistas, que nos cachetean todas las tardes y las noches, en todos los canales nacionales y provinciales. Turquía  inundó no solo nuestras pantallas sino las del  mundo, demostrando que con esta industria también se pueden generar divisas para el país: Hace unos 15 años atrás, las exportaciones de programas de TV le reportaron a Turquía ingresos de apenas 100.000 dólares, en 2015 esa cifra llegó a 250 millones de dólares, y con una expansión que aspira llegar a los 2000 millones de dólares por exportaciones televisivas, hacia 2023.

En nuestro país ya se cumplen 32 meses de cambio en las políticas públicas del actual gobierno nacional, y los resultados son cada día más regresivos. La pérdida de inversión pública y privada así lo evidencia. La falta de regulación de los mercados y escenarios comunicacionales desarrollados por las telecomunicaciones y la prolongada espera del debate en el Congreso Nacional  sobre estos temas, desfavorece a todo el sector de producción, distribución, emisión y comercialización, impactando negativamente en todo nuestro sector audiovisual, todos trabajadores indispensables de la cultura activa de la Argentina, dejándonos cada día con mucha menos presencia y protagonismo en nuestros propios medios audiovisuales y de telecomunicaciones.

“Dado esta situación podemos decir que nuestra ficción audiovisual está herida, pero herida de muerte. Y ante este panorama vemos además con preocupación cómo en las universidades, tanto estatales como privadas de todo el país, hay una enorme cantidad de jóvenes que año a año, se anotan para estudiar carreras referentes a la actividad, y nos preguntamos. ¿Para qué? Echar al mercado miles de jóvenes por año para que no puedan insertarse, además de injusto y frustrante para ellos, es anti económico para la economía del país. La pregunta que nos surge entonces es: cómo podemos hacer para salvar a la ficción nacional. Y tenemos una respuesta: Creemos que la única forma de salvataje, es con  una ley que  fomente la actividad: Fomento para el  gobierno nacional parece una mala palabra, pero queremos aclarar que, en este caso, no se refiere a  que el estado saque dinero de sus arcas para ponerlo en esta industria, sino que sean  aquellos que ganan dinero gracias a  esta industria, los que dejen una porción mínima de esas ganancias para que la misma pueda seguir viva. Que sean  las OTT y las empresas de telefonía que generan negocios de TV, las que  dejen un porcentaje de esas  ganancias para que se puedan producir contenidos nuestros, no solo a nivel nacional sino también provincial: estamos hablando de una ley absolutamente federal. Una ley que, además, plantee una cuota de pantalla que haga que un porcentaje del material que esas empresas  ponen al aire sea ese material que se produjo con su aporte.   Una ley que esta misma multisectorial presentó en el Senado de la Nación,  el año pasado con el número  P3362/17 y que puede ser perfectible, pero es sumamente necesaria para poder rescatar nuestra industria y nuestro público”, así concluía sus palabras Ricardo Rodríguez.

Tal vez no todos sepan que no somos los únicos en el mundo que creemos en esto: países como Canadá, Francia, Brasil, y hasta los Estados Unidos, tienen fomento para  su actividad audiovisual, y en el caso de Brasil,  con una ley similar a la que estamos proponiendo, con una cuota pantalla que le exige a las empresas multinacionales producir 3 horas y media semanales de contenidos en coproducción, y que más del 50 por ciento de esa producción sea para proyectos independientes, o sea  pequeñas y medianas productoras, y también contempla a  las grandes empresas como Globo. Cuando comenzó a aplicarse la última versión de  este ley en 2006, Brasil contaba con alrededor de 600 empresas productoras, y en el 2017 o sea 11 años después, llegó a superar las ocho mil empresas de producción. El gobierno Alemán obligó a Netflix a pagar una cuota para  ayudar a financiar la producción, distribución, y exhibición de su cine nacional.

Si no se toma muy seriamente la responsabilidad de impulsar nuestra ficción, nuestra imagen se irán apagando año a año, quedando apenas alguna que otra expresión de lo que fuimos alguna vez. Varias generaciones crecimos viendo a Carlín, La Banda del Golden Rocket,  Muñeca Brava, Grande Pa,  La extraña Dama,  El Indio Catriel,  Zona de riesgo, Cebollitas,  Chiquititas. Hoy nuestros adolescentes, nuestros niños y niñas, y nosotros también  vemos Fatmagul,  Elif, Kara para ASk, Esposa Joven, Sila, Ezel, Feriha,  El Sultán, y las series de Netflix, Amazon, HBO, Fox… aunque por ahí, haciendo un poquito de fuerza para encontrar un espacio, se asomen,  Cien días para enamorarse,  Sandro,  o el Gallo para Esculapio, haciéndonos ver que nuestro público nos sigue apoyando y por lo tanto, que seguimos vivos.

(*) Director de Tv y Músico Argentino.

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