junio 27, 2025

«El hombre propone y dios dispone» … o cuando el Estado mata

«El hombre propone y dios dispone» … o cuando el Estado mata

Por Jordana Secondi *

En las escuelas aprendimos que el único remedio contra el dolor y el desconsuelo son las palabras.

A veces son palabras habladas o escritas, otras son cantadas, dibujadas o bailadas. También las escuelas sabemos usar las palabras con forma de propuestas que conquistan condiciones materiales para mejorar nuestras formas de aprender y enseñar.

Pero hay un momento, frente a las noticias que nos imponen transitar diferentes dolores, que las palabras, todas y cada una quedan atragantadas, atrapadas en la garganta.

Y ese instante a veces dura unos minutos y otras insiste en perdurar.

Nos metemos para adentro, nos comparamos, nos identificamos y la sufrimos en carne propia.

A Sandra y Rubén, trabajadores en una escuela pública, ella vicedirectora, él auxiliar de portería, la realidad que el Estado propone y dispone para la educación pública, les estalló de frente. Tan literalmente, que el cuerpo de Sandra fue arrojado cincuenta metros del lugar del estallido, se escucha decir que fue la onda expansiva. El cuerpo de Rubén presentó heridas tan lascerantes y profundas que también dan cuenta de la fuerza del impacto de esa realidad.

El poder ejecutivo de la provincia y su ministerio de educación propusieron y dispusieron, por tener el poder para hacerlo, que esa escuela y tantas otras, debían funcionar aunque no fueran un ambiente seguro y de cuidado.

Decidieron desoir los reclamos. Pero también determinaron saber más que quienes día a día sostienen la actividad de las escuelas.

Decidieron desentenderse de sus obligaciones. Pero también prefirieron hacer diagnósticos sobre la gravedad de las alertas desde escritorios lejanos a los pupitres, los desayunos y los patios. También lejanos de docentes, de estudiantes y sus familias.

Estas decisiones no son errores ni desidia, estas decisiones develan intereses y posiciones sobre cómo piensan a las y los trabajadores, cómo y para qué se gestionan los recursos que debieran garantizar el acceso a derechos muchos y entre otros: el de trabajar y no morir en el intento.

Para exorcizar el dolor tenemos que poder decir las palabras que construirán una sociedad más justa:

A Sandra y a Rubén no mueren por la acumulación de gas que explota por prender la luz. Mueren porque la gobernadora y el ministro deciden descuidar escuelas y no destinar recursos para mantenimiento reparación y mejora de infraestructura edilicia.

Mueren porque el derecho social a la educación, para un poder ejecutivo y su ministerio es considerado una secuencia de palabras sinsentido y sin razón para ser garantizado.

Sandra y Rubén hacían su trabajo. Y lo hacían con amor.

Es la única condición en la que es posible aprender y enseñar.

Es el único motor para ejercer la solidaridad.

Es la única manera de construir una sociedad más justa e igualitaria.

* Vicedirectora y profesora de la Escuela de Educación Media N°6 D.E. 5to. Villa 21-24 Barracas e integrante del equipo del Programa de Retención escolar de estudiantes embarazadas, madres y padres.

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