julio 26, 2025

Actualidad | El pueblo que no está

Actualidad |  El pueblo que no está

Por Ariel Weinman (*)

 

El rechazo a las políticas del gobierno nacional se extienden transversalmente en las diferentes regiones del país, las clases sociales y las pertenencias políticas. Las respuestas represivas del estado son directamente proporcionales al crecimiento del hastío de la población frente al ajuste perpetuo.

El gobierno pierde el debate político en el Congreso y en la calle, y la recurrencia al discurso de la pesada herencia para paliar el retroceso no hace más que debilitar sus posiciones. No hace falta conocer las encuestas de las consultoras para registrar la falta de confianza política en el gobierno por parte de vastos sectores. De un lado, basta con leer los posteos de lectores de La Nación; del otro, alcanza con poner la oreja en la tierra para escuchar por donde viene el galope, como sugería Jauretche.

Aunque posee el control del poder judicial y el aparato de las comunicaciones masivas, la oligarquía gobernante no puede evitar la confrontación entre sus enunciados y los que proceden de los suburbios donde habitan los que ajustan su vida a un salario, se inventaron un trabajo o están desocupados. Incluso entre los sectores medios reacios a enunciar cualquier palabra que empiece con pe…

Para resolver esta contradicción, el gobierno de los dueños del dinero utiliza el aparato del estado como fuerza de choque: los operativos represivos forman parte de la cotidianidad nacional. Como los casos de la comunidad wichi de El Quebrachal, Salta, la semana pasada y multiplica hasta el cansancio el gatillo fácil en los barrios populares de todo el país.

La historia se repite, aunque sus múltiples repeticiones y perversiones no están en la Biblia, sino en una rápida repasada por la experiencia de nuestra modernidad colonizada: frente a la reconfiguración de la Argentina a la medida razonada del capital, la razón represiva es la condición necesaria del orden liberal. «Democracia Totalitaria«, la caracterizó el juez Raúl Zaffaroni hace algunos días, con un concepto de enorme densidad política.

Los movimientos de la sociedad continúan resistiendo con la expectativa de que emerja el pueblo que no está. El único que puede activar el mito que esta vez no está exiliado en Madrid ni sabemos dónde.

(*) Conductor de Panorama Federal.

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