Por Clarisa Gambera (*)
Arranca el 2018 y en los programas de la tele se intercalan los romances del verano con un debate que agitan los medios pero instaló el gobierno. “Estoy orgulloso de que haya un policía como vos, al servicio de los ciudadanos” le dijo el presidente Macri a Luis Chocobar, el efectivo de la policía local de Avellaneda que mató a Pablo Kukok a quien le disparó y mató por la espalda cuando huía sin mediar ningún enfrentamiento. La Ministra de Seguridad Patricia Bullrich frente a este hecho volvió a subrayar que «desde el principio de nuestra gestión lo hemos dicho, vamos a cuidar a los que nos cuidan” Así se instaló el debate del verano ¿matar por la espalda sí o no?
Quién era Pablo no es noticia. Podemos detenernos un instante: Pablo Kukok un pibe de Salta hijo de una mamá sola pobre que debió emigrar huyendo de la violencia y se encontró con más violencia, más pobreza y el desamparo. Pablo pasó por comunidades terapeuticas, institutos, residencias pero su vida-destino lo había condenado al nacer.
Doctrina Chocobar
Un conjunto de concepciones ideológicas que cuentan con legitimidad y se imponen como practica habilitada. No se trata de ideas nuevas, las fuerzas de seguridad no han dejado de matar pibes desde el retorno de la democracia pero sí es un nuevo hito la defensa abierta que premia y celebra el accionar desmedido e ilegal de las fuerzas de seguridad. Las consecuencias están a la vista, andan sin cadena las fieras.
Represión estatal y medios. Verano caliente titulan los noticieros. En Quilmes Fabian Enrique de 17 años apareció muerto con dos balazos en la espalda y uno en una pierna. El cuerpo estaba tirado en la entrada de la villa Los Eucaliptos en Quilmes Oeste. El pibe totalmente desarmado intentó sacarle el celular a un policía del Grupo Halcón y este respondió a los tiros. En las redes circuló una foto, un cuerpo vuelto basura tapado con cartones.
Otra noticia recorre las redes y ocupa la sección de policiales/color de los noticieros de los grandes medios. Motochorro de 12 años muere en tiroteo con la policía dice la tele. Hablan de Facundo Ferreira que fue ejecutado con un tiro en la nuca por la Policía en Tucumán cuando interpretó que, él y su amigo circulaban en estado de sospecha, en criollo “portación de cara”. Les dieron la voz de alto, como no frenaron dispararon por la espalda y a la nuca. Su cuerpo quedó tirado en la calle boca abajo.
Cuerpos de pibes otros. Etiquetados. No importa si tienen 10 años o 18, estos pibes no conmueven, no generan cadenas solidarias, no hay para ellos abrazos, ni cuidados. Nadie pregunta por sus sueños, por la escuela o sus amigos y a sus familias se las muestra como negligentes e incapaces y se las culpabiliza. La mamá se Facundo lloraba en vivo por un noticiero del medio día, hablaba de su niño que jugaba al fútbol y que había empezado 1er año de la escuela secundaria pero Nicolás Repetto insistía en que no quedaba claro cómo tenía permiso un chico de 12 años para andar solo a esa hora de la noche en moto.
Algo habrán hecho, por algo será. Democracia devaluada a 42 años del Golpe cívico militar. En este país hay ciudadanos con derechos y otros que nacieron sin nada.
El gatillo fácil no es un invento de este gobierno pero según datos del archivo de CORREPI, que recopila casos de personas asesinadas por el aparato represivo del estado 1983/2017, el gobierno de Cambiemos marca el mayor pico represivo desde 1983. Cada 23 horas una persona es asesinada. Aumentan los fusilamientos de personas desarmadas, en particular varones jóvenes. El 50% de los casos corresponde a personas de 25 años o menos. Si se suman los de menos de 35, se llega al 76% del total. También crecen los datos sobre muertes en condiciones de encierro mayormente de personas sin acusaciones penales. Esta modalidad asociada a la orden del gobierno (Nacional, de la Ciudad y de todas las provincias) de aplicar a fondo las herramientas del sistema de detenciones arbitrarias (averiguación de antecedentes, contravenciones) explica el informe.
En la Ciudad de Buenos Aires, según datos oficiales, la Policía de la Ciudad mató a 24 personas en un año, más de dos personas por mes desde su creación en enero de 2017.
Estamos ante un uso irracional, abusivo, desproporcionado, ilegal y selectivo de la fuerza. Los datos son concretos, no es a cualquiera. Los elegidos son jóvenes de barrios pobres, morochos con gorrita, villeros, hijos de migrantes. Esto se recrudece en este contexto político. Estamos en marzo el mes de la memoria, ¡Nunca más! decimos en las escuelas y organizamos las actividades con los/las estudiantes en torno a esta idea pero afuera en los barrios vuelve a pasar. El Estado mata.
La prensa apunta, la policía dispara
Para crear un otro antagónico hace falta un proceso de exclusión al que se le añada una representación negativa como marca de identidad. No importa quién es ese otro, es un pibe peligroso. No importa su individualidad porque lo que funciona como identidad para este pibe es su estigma, su etiqueta (y es igual para otros como él)[1] Representaciones que habilitan discursos de segregación y mano dura.[2]
Marzo. Murió Cristian «Nano» Cortez , el joven linchado por vecinos por intentar robar un celular en San Juan. Dicen las redes y repiten los medios o dicen los medios y repiten las redes…Ellos o nosotros/ uno menos!, menos mal/ son unos negros de mierda/ ese no era un pibe, era un chorro/… no lo justufico pero se lo buscó, a llorar a Disney/ Que se joda por rastrero, para que sale a robar, los que lo defienden es porque no les robo a ustedes/ Quien mal anda mal acaba. Fin del asunto. Dicen y entonces abalan, reproducen, amplifican, promueven.
El mes de la memoria nos propone reflexionar sobre lo que nos pasó como pueblo y esta democracia que vamos construyendo, vale preguntarnos en este marco ¿qué personas son capaces de linchar a otro? ¿quién son los que aprueban y defienden la barbarie? ¿quiénes los que no se conmueven ante la muerte de un nene de 12 o de un joven de 18 años?. La respuesta es incómoda. Puestos a mirar quiénes eran los que habían publicado alguno de estos comentarios encontramos que se trata de personas parecidas a nosotros, a mis vecinos, a la mamá de algún amigo o amiga, a algún pariente mío, a mis compañeras o compañeros de trabajo. Personas que publican sus fotos familiares, frases de amor, incluso defienden causas nobles en algunos casos, sonríen comparten cadenas de oración, opinan de política a favor y en contra del gobierno de turno.
La deshumanización y la crueldad como pedagogía cotidiana nos van moldeando socialmente. La instalación del miedo, la seguridad/inseguridad como eje ordenador de territorios, relaciones sociales, políticas públicas nos acostumbramos a la violencia.
Gatillo fácil, policía brava y linchamientos
Lo vamos a defender le dijo Patricia Bullrich, Ministra de Seguridad a Chocobar, ubicando a la violencia represiva del Estado contra los pibes pobres como una violencia de referencia que legitima la violencia como una forma efectiva y rápida de solucionar o encarar los conflictos que puedan tener lugar en la vida cotidiana. Violencias insumo que pueden modificar nuestros umbrales de sensibilidad moral…”[3]. Es pertinente sumar a este dispositivo pedagógico la represión de la protesta social abierta y televisada (vale recordar a efectivos de fuerzas de seguridad pateando, gaseando y golpeando a jubilados en vivo durante horas).
La violencia ejercida por el Estado, la promoción de violencia estatal como doctrina que se expresa en políticas de intolerancia, de control social con represión, la legitimación de la mano dura y la justicia por mano propia funcionan como violencia insumo para desencadenar otras violencias. El linchamiento entonces deviene consecuencia directa de esta matriz. “Esa pedagogía es muy precisa: es el papel de los medios y personas que se instalan como pedagogos de la crueldad para enseñar que ese horizonte de sufrimiento es la normalidad”[4] El resultado es la indiferencia social que atrofia la empatía con ese otro que sufre. Habiendo logrado esto esa vida está devaluada.
Los olvidados cuando hablamos de derechos, los elegidos para su aniquilamiento son los niños pobres que nacen marcados. El Estado no los cuida, los excluye, luego los criminaliza y tiene la legitimidad para matarlos.
Este 24 de marzo también nos propone traer a estos pibes del olvido y recuperar su dimensión histórica y política en tanto sujeto social ofrecido en sacrificio en un sistema que no se plantea cuidar a todos, ni incluirlos en un proyecto de vida y que promueve su aniquilamiento.
[1] http://xn--niezyterritorio-zqb.org.ar/2017/07/20/quien-es-ese-pibe/
[2] http://xn--niezyterritorio-zqb.org.ar/2017/07/20/quien-es-ese-pibe/
[3] Esteban Rodríguez Alzueta. La violenta regulación del territorio en el capitalismo criminal en Tiempos Violentos. Barbarie y decadencia civilizatoria. Herramientas ediciones.
[4] http://www.enredando.org.ar/2016/09/18/rita-segato-la-construccion-del-otro-como-antagonico-es-letal
(*) Trabajadora de niñez y maestra. Integra Niñez y Territorio.
Dibujo: Emiliano Suárez.