Por Gabriel Fernández (*)
Hay un sustrato en todo el debate. Si por un lado está el tema paritario nacional, que implica asignaciones presupuestarias para todo el esquema educativo, por otro está el de la calidad de la educación.
En trazo grueso, tomando en cuenta que se trata de un país de dimensiones importantes, la educación pública argentina es muy buena.
Se debe a todo un proceso que involucra a una cultura potente, a gestiones expansivas -peronismo, kirchnerismo- y a la calidad de los docentes.
La obligatoriedad de la educación en el nivel primario se extendió en la Década Ganada hacia el secundario. La medida no fue formal, porque a través de paritarias y Asignación Universal, se facilitó el envío de los pibes de las clases populares a la escuela.
En la misma dirección, se incentivó el estudio con el envío de netbooks, gran cantidad de material bibliográfico y videos a las instituciones educativas.
Hace algunos años, poco antes de morir, el gran investigador Carl Sagan manifestó su dolor por el fracaso de la educación en los Estados Unidos: más de la mitad de los norteamericanos, afirmó, ignoran que la Tierra gira en derredor del Sol.
El sistema educativo argentino está muy por encima de esa banalidad, es mejor que el del resto de América latina, y supera con creces a Asia y Africa. Sólo un puñado de regiones europeas pueden jactarse de igualarlo.
Es gravísimo que funcionarios y medios de comunicación devalúen la educación pública argentina porque, además de la discusión salarial, eso impide la valuación de lo propio por parte de los beneficiarios, que acceden a una educación de alta calidad pero no lo saben.
Es común hablar con personas que a la hora de agradecer su formación sólo se refieren a influencias individuales, maestros de su eventual profesión, pero desconocen que la base de ese desarrollo se asentó en la escuela y lo/as maestro/as.
Para salir a defender un derecho es preciso conocer la trascendencia del mismo. En la Argentina numerosas personas se quejan de llenas de la escuela pública. Y creen que la simple educación privada, donde hay que pagar para pasar, supera sus talones.
(*) Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical federal