diciembre 18, 2024

Aire

Aire

Por Gabriel Fernández *

Si bien Mario Pergolini no es inocente cuando intenta “equilibrar” el conjunto de la programación y coloca a un par de payasos antiperonistas en el dial, su quehacer radial en Vorterix permite establecer una clara distancia con la verborragia envenenada que castiga los oídos. Por un instante tuve que correrme de la magnífica mañana de la Gráfica hacia esa emisora creada tras la ruptura de acuerdos comerciales en derredor de la Rock and Pop, y esto es lo que percibí.

Recorriendo el dial, la sensación era abrumadora. Aprovechando como eje la convocatoria a Cristina Fernández de Kirchner a los tribunales por un perseguidor de patriotas de segunda línea como el empleado Ercolini, las radios sobreactuaron la ya tradicional perorata sobre la “Corrupción K”. En la propia emisora citada, un imbécil se preguntó “¿a quién le rezará Cristina para salir de esta acusación de corrupción?”.

Al arribar Pergolini al aire, el juego se clarificó: empezó a hablar de fútbol para luego desembocar, en medio del aniversario de la creación de la radio a galena, en una completa y atrapante historia de la radio. Rápidamente los oídos descansaron al escuchar un narrador que, simplemente, hablaba con fundamento; porque lo beneficiaba nítidamente la no recurrencia al odio y la propaganda como ejes editoriales. Como he criticado duramente su accionar periodístico en otros períodos, creí pertinente realizar esta observación.

Ahora bien, cuando el aire es genuino, trasluce claves que, en ocasiones, pueden resultar involuntarias. Sobre el cierre de su narración, quien fuera portada de la Rolling Stone lamentó la caída en las audiencias radiales, precisó que el medio en cuestión no encuentra el rumbo y puso de relieve la fuga de audiencia joven. Lo indicó desde su radio eminentemente rocker. La réplica en la mente mana enseguida: cómo no van a caer las audiencias con los profetas del odio, en versión recargada, a toda hora, batallando para imponer una realidad inexistente.

Lo sabemos, a la inversa, en la Gráfica: la audiencia crece, a niveles que por momentos supera nuestra capacidad técnica. Precisamente porque a las empresas que les interesa el país no les interesa el rating (salvo en productos generales de entretenimiento), sino la línea editorial. Entonces la llegada llega hasta donde llega; valga. Cuando se midió en serio, a través de entidades públicas, aparecimos donde en verdad estamos. En este esquema loco en el cual es preciso pagar para figurar, por mucho público real que se tenga, siempre estamos en el innominado “otros”.

Lo supe, directamente, en la Rock and Pop: durante los tres años previos a la ruptura empresarial, fue primera real en el ranking, con una programación interesantísima que combinaba la música con el gran aire del mencionado, con la irreverencia de quien sabemos –a puro juicio, claro-, con fútbol perspicaz, más Peter Capusotto, más el Indio Solari hablando bien de CFK, más una onda general que corría ejes gorilas y se imbricaba con un público joven que empezaba a rechazar el veneno al identificarlo como lo que en verdad era.

La radio en sí misma sigue siendo un instrumento central de la comunicación. Sin desdeñar los otros soportes, configura una clave para la difusión de ideas, noticias, culturas. En verdad no ha caído: caen continuamente las audiencias de la mayoría de las empresas inescuchables por su carga de rencor y mentira. El modelo propuesto por la Gráfica no es mejor sólo por encuadrarse en los rubros alternativa, alterativa, popular, comunitaria o cooperativa. Es mejor porque se escucha mejor. Porque uno puede relajarse y confiar en la narración que recibe, mezcla de placer e inteligencia. Porque además, el oyente puede polemizar con el emisor y sabe que será respetado.

El gran truco es barrer bajo la alfombra el sinceramiento ocasional de Vorterix hoy e insistir en que “todo el mundo” sigue con las AM tradicionales. En hacer creer a quien escucha la Gráfica y su compañeras en distintos puntos del país, que es “el único loco” que sintoniza. Los datos reales dicen otra cosa. Y si es cierto que también, en alguna medida, hay que parecer, cabe recordar que lo básico es ser. Pueden premiarse entre Ellos continuamente, más y más.  Pero los contenidos reales siguen teniendo trascendencia a la hora de elaborar un medio.

(*) Director La Señal Medios / Sindical Federal / Área Periodística Radio Gráfica

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